Si hablamos de ostras de calidad seguramente el primer nombre que nos venga a la cabeza sea Arcade, por la fama que tienen las de este municipio pontevedrés, pero por suerte para los amantes de este suculento manjar las mejores ostras del mundo no solo están en Galicia y hoy nos vamos a dar una vuelta por todos esos sitios cuyas ostras tienen fama mundial.

Actualmente, aparte de ostras salvajes, se consumen gran cantidad de ostras de criadero de grandísima calidad, por eso no son tan caras como hace años, cuando hablar de ostras era sinónimo de hablar de lujo.

Dónde se comen las mejores ostras del mundo

La calidad de las ostras depende del plancton del que se alimenta y de la variedad de ostra de que se trate. Las ostras planas o Edulis, entre las que se encuentran las de Arcade y las de la Bretaña francesa, son las más cotizadas y de mayor calidad gastronómica. Las cóncavas, de menor categoría, se pueden encontrar en Asturias y en el delta del Ebro. En Galicia, también existen unas ostras llamadas Rizadas que pertenecen a este tipo.

Francia, entre las mejores ostras del mundo

La costa atlántica francesa, concretamente entre la desembocadura de los ríos Charente y Garona se concentra el 60% de la producción nacional de ostras del país galo. Localidades como Poiteau-Charentes, Isla de Ré o La Rochelle poseen criaderos de ostras de calidad excepcional, pues a lo largo de los años han perfeccionado los cultivos para conseguir ejemplares de sabor más intenso incluso que las ostras salvajes. En La Rochelle tienen fama mundial Las Gillardeau que, a día de hoy, se exportan a muchos países por su garantía de calidad.

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Dónde comer las mejores ostras del mundo sin salir de Madrid

La capital es buen sitio para degustar ostras de buena calidad tanto gallegas como francesas, tanto al natural como formando parte de platos de alta cocina.

Casa d’a Troya (Emiliano Barral, 14)

Ostras gallegas al natural y toda clase de mariscos en este restaurante gallego regentado por gallegos desde hace décadas.

 

O’ Grelo. Menorca, 39.

Suelen tener ostras gallegas de Cambados y de Arcade. A veces también las Gillardeau francesas.

Mercado de San Miguel (Plza. San Miguel, 1)

El ostricultor francés Daniel Sorlut tiene un puesto en este mercado en el que se pueden degustar in situ o comprarlas para llevar a casa.

Lafayette. (Ages, s/n)

Ostra especial Daniel Sorlut (16 euros + IVA, ración de cuatro unidades).

O’ Pazo. Reina Mercedes, 20.

Este restaurante gallego con casi 50 años de historia en la capital es uno de los mejores restaurantes de pescado y marisco del mundo. En él puedes disfrutar de ostras gallegas Napoleón (3,90 euros/ unidad) y ostras francesas Gillardeau (3,40 euros/ unidad).

La Trainera. Lagasca, 60.

Otro de los referentes del marisco gallego en la capital en el que se pueden degustar ostras gallegas Edulis de tamaño mediano por 30 euros la ración de seis unidades.

Pescaderías Coruñesas

Otra opción más económica para disfrutar de unas buenas ostras y sin salir de casa es comprarlas por internet, por ejemplo en Pescaderías Coruñesas, nos las traen a casa vivas y semiabiertas por un precio más que razonable, 21 euros la media docena de Gillardeau francesas.

Pero si no te conformas con las ostras al natural y quieres que te sorprendan con alguna delicia con las ostras como protagonista, entonces apunta esta otra lista:

Sacha. (Juan Hurtado de Mendoza, 11)

Ostra gallega Napoleón frita en harina de maíz y escabechada con vinagre de Jerez en uno de nuestros restaurantes favoritos de toda la vida.

Barra Atlántica. (Gravina, 17)

El desembarco madrileño de Iago Pazos e Iván Cerqueiro nos ofrece ostras con pico de gallo o con aliño de pepino y manzana.

TriCiclo. (Sta. María, 28)

TriCiclo es otra de nuestras apuestas seguras y, hablando de ostras tampoco defrauda con la ostra francesa a la brasa de sarmiento, sake y cecina de León; y la trilogía de ostras con tres aliños: con escabeche japonés, con leche de tigre y con salsa ponzu y yuzu.

Bibo. (Pº de la Castellana, 52)

Tener a Dani García como chef es señal de garantía y así lo demuestra la ostra francesa Gillardeau con gazpacho verde y jengibre; con ajoblanco cítrico de ponzu; con ceviche rojo o con caldo dashi y pomelo.

Y a ti, ¿te gustan las ostras?

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