Olvídate ya de pastillas de sopicaldo industriales y de caldos de TetraBrick que cuestan un ojo de la cara, que hoy os vamos a enseñar cómo hacer caldo de pollo casero de una forma muy barata y sencilla y va a quedar tan rico como los caldos de nuestras abuelas. ¿El secreto? Muy sencillo. Lo vamos a hacer en una olla de cocción lenta o slow cooker tipo Crock-Pot de gran capacidad para que se cocine muy despacio y todos los ingredientes vayan desprendiendo poco a poco su sustancia y dejándola en nuestro caldo.

Ingredientes

  • Carcasas de pollo, 1 o 2
  • Contramuslos de pollo, 1
  • Zanahorias, 3
  • Cebolla, 1
  • Puerro, 1
  • Agua

Paso 1

Pelamos la cebolla, la partimos en dos de manera que al separar los trozos veamos las circunferencias de las capas. Ponemos a calentar una plancha o sartén al fuego, colocamos las mitades de cebolla con la superficie recién cortada en contacto con la plancha y las dejamos dos o tres minutos a fuego vivo hasta que se tueste. Nos interesa que adquiera un tostado oscuro casi negro, de hecho no importa si llega a quemarse un poco.

Paso 2

Ponemos la cebolla tostada en la olla lenta junto con las zanahorias limpias y cortadas en trozos de un par de centímetros, el puerro cortado en trozos -puede ser la parte verde de algún puerro que hayamos usado para otra receta- y el pollo. Yo en esta ocasión he puesto un contramuslo crudo y la carcasa del pollo asado que hicimos el otro día, pero podéis poner las carcasas crudas, o carcasas y restos de pollos asados. Si usáis carcasas que no tengan nada de carne conviene añadir algún trozo extra de pollo que sí tenga carne, como un contramuslo o un cuarto trasero, que luego podréis aprovechar para una ensalada, o para unas croquetas o para lo que mejor os parezca.

Paso 3

Terminamos de llenar la olla lenta con agua hasta quedarnos unos tres centímetros por debajo del borde, la tapamos y seleccionamos temperatura alta. Lo dejaremos durante 10 horas.

En Cocinillas no nos gusta ponerle sal a los caldos caseros porque eso nos da más juego a la hora de usarlos después. Por poner un ejemplo, si el caldo que hemos hecho no tiene sal y luego nos queremos hacer un ramen con él no tendremos problema en sazonarlo con salsa de soja, en cambio si nuestro caldo ya lleva toda la sal que necesita no tendríamos opción de añadirla, pues nos quedaría una sopa excesivamente salada.

Paso 4

Si hemos tenido la precaución de retirar las pieles del pollo y los trozos de grasa visibles nos quedará un caldo bastante limpio que, tras las 10 horas de cocción apenas necesitará ser desgrasado, por lo que pasado ese tiempo lo podremos usar simplemente colándolo, acción que aunque no es indispensable sí resulta muy conveniente para no llevarnos sustos con pequeños huesecillos de la carcasa que se van desprendiendo durante la cocción, y solo con eso estará buenísimo.

Pero si queréis que quede aún más ligero, después de colarlo, dejadlo unas horas en la nevera y toda la grasa formará una placa sólida en la superficie que bastará con retirarla con cuidado.

Notas

Con muy poco dinero y casi sin ningún esfuerzo tenemos un caldo de pollo casero que podemos usar para preparar un delicioso consomé, una sopa sencilla de fideos, una velouté de ave, un arroz, un ramen japonés o lo que queráis, las posibilidades son infinitas.

Aparte de cebolla, puerro y zanahoria podéis usar más verduras como alguna rama de apio blanco, chirivías o incluso añadir algunos trozos de jengibre o citronella y alga kombu u hojas de lima kaffir si queréis dar un toque asiático al caldo para preparar ramen o sopas tailandesas como la Tom Kha (sopa de pollo).