Uno de los dibujos que marcó mi infancia fue Popeye y no me arrepiento de ello. Gracias a él me atiborré de incontables cantidades de espinacas. Cuando iba a hacer la compra con mi madre recuerdo decirle que me las comprara que si no no estaría fuerte. ¡Ains que años! Pero la realidad no es muy diferente, a excepción claro está de los brazos que ni en broma se nos ponen así.

Como todos sabemos esta verdura nos aporta gran cantidad de hierro, aunque es hierro de baja calidad. La espinaca cruda contiene calcio, hierro, magnesio,  potasio, vitamina A y  ácido fólico. Esta verdura llega a tener más potasio que el plátano (554 mg por 100 g de espinaca frente a los 370 mg por 100 g del plátano). Sin embargo, debido a esto, no es recomendada para personas con insuficiencia renal. Contienen gran cantidad de agua(92% por 100 g) y fibra. Tanto crudas como cocinadas, tienen un bajo aporte calórico, de unas 22 Kcal por cada 100 grs de alimento. Su contenido en hidratos de carbono grasas es bajo,  aunque las grasas que aporta son poliinsaturadas, que ayudan a mantener en buen estado el sistema circulatorio.

También es una fuente de calcio. El  inconveniente que tiene es que resulta más difícil de asimilar. Esto se debe a su contenido en oxalato (se trata de una sal resultante de mezclar magnesio, hierro y potasio), el cual se une al calcio en el intestino e impide que este se absorba el calcio como tal y será un calcio no disponible para nuestro organismo. Por este motivo, hay que tener cuidado con el consumo de espinacas en personas propensas a tener piedras en el riñón.

La espinaca contiene también magnesio, que es necesario el mantenimiento de la función nerviosa y muscular de nuestro cuerpo, ritmo cardíaco, un sistema inmunológico en buen estado y el mantenimiento de la presión arterial.

La espinaca nos ayuda también a tener buena vista porque contiene vitamina A y también a las mujeres en edad fértil que quieran quedarse embarazadas y a niños por su contenido en ácido fólico.

Consejos:

  • Al comprarlas elegir aquellas que sus hojas tengan un color verde brillante, con tallos frescos. Y evitar las de coloración verde amarillentas o con hojas dañadas.
  • Al guardarlas se recomienda guardarlas en la nevera para mantener sus nutrientes  y su sabor. Guardarla en bolsitas de plástico y  sacar la mayor cantidad de aire posible y no lavarlas antes de guardarlas. Si se almacena correctamente, la espinaca se conservará fresca alrededor de 5 días.
  • Al consumirla debe lavarse bien. Lavarlas en un bol con agua, cambiando el agua un par de veces hasta que no haya más residuos de tierra. Dejar escurrir en un colador y descartar las hojas  decoloradas o dañadas.
  • La mejor forma de cocinarla es hervirla de forma rápida (1 minuto). Si se hierve durante un largo tiempo perderá gran parte de sus nutrientes. Si los tallos son más duros y grandes se pueden cocinar junto con las hojas,  agregando las hojas 2 minutos después.
  • La espinaca Baby es buena para comerla fresca y cruda en ensaladas.
  • No se recomienda, en personas sanas, la espinaca enlatada ya que tiene carencia de muchos nutrientes.

Hace poco una amiga me descubrió una manera de comerlas que no sabia y se lo agradezco un montón porque están buenísimas. Y es muy sencillo se trata solo de saltear las espinacas frescas con un chorrito de aceite de oliva y un pellizco de sal. Ya está no tiene más ciencia, para una cena es ideal sobre todo cuando llegamos a casa del trabajo sin ganas de cocinar. También podéis ver una receta muy rápida de una compañera aqui 

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