
Una pieza de carne cocinada iStock
Ni chimichurri ni de setas: esta es la mejor salsa para un chuletón según un chef experto
A muchos les resultará sorprendente, pero la ciencia avala los consejos de este famoso chef. Sirve también para hamburguesas y entrecots.
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Estamos ya arrancando la temporada de barbacoas y de chuletones a la parrilla y hoy vamos a ver una guarnición muy poco habitual, pero que cuando se junta con la carne se convierte en un bocado estratosféricamente delicioso.
Aunque una buena carne no necesita mucho más para ser una fiesta para el paladar, hay muchas salsas que tradicionalmente se sirven con las carnes a la brasa o a la plancha para redondear su sabor.
Entre las más conocidas, tenemos la salsa chimichurri, originaria de Argentina, que se elabora con ajo, perejil, vinagre, aceite y otras especias. Es la salsa que nunca puede faltar con un buen churrasco de cerdo.
En Estados Unidos, las carnes a la brasa van ligadas a la salsa barbacoa, que se emplea tanto para marinar las carnes antes de cocinarlas como ya asadas para potenciar aún más los sabores umami y ahumado.
La mostaza o la salsa de mostaza y miel, con su punto ácido y picante, combinan fenomenal con carnes blancas, como el pollo o el lomo de cerdo a la plancha.
Las salsas de setas con una base láctea de nata y mantequilla son ideales para acompañar todo tipo de carnes rojas a la parrilla o la plancha, desde un chuletón hasta una hamburguesa.
Menos conocida es la salsa Café de París, un clásico de la cocina francesa que fue creada para el entrecot a la parrilla. Para su elaboración se necesita mantequilla, mostaza y una serie de hierbas que le dan un sabor muy aromático.
La mejor salsa para carne según un famoso chef
Explica Tim Anderson, un chef autor de numerosos best-sellers de cocina, que su salsa favorita para el chuletón no es ni la salsa a la pimienta, ni la salsa bearnesa, otras dos grandes clásicas para salsear las carnes.
En su libro Cocina con microondas (Libros Cúpula, 2025), el cocinero confiesa que la crema de espinacas es un lujo comparable al del propio chuletón y, aunque pueda resultar algo extraño, la combinación es una jugada ganadora.
François Chartier en Papilas y moléculas (Planeta Gastro), explica que el sabor umami de las espinacas cocidas puede llegar a ser tan potente como el del miso o de embutidos como el chorizo.
Harold McGee, el famoso divulgador científico, en su libro Aromas del Mundo (Debate), habla de la existencia de un estudio en el que se concluye que las espinacas cocidas desarrollan aromas de especias y de ¡carne!
McGee se refiere a un artículo publicado en el año 2000 en la revista Flavour and Fragrance Journal en el que se habla de los aromas presentes en las espinacas cocidas dependiendo del grado de cocción.
Ligeramente cocidas, se aprecian notas de tabaco, hojas de violetas y té oolong, que se convierten en notas que recuerdan a carne y a humo cuando las espinacas se cuecen durante más tiempo.
Después de saber todo esto, esta salsa favorita de Anderson para acompañar la carne no es un mero capricho, pues la ciencia reafirma esta opinión. Carne a la brasa y crema de espinacas están, químicamente, destinadas a llevarse bien.
En su libro, el chef propone una versión con espinacas congeladas que se prepara en un momento en el microondas. Pero la clave no es la receta en sí, sino las espinacas, por eso, la que viene a continuación es la que suelo hacer yo.
Si tienes una receta favorita de espinacas a la crema, también será una salsa increíble para la carne.
Espinacas a la crema
Ingredientes
- Espinacas frescas, 300 g
- Leche entera, 100 ml
- Nata mínimo 30 % M.G., 100 ml
- Mantequilla, 25 g
- Ajo, 1 diente
- Harina de trigo, 1/2 cucharada (o maizena para una versión sin gluten)
- Nuez moscada en polvo, 1/4 cucharadita
- Sal, al gusto
- Pimienta negra molida, al gusto
Paso 1
Lavamos bien las espinacas frescas y las escurrimos. Si son hojas muy grandes, las rompemos groseramente con las manos. A continuación, las cocemos durante 2-3 minutos en agua hirviendo con sal. Las escurrimos y reservamos.
Paso 2
Pelamos y picamos finamente los dientes de ajo.
Paso 3
En una sartén grande, derretimos la mantequilla a fuego medio. Añadimos el ajo picado y lo sofreímos suavemente durante 1 minuto, evitando que se dore demasiado.
Paso 4
Agregamos la harina a la mantequilla y el ajo. Removemos constantemente con una espátula o varillas durante 1-2 minutos para cocinar la harina y formar un roux, como si fuera para una bechamel.
Paso 5
Vertemos poco a poco la leche caliente, sin dejar de remover, hasta que la mezcla espese y no tenga grumos.
Paso 6
Incorporamos la nata y continuamos mezclando a fuego medio-bajo hasta obtener una crema espesa y homogénea.
Paso 7
Añadimos la nuez moscada rallada, sal y pimienta negra al gusto. Probamos y rectificamos si es necesario.
Paso 8
Incorporamos las espinacas escurridas a la crema. Mezclamos bien y cocinamos todo junto durante unos 10 o 15 minutos para que se integren los sabores y las espinacas desarrollen todos sus matices.