
Un postre popular en Galicia presentado en versión pintxo (Imagen de archivo) iStock
El sencillo postre de las abuelas gallegas que se está perdiendo: con solo 2 ingredientes y listo en un minuto
Es delicioso y aporta calcio y proteínas.
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Las abuelas no solo saben preparar platos que necesitan estar horas al fuego. La cocina tradicional española también es rica en recetas à la minute -al minuto-, esto es, hechas rápidamente en el mismo momento en el que nos las vamos a comer, muchas veces, en la propia mesa en la que estamos comiendo.
El postre de hoy, es también una de las meriendas más tradicionales y apreciadas en Galicia. Más fácil de hacer que untar crema de cacao en pan, este postre, del que se preparan otras variantes en el resto de España combina dos ingredientes que, aunque ya están ricos por separado, cuando se juntan son una verdadera delicia.
Esta combinación simple, pero exquisita, es puro equilibrio entre la cremosidad y el sabor ligeramente ácido de algunos quesos típicos de Galicia con la dulzura y la textura densa de un ingrediente que cada vez es menos popular en nuestras despensas, el dulce de membrillo.
El dulce de membrillo, carne de membrillo o, simplemente, membrillo es una pasta de color ámbar elaborada a partir del fruto del mismo nombre que se obtiene cociendo la pulpa con azúcar hasta lograr una consistencia firme y ligeramente gelatinosa gracias a la pectina de la fruta. Por si alguien no lo ha probado nunca, el dulce de membrillo es como una mermelada muy espesa y solidificada.
En muchas casas gallegas, cuando los membrillos estaban en temporada, se preparaba de manera artesanal, siguiendo recetas transmitidas de generación en generación, pues gracias a su alto contenido en azúcar, se podía conservar durante meses. Por la misma razón por la que las mermeladas no pueden faltar en ninguna buena tabla de quesos, el sabor dulce del membrillo lo convierte en un acompañamiento ideal para los quesos gallegos, especialmente, cuando se trata de un membrillo elaborado artesanalmente.
Los mejores quesos gallegos para hacer queso y membrillo
Los quesos gallegos que más se utilizan para comer con membrillo son también dos de los quesos más conocidos fuera de Galicia. Estos quesos, que cuentan ambos con denominación de origen y son verdaderos iconos de la gastronomía gallega, son y el queso Arzúa-Ulloa y el queso de tetilla.
El queso D.O.P. Arzúa-Ulloa
El queso de Arzúa-Ulloa es tan popular en Galicia que en su tierra se lo conoce como "queso del país". Se elabora, principalmente, con leche de vaca cruda o pasteurizada de razas autóctonas como la Rubia Gallega, Frisona o Pardo Alpina. Su forma es cilíndrica y ligeramente aplanada, con una corteza fina y lisa de color amarillo pálido.
En cuanto a su textura, es blanda y cremosa, con un alto contenido de humedad que le da un corte untuoso que, cuando está muy fresco, hasta se puede extender sobre el pan. Su sabor es suave y lácteo, con notas ligeramente ácidas y mantecosas, lo que lo hace ideal para combinar con sabores dulces como el membrillo. Su aroma es delicado, evocando la frescura de la leche con la que se elabora.
El D.O.P. Queso Tetilla
El queso de tetilla es otro de los quesos más emblemáticos de Galicia. Se distingue fácilmente por su forma cónica o de "tetilla" que debe presentar una altura superior al radio de la base e inferior a su diámetro, que le da su nombre. Se elabora con leche de vaca pasteurizada, generalmente de las mismas razas que el Arzúa-Ulloa.
Su corteza es fina, lisa y de color amarillo pajizo, mientras que su interior es blando, cremoso y de textura homogénea con pocos "ojos" que se reparten de forma regular. Su sabor es suave, ligeramente salado y con un toque ácido más sutil, lo que lo hace muy versátil en la gastronomía. A diferencia del Arzúa-Ulloa, el queso de tetilla tiene una consistencia un poco más firme, aunque sigue siendo un queso de pasta blanda.
Ingredientes para hacer queso con membrillo
- Queso gallego "del país" (tetilla o Arzúa-Ulloa)
- Dulce de membrillo de la mejor calidad posible
Paso 1
Es tan sencillo como cortar lonchas de queso de, aproximadamente, un centímetro de grosor, y poner encima de cada una de ellas una loncha de membrillo de aproximadamente el mismo grosor.
Paso 2
Si se desea una presentación más cuidada, una vez colocado el membrillo sobre el queso, podemos usar un cortapastas para que los bordes queden regulares. Si cortamos piezas de pequeño tamaño, pueden servirse como pinchos dulces o montarse pequeñas brochetas que alternen bocados de queso con bocados de membrillo.
Paso 3
Cuando el queso con membrillo se va a tomar como merienda, se puede presentar en bocadillo, metiendo una loncha de queso y otra de membrillo en un trozo de pan de barra.
Adaptar el queso con membrillo al 2025: una versión más saludable
Una de las razones por las que el queso con membrillo se está perdiendo en los postres y meriendas del día a día es el elevado contenido en azúcares -y, por extensión, de calorías- del dulce de membrillo. Muchas veces, las tradiciones tienen que evolucionar y adaptarse a los tiempos para sobrevivir y ese podría ser el caso de este sencillo postre gallego.
Se podría hacer una versión más saludable del queso con membrillo de nuestras abuelas sustituyendo el membrillo por una gelatina de frutas sin azúcares añadidos. Esto reduciría significativamente la cantidad de azúcares simples y calorías, manteniendo el contraste de sabores y texturas.
Para ello, se podría preparar una gelatina casera con puré de frutas naturales, como manzana, pera o fresas, y usar gelatina sin sabor o agar-agar como espesante en lugar del azúcar y la pectina del membrillo tradicional. De esta manera, se conservarían algunos beneficios nutricionales de la fruta, como la fibra y algunas vitaminas y antioxidantes, pero sin el exceso de azúcares refinados.
Al combinar esta gelatina con un queso como el Arzúa-Ulloa o el tetilla, conseguiríamos un postre que es una fuente de proteínas, calcio y grasas saludables con un mejor perfil nutricional. Sería una alternativa ideal para personas que buscan reducir su consumo de azúcar sin renunciar al placer de esta merienda clásica que a muchos nos recuerda a la infancia.