Os voy a confesar algo, nunca espero a que sea Carnaval para hacer filloas, por muy típicas que sean de estas fechas, cuando algo está rico, ¿por qué no comerlo durante todo el año? Sobre todo si se trata de algo como las filloas que sí, vale, no son hojas de lechuga, pero en general las filloas, ya sean filloas de caldo como filloas de leche, tampoco son una megabomba nutricional.

Ingredientes

  • Harina de trigo, 135 g
  • Impulsor, 1 sobre
  • Sal, ½ cucharadita
  • Leche, 250 ml
  • Agua, 250 ml
  • Huevos M, 3
  • Tocino, 1 trozo para engrasar la sartén
  • Azúcar y canela, opcional

Una vez más, para los que penséis que una filloa es lo mismo que una crepe, os insisto en que no, las filloas no llevan mantequilla en la masa, son más finas y tienen ese calado característico que hace que parezca que están hechas de encaje. Se pueden hacer con caldo, o cuando hay prisas, se pueden hacer filloas de leche, como las que os enseño hoy y, aunque se toman como postre, no tienen por qué llevar azúcar.

Cómo hacer filloas de leche

1: Preparar la masa o amoado

La verdad es que no sabría como traducir amoado que así es como se llama a la mezcla de ingredientes para hacer filloas, pues por su consistencia casi líquida, tampoco es que sea precisamente una masa.

Para hacer la mezcla ponemos en un bol la harina, la sal, el impulsor o levadura química, la leche y el agua. Batimos hasta que no queden grumos, añadimos los huevos batidos y seguimos batiendo hasta tener una mezcla de consistencia similar a la nata líquida.

2:  Hacer las filloas de leche

Pinchamos el trozo de tocino y lo pasamos por al superficie de la sartén bien caliente para engrasarla. Echamos un poco de masa y movemos la sartén para que se reparta por toda la superficie. Normalmente la primera filloa siempre quedará un poco más gordita de lo deseado, pero es la de “prueba”, que le sirve al cocinero para ver si la mezcla necesita más o menos sal y para tantear la cantidad de masa que hay que echar de cada vez.

La dejamos que se cuaje en la sartén y cuando veamos que los bordes empiezan a secarse y despegarse es el momento de darle la vuelta. Si queremos filloas de leche dulces, en este momento las espolvoreamos con un poco de azúcar o una mezcla de azúcar y canela.

3: Servir las filloas

Según se van haciendo las filloas se van apilando en un plato y es aconsejable que no haya gente revoloteando por la cocina, porque lo normal es que les de por ir cogiendo filloas del plato y nos parecerá que la torre no sube. Se pueden comer calientes o frías.

A las filloas no les gusta la cocina de inducción

Como cada vez que echamos la masa a la sartén tenemos que levantarla y hacerla girar para repartir bien la masa, en ese momento las cocinas de inducción de apagan, lo que puede resultar bastante engorroso aparte de no sentarle muy bien a la cocina. De hecho, cuando hay que hacer gran cantidad de filloas, lo mejor es una cocina de gas o vitrocerámica con varias sartenes a la vez, así es como no se tarda nada.