Aunque soy muy golosa, la verdad es que las tartas no son precisamente santo de mi devoción. No me suelen apasionar demasiado las tartas rellenas, las clásicas de cumpleaños, con bizcocho y mermelada, con nata… Puf me saturan un poco, la verdad. Sin embargo, la Tarta de Santiago es una de las tartas que más me gusta. Y supongo que será porque no se parece en nada a una tarta propiamente dicha.

Hace unos días fue mi cumpleaños y, como no, recibí regalos muy Cocinillas de los que os hablaré próximamente. Entre ellos, me regalaron un molde que creo que es básico para hacer tartas bajitas, de las que no llevan levadura, un molde rizado desmoldable. Ya tengo en mente un par de receta que enseñaros, pero mientras tanto, os dejo con esta preciosa Tarta de Santiago, delicioso clásico de la repostería gallega.

Preparación de la Tarta de Santiago

En primer lugar, vamos a poner a precalentar el horno con calor arriba y abajo a 180º, y mientras tanto vamos a hacer la masa. Si hemos optado por comprar la almendra entera, debemos triturarla lo más finamente posible (casi dejándolo hecha una harina) con un robot de cocina. Después, incorporaremos el azúcar, la canela y la ralladura de limón y lo mezclaremos bien hasta que quede bien homogéneo.

Por último, añadiremos los huevos batidos y, con ayuda de una espátula, mezclaremos poco a poco, intentando que no entre demasiado aire en la masa, pues si no tendremos una tarta más alta y esponjosa, y personalmente creo que no es una tarta que deba quedar así, sino más bien compacta. Si lo hacemos con un robot de cocina como en mi caso, lo mezclaremos a baja velocidad. Hecho esto, nuestra masa estará lista para hornear.

Engrasamos el molde con un poco de mantequilla o un papel impregnado de aceite y un espolvoreando un poco de harina, o incluso con un spray antiadherente para esta clase de menesteres. Con respecto a los spray antiadherentes, yo no era partidaria de utilizar un producto preparado industrialmente para engrasar cuando disponemos de engrasantes naturales en cualquier cocina, pero entonces llegaron a mi cocina los moldes Nordic Ware y sus intrincadas formas. Y queridos Cocinillas, es tremendamente más sencillo engrasarlos con un spray que andar hueco por hueco con la mantequilla y la harina, procurando que quede uniforme. Dicho esto, y sea cual sea el método que usemos, nos aseguraremos de que queda bien engrasado y rellenaremos el molde con nuestra masa, vertiéndola siempre por el mismo punto para no crear burbujas.

Introducimos el molde en el horno, bajaremos la temperatura a 160º y hornearenos unos 50 minutos o hasta que la superficie esté bien dorada y crujiente. Mientras tanto, nos descargamos la cruz de Santiago, la imprimimos y la recortamos con cuidado. Os recomiendo que si podéis, utilicéis un papel grueso para imprimirla, para que tenga más consistencia y sea más fácil manejarlo. Cuando esté horneado, lo dejaremos enfriar, lo desmoldaremos y colocaremos la cruz donde más nos guste (yo la he puesto en un lateral por variar). Haciendo uso de un colador y con cuidado, vamos espolvoreando con azúcar glass la superficie de la tarta hasta cubrirla por completo y retiraremos con mucho cuidado la cruz.

Resultado

Tiene un sabor y un aroma que hará que toda la casa huela a gloria, ¡abriréis las ventanas para que lo huelan hasta los vecinos! Como curiosidad os contaré que tradicionalmente existen dos tipos de Tarta de Santiago. Una versión es la tarta forrada con masa de hojaldre, como si de una tarta de queso se tratase, donde la masa de almendras está contenida por el hojaldre, y la otra versión es la que os hemos enseñado hoy, la tarta sin forro, que se hornea directamente sobre el molde. ¿Sabíais que las recetas de las distintas variedades de la Tarta de Santiago están en el B.O.E.? ¡A cuadros me he quedado! Espero que os guste y disfrutéis de esta deliciosa tradición gallega.

Tiempo: 60 minutos

Dificultad: 2/5

Digestión: 3/5

Precio: 6 €

Noticias relacionadas