La quiche es una de mis recetas más socorridas. Para quien no la conozca, se trata de un clásico de la gastronomía francesa, quizás uno de los más extendidos y versionados a nivel mundial, procedente de la región de Lorena. La quiche es una tarta salada, compuesta de una base de masa quebrada y rellena de diferentes ingrediente que se cuajan con una mezcla de huevo y nata.

La receta original, la quiche lorraine, se rellenaba con puerro y jamón, pero desde su nacimiento en la Edad Media ha recorrido un largo camino y, aunque la clásica es un éxito asegurado, podemos encontrar miles de variantes igual de deliciosas.

La receta de quiche que os traigo hoy es muy fácil, rápida y ligera que vamos a preparar con coliflor. Para empezar porque he usado una masa integral y vegana que reduce considerablemente la cantidad de grasa de la masa quebrada convencional (que es una delicia, pero no apta para todos los días) y se hace en una patada. Si os da mucha pereza, siempre podéis usar una base para tarta comprada, pero tanto a nivel de salud como de sabor recomiendo encarecidamente hacerla. Y más en este caso, que en el tiempo que tarda en cocinarse la coliflor tendréis la masa lista.

Y si no, siempre podéis hacer varias cuando tengáis el día inspirado y congelarlas estiradas entres dos papeles de horno. Además, en lugar de nata, suelo hacer mis quiches con leche evaporada o con queso batido 0% (la versión más light de todas). Con estos dos cambios, pasamos de una receta bastante pesada a una comida ligera y equilibrada a la que podremos recurrir a menudo adaptándonos a lo que tengamos en la nevera y al gusto de nuestros comensales.

Otras recetas de quiche son la de salmón ahumado que podéis encontrar aquí o la de jamón y queso que está aquí.

Preparación de la quiche fácil

Lo primero que haremos será limpiar y cortar en pequeños ramilletes el trozo de coliflor que vamos a usar. A continuación, podemos cocinarlo al vapor durante unos 20-30 min o en el microondas, unos 15 minutos. Tiene que quedar blandita, pero que no se deshaga. Encendemos el horno a 180ºC.

Mientras tanto, preparamos la masa. Para ello, ponemos a hervir el agua y mezclamos la harina, sal y pimentón en un bol. Agregamos el aceite al bol y mezclamos enérgicamente con una cuchara o tenedor. Por último, incorporamos el agua hirviendo y removemos unos minutos más hasta obtener una masa homogénea y lisa. Amasamos un par de minutos con las manos sobre la encimera mientras se templa y ya estará lista para usarla.

Dividimos la bola en dos y estiramos cada parte entre dos papeles de horno hasta que tenga el tamaño adecuado para cubrir nuestro molde. Si solo vais a preparar una tarta pequeña, podéis congelar la otra bola, estirada o enrrollada sin quitarle los papeles de horno. Si pensamos usarla pronto, podemos simplemente conservarla en la nevera, sin estirar, envuelta en film.

Engrasamos el molde (en este caso yo no lo hice porque el mío era de silicona)  y colocamos la masa encima recortando lo que sobre. Un buen truco para que los bordes queden perfectos, es pasar el rodillo por encima, de manera que el corte que se produce en la masa queda exactamente paralela a las paredes del molde. Ahora tenemos que blanquear la masa, horneándola durante 10-15 minutos sola, para que termine de hacerse después con el relleno. Lo ideal, es colocar un papel de hornear con algún peso encima (por ejemplo, unos garbanzos).Aunque yo os confieso que la mitad de las veces no lo hago…

Ahora batimos el huevo con la leche evaporada, la sal, pimienta y nuez moscada a gusto. Comprobamos si la coliflor esta o si necesita unos  minutos más de cocción. Una vez que la coliflor esté tierna y la masa a medio hacer (no dorada, ojo, blanqueada), solo nos queda distribuir las florecillas de la verdura encima de la base y verter con cuidado la mezcla de huevo y leche, procurando que quede bien repartida. Llevamos de nuevo al horno unos 15 minutos más, hasta que la masa esté dorada y el relleno cuajado.

Resultado

La quiche es deliciosa tanto recién hecha, templadita, como fría, varias horas después e incluso al día siguiente. Por ello, es algo a lo que suelo recurrir a la hora de hacer un picnic. En casa, podemos degustarla como plato único, tomando un par de buenas porciones, o acompañado de una ensalada para completar el aporte de vitaminas.

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