En casa no nos gustan los postres. Sin acritud, somos más de salados. Por eso, teníamos claro que el factor sencillez, suculencia y sabor eran clave en esta receta que os queremos recomendar. Estas natillas árabes sin huevo han sido todo un éxito.

Ingredientes para preparar natillas árabes sin huevo

  • Leche entera, 500 ml
  • Harina de fécula de maíz, 85 g
  • Azúcar, 50 g
  • Extracto de vainilla, 1 cucharada
  • Agua de azahar, 2 cucharadas
  • Miel, al gusto (para la cobertura)
  • Pistachos, al gusto (para la cobertura)

Cómo preparar unas natillas árabes sin huevo

1: Preparar la harina de fécula de maíz en frío

Agregamos en un bol seco la fécula de maíz. Añadimos 150 ml del total de leche. Incorporamos extracto de vainilla si nos gusta el aroma —es totalmente opcional— y la cantidad de agua de azahar, pilar aromático de este postre. Batimos para integrarlo todo bien. Reservamos.

2: Hervir leche y agregar la harina de fécula de maíz

En una olla, llevamos a ebullición los 350 ml restantes de leche. En cuanto nos muestre las burbujas, moderamos el fuego y lo mantenemos constante a potencia media. Incorporamos la mezcla que hemos preparado con la harina de fécula de maíz.

Añadimos el azúcar. Si empleáis azúcar moreno, como nosotros, las natillas cogerán el tono tostado que ves en las imágenes. Lo mismo ocurre con el matiz de extracto de vainilla. Si por el contrario, hacéis uso de azúcar blanco y eludís el paso de la vainilla, vuestras natillas serán completamente blancas e inmaculadas.

Batimos con las varillas manuales hasta espesar y adquirir una textura homogénea y sin grumos. Debemos obtener una consistencia cremosa. Reservamos.

3: Verter en recipientes y enfriar

Tan fácil como suena en el título. Escogemos los recipientes donde vayamos a comernos luego las natillas sin huevo árabes. Volcamos la crema que hemos preparado en la olla.

Llenamos nuestros recipientes y dejamos enfriar a temperatura ambiente un mínimo de treinta minutos. Luego, introducimos los recipientes en la nevera un mínimo de cuatro horas.

4: Servir

Podéis añadirle cualquier cobertura. Nosotros hemos escogido un clásico: pistachos troceados y miel. Cuidado con añadir una torre de elementos, ya que el agua de azahar es el nexo de unión de esta receta y su fragancia cítrica debería predominar sobre las demás.

Notas

El pasado domingo hice una parada en un oculto y fantástico restaurante marroquí, cerca del rastro. Comida casera y tradicional. Pregunté por este postre. «Como unas natillas», me dijo el dueño, «pero con agua de azahar». Además, me lo dijo sonriendo. Nada puede salir mal, pensé. Efectivamente, la experiencia fue de manual. Se me dilataron las pupilas y mi paladar pasó a un estado de euforia. Estaba claro que lo siguiente era compartirlo con vosotros.

Hemos visto muchos tipos de mahalabia circulando por la red, con todo tipo de coberturas. La gente comparte su arte y crean coberturas vibrantes de color. Podéis coronar estas natillas árabes con mermelada casera, compota, frutos secos, siropes… No os pongáis límites si vuestra mano es diestra en la repostería.

No os vamos a engañar en menesteres donde no somos especialistas: no sabemos exactamente la procedencia del postre. Varias fuentes indican la región de lo que actualmente conocemos como Oriente Medio. Con frecuencia, se apunta como cuna de nacimiento Libia. Al igual que los platos de cualquier otro continente, en función de los países se modifican pequeños aspectos de la receta que lo adaptan a sus ingredientes y tradiciones locales. Lo que sí sabemos con certeza es que su sencillez y composición lo convierten en un clásico alimento para los practicantes del ramadán.

Hasta a nosotros, ajenos al universo repostero, nos han encantado estas natillas árabes sin huevo. Pruébalas. Económicas, rápidas de preparar y muy agradables por ese fondo cítrico que le añade el agua de azahar. Pásate por nuestro Facebook e Instragram y cuéntanos qué tal te han salido.