El otro día teníamos carne para guisar que nos había sobrado de una compra anterior, y decidimos darle uso. Yo tengo un problema con la carne guisada, todas me saben igual, y quería cambiar. Por suerte encontré esta receta en un libro que andaba por casa bastante antiguo. Me pareció muy sencilla y tenía pinta de que no me iba a saber a lo mismo.

La palabra guiso puede llevar a equívoco y traducirse en nuestro cerebro como “complicado”. En este caso nada más lejos de la realidad, y lo vais a ver según vayamos relatando cada paso.

Primero de todo será coger la ternera para guisar y cortarla en dados grandes, si es que no viene cortada ya, lo cual no sería en absoluto extraño. Salpimentamos primero y después enharinamos los trozos de manera que no nos quede ni un trozo sin cubrir.

En una olla grande calentamos el aceite y freímos la carne. Mientras tanto picamos la cebolla muy menudo, para que luego se “derritan” más fácilmente. Cuando la carne esté lista (se empiece a dorar) incluimos la cebolla a la olla y dejamos que se poche mientras termina de dorarse la carne. Todo esto, a fuego medio-alto y bajamos a medio tras incluir la cebolla.

Después añadimos el vino y el caldo, en ese orden y separando la añadidura de uno y otro por un período de 2 minutos. Volvemos a subir el fuego un poco. Dejamos que se termine de hacer con la olla destapada durante otros 20-25 minutos, apagamos el fuego, dejamos reposar unos minutos (no más de 5) y servimos en una fuente. Ya veréis que rico está, buen provecho.

Tiempo: 40 minutos

Dificultad: 2/5

Digestión: 4/5

Precio: 8€

 

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