Después de un mes a dieta más o menos estricta el otro día el cuerpo me pedía a gritos lo que podríamos denominar grasaza de la chunga, y nada mejor que unos aros de cebolla crujientes.

Los fritos y yo no nos llevamos demasiado bien. Me gustan, pero si me paso comiendo, el estómago se me rebela y siento ganas de morir. Sin embargo me dio igual, era tal el antojo que tenía de fritanga guarrindonga que me lié la manta a la cabeza y me puse a hacer estos maravillosos y extra crujientes aros de cebolla. ¡Date un capricho y pruébalos!

 

Preparación de aros de cebolla crujientes

Es más “entretenido” que complicado.

Lo primero que haremos será preparar los 3 recipientes para hacer nuestra “cadena de montaje”. En un cuenco o en un plato hondo bate el huevo. En otro cuenco echa el pan rallado. Y en un tercer cuenco o planto hondo haz una mezcla con la harina, la maicena, la sal, la pimienta y el ajo en polvo (también puedes echar otras especias como paprika o cayena, o incluso curry, para darle un toque especial a tus aritos)

Con los tres recipientes preparados, pelamos y cortamos la cebolla transversalmente de forma que queden aros de más o menos un centímetro de ancho.

Empezamos con el montaje: de uno en uno, vamos pasando cada aro primero por el huevo batido, luego por el cuenco con harina, nuevamente por el cuenco con huevo y finalmente por el cuenco con pan rallado. Los vamos reservando en una fuente para luego freirlos a la vez en una o dos tandas como mucho. Esto es lo más rollo de la receta, pero luego el resultado merece la pena.

Cuando los tenemos todos bien rebozados y empanados tenemos dos opciones: o los freímos en abundante aceite caliente o los hacemos al horno sin grasas extra. Para hacerlos así, precalienta el horno y cuando esté caliente mete los aros separados entre sí, que no se amontonen, pulveriza con un spray un poco de aceite por encima y hornea a 180º durante unos 20 minutos. En el horno también quedan muy ricos y muy crujientes, os lo garantizo, eso sí, no quedan tan doraditos ni tan bonitos a la vista. Sin embargo, en esta ocasión, como quería sucumbir a mis deseos de grasaza, los hice fritos, para ello puse a calentar abundante aceite en una sartén y cuando estuvo bien caliente los fui echando hasta que estaban doraditos (en un minuto más o menos). Se escurren bien sobre papel de cocina absorvente y ya están listos para devorar.

Resultado

Unos aros de cebolla deliciosos y super-crujientes para comer solos o como acompañamiento.

Tiempo: 45 minutos

Dificultad: 2/5

Digestión: 3/5

Precio: 2 €

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