Javi, joven que vive en un minipiso, en un montaje de El Español iStock
Javi (20), joven español que vive en un piso de solo 13 m²: "Así organizo una cena para 10 personas en casa"
Javi tiene 20 años, trabaja en un hotel en París y vive en un piso de 13 metros cuadrados donde el espacio está milimétricamente calculado.
"Quién quiere un piso grande si tienes 10 amigos, eso ya es ser rico" dice una usuaria en un comentario al vídeo subido por el tiktoker @javicelemin en el que explica cómo la falta de metros cuadrados no es problema para recibir visitas.
El joven, de tan solo 20 años, vive en el centro de París en un apartamento de tan solo 13 m2 que, pese a su tamaño minúsculo, otros usuarios lo han alabado por su ubicación, porque le permite no tener que compartir piso con otras personas y porque con un poco de organización ha podido organizar una velada social con sus amigos.
Unos buenos quesos, un buen vino, pan, patés, crudités de verduras... es, al final, todo lo que se necesita para disfrutar de unas horas en buena compañía y sin que suponga mucho esfuerzo,
Cena para 10 en 13 m²
"Siempre que digo que vivo en un piso de 13 metros cuadrados en el centro de París, me decís que preferiríais no tener un piso o estar en la cárcel", comienza diciendo Javier en un vídeo con el que intenta mostrar cómo se organiza en su minipiso.
"Así que hoy me vais a acompañar a hacer una cena para 10 personas" y, por imposible que parezca, Javier sale airoso del reto disfrutando de una mesa con todos sus amigos en la que no faltan ni las velas.
@javicelemin ig: javicelemin
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Según explica, la clave "cuando vives en un piso así de pequeño es que todo se pueda aprovechar, desde el espacio hasta los muebles".
Por eso, todas sus mesas y sillas se pueden plegar y guardar. De esta manera, cuando no se necesitan, "no tienen que estar en el medio ocupando espacio", añade.
No obstante, advierte que "una cosa con la que tienes que tener mucho cuidado cuando tienes un piso tan pequeño es con acumular muchísimas cosas, porque al final tienes más cosas que espacio y es horrible".
Un truco perfecto para las cenas de Navidad
Una vez desplegada la mesa y las sillas, Javier utiliza un truco que, lo confieso, yo he usado también en muchas cenas con amigos. Explica que, como no tiene lavaplatos y no quiere recoger y fregar todo a mano, opta por comprar mantel y platos de papel.
Esto no solo es cómodo porque, una vez terminada la cena, solo hay que meterlo todo en una bolsa y tirarlo a la basura, sino también porque hace posible no tener que acumular menaje que no se utiliza en el día a día.
Javier acaba su vídeo diciendo que la cena estuvo muy bien y que "un espacio pequeño no significa que no se puedan hacer grandes cosas".
Los jóvenes y la vivienda en España
Aunque Javier es uno de esos jóvenes que ha decidido irse a probar suerte en otro país, en el nuestro su situación, probablemente, no sería muy diferente. España vive una crisis de vivienda sin precedentes que golpea especialmente a los menores de 35 años.
El precio medio del alquiler ha superado los 1.000 euros mensuales en ciudades como Madrid y Barcelona, mientras que los salarios de entrada apenas alcanzan los 1.200 euros netos y sin pagas. La situación es simple, emanciparse se ha convertido en una quimera.
Los datos son estremecedores. Solo el 16 % de los jóvenes españoles puede vivir de forma independiente, la tasa más baja de la Unión Europea. La edad media de emancipación ronda los 30 años, cinco más que en países como Alemania o Francia.
Las entidades financieras tampoco ponen las cosas fáciles, pues exigen contratos indefinidos y nóminas que tripliquen el precio del alquiler, requisitos inalcanzables para una generación marcada por la precariedad laboral.
El problema se agrava con la escasez de vivienda social, que apenas representa el 2 % del parque inmobiliario español, frente al 30 % que puede llegar a alcanzar en otros países europeos. Mientras tanto, el auge de los alquileres turísticos ha retirado miles de pisos del mercado residencial, disparando aún más los precios.
Esta realidad dibuja un horizonte sombrío, una generación a la que se está condenando a depender de sus familias o destinar la mayor parte de su salario a un techo que nunca será propio.