
Brócoli congelado.
Ni echar especias ni hornear: haz este sencillo truco para que el brócoli congelado esté mucho más bueno
Un método muy fácil para que esta verdura parezca casi como recién cosechada.
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Cuando se habla de vegetales congelados, el brócoli suele tener mala prensa (que si se aguachina, que si pierde el color, que si huele raro...), pero este humilde vegetal tiene mucho que ofrecer incluso desde el congelador.
La clave es cambiar la técnica de cocinado: hervir el brócoli congelado puede resultar en una textura blanda y un sabor diluido y puede provocar la pérdida de nutrientes hidrosolubles.
En su lugar, técnicas como el salteado permiten conservar mejor sus propiedades y su sabor.
Cómo mejorar el brócoli congelado
Como decimos, una técnica efectiva es saltear el brócoli sin descongelar, poniéndolo directamente en una sartén caliente con aceite de oliva (el salteado carameliza los bordes y potencia el sabor natural del brócoli).
Otro aspecto clave es distribuir bien las piezas de brócoli de forma que no se amontonen. Esto favorece una cocción uniforme y permite que se evapore la humedad.

Brócoli en una sartén.
Otras opciones para mejorar el brócoli congelado
Otras alternativas son hornear el brócoli, saltearlo al estilo asiático o gratinarlo.
Horneado
1. Coloca el brócoli (aún congelado) en una bandeja apta para horno con papel vegetal.
2. Rocíalo con aceite de oliva y tus especias favoritas.
3. Hornea a 200 ºC durante 15 o 20 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción. Esto intensifica el sabor natural y les da un toque crujiente. ¡Quedan como chips de brócoli!

Brócoli en una bandeja de horno.
Salteado asiático
Saltea el brócoli congelado en un wok o sartén con un poco de aceite de sésamo o de oliva, ajo picado, salsa de soja baja en sal y un chorrito de limón o vinagre de arroz.
(Opcional: jengibre rallado o unas semillas de sésamo). Esto es ideal como acompañamiento de arroz, noodles, tofu o pollo.
1. Cocina el brócoli sin descongelar en la sartén.
2. Hecho esto, ponlo en una fuente apta para horno con un poco de bechamel o yogur griego y queso rallado.
3. Gratina al horno unos 10 minutos y, ¡listo!
Esta fórmula es perfecta para hacerlo más apetecible a los niños o para quienes no aman mucho las verduras.