Limpieza de un suelo

Limpieza de un suelo Banepx iStock

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Ni limón ni amoníaco: esto es lo que tienes que echar en la fregona para desinfectar el suelo de la cocina

Es importante elegir productos de eficacia probada si queremos garantizar una correcta desinfección.

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La limpieza y desinfección de los suelos de la cocina es especialmente importante porque se trata de un espacio donde se manipulan alimentos y, por tanto, se trata de un entorno propenso a la acumulación de microorganismos potencialmente peligrosos.

A diferencia de otras zonas de la casa, en la cocina es frecuente que caigan al suelo restos de comida cruda, migas, líquidos o grasas, en definitiva, residuos orgánicos que pueden actuar como caldo de cultivo para bacterias como Salmonella, E. coli o Listeria. Estos patógenos, si no se eliminan adecuadamente, pueden ser transportados a otras superficies por contacto directo, por el calzado o incluso por mascotas, aumentando el riesgo de contaminación cruzada y de enfermedades de transmisión alimentaria.

Además, en la mayoría de las casas, los suelos de las cocinas suelen estar sometidos a un mayor tránsito que otras zonas del hogar y se ensucian con más facilidad. Limpiar únicamente con agua o productos que, simplemente, huelen bien, pero no desinfectan de forma eficaz puede dar una falsa sensación de higiene que puede ser un peligro. Por ello, es crucial que el suelo de la cocina no solo se vea limpio y brillante, sino que lo esté también a nivel microbiológico. La mejor forma de asegurar que eso es así es aplicar una rutina de limpieza que combine detergentes adecuados con agentes desinfectantes seguros permite minimizar riesgos sanitarios y mantener un entorno seguro tanto para la preparación de alimentos como para quienes habitan la vivienda.

¿Limpiar el suelo con zumo de limón?

Se suele afirmar que el zumo de limón es un desinfectante natural gracias a su contenido en ácido cítrico. Esto ha llevado a muchas personas a usarlo mezclado con agua como una supuesta alternativa ecológica a los productos de limpieza convencionales. Pero la evidencia científica tiene algo que decir al respecto:

  • Poder desinfectante limitado. Aunque el ácido cítrico puro puede tener cierta capacidad antimicrobiana eliminando algunos patógenos, el zumo de limón, que contiene entre un 5 y un 7 % de ácido cítrico, diluido a su vez en el agua del cubo de la fregona, no es lo suficientemente potente como para desinfectar eficazmente superficies, especialmente suelos donde puede haber una gran carga microbiana. No cumple, ni de lejos, con los estándares sanitarios que se exigen a un desinfectante real.
  • No es virucida ni bactericida. El zumo de limón no elimina virus, bacterias resistentes ni esporas. Para una desinfección adecuada se requieren agentes con eficacia comprobada como hipoclorito de sodio (lejía), peróxido de hidrógeno o alcohol isopropílico al 70 %.
  • Presencia de azúcares. El limón es una fruta y, aparte de ácido cítrico, contiene azúcares y otros compuestos orgánicos. Si se aplica sobre cualquier superficie y no se enjuaga adecuadamente puede dejar residuos que atraigan insectos y favorezcan el crecimiento de hongos o bacterias, es decir, pueden producir justo el efecto contrario al que se pretende con su uso.
  • Corrosividad. El ácido cítrico puede dañar ciertos tipos de suelos como el mármol y la piedra caliza, ya que reacciona con el carbonato cálcico, erosionando la superficie.

Visto esto, para limpiar y desinfectar correctamente un suelo, especialmente en zonas de riesgo (cocina, baño, etc.), es preferible usar otro tipo de productos que ofrezcan mejores garantías.

Lo "natural" frente a lo "químico"

Nos encantan los trucos de abuela, pero siempre conviene pasarlos por el filtro del pensamiento crítico y la evidencia científica. La creencia de que lo “natural” es siempre más seguro que lo “químico” parte de una confusión conceptual muy extendida. Todo, absolutamente todo lo que nos rodea, incluidos el aire, el agua o los alimentos que nos llevamos a la boca, está compuesto por sustancias químicas.

La diferencia que debemos hacer no es entre “natural” y “químico”, sino entre sustancias seguras y sustancias peligrosas, independientemente de su origen. Por ejemplo, el ácido oxálico presente de forma natural en algunas plantas, que nos comemos porque son naturales y muy saludables, puede ser tóxico si se consume en grandes cantidades, mientras que ciertos productos de limpieza sintéticos, bien formulados y usados correctamente, son perfectamente seguros y eficaces. Rechazar productos de limpieza por el simple hecho de ser “químicos” puede llevar a utilizar alternativas menos seguras o directamente ineficaces.

Además, pretender evitar desinfectantes solo porque sean productos químicos ignora su función principal que es la de eliminar microorganismos potencialmente peligrosos. Si bien es cierto que estos productos pueden resultar agresivos si se usan sin control o sin ventilación adecuada, lo cierto es que su eficacia está científicamente comprobada.

Los remedios caseros, por el contrario, a menudo no solo no desinfectan adecuadamentesino que pueden crear una falsa sensación de limpieza, lo que implica un riesgo higiénico real, sobre todo en cocinas y baños o cuando hay niños pequeños. En lugar de reemplazar productos eficaces por remedios naturales, lo más sensato es usarlos con responsabilidad, siguiendo las instrucciones del fabricante en cuando a dosificación y forma de aplicación, ventilando los espacios y eligiendo fórmulas con un mínimo impacto ambiental cuando sea posible.

Alternativas a la lejía y el amoníaco

Hay muchas personas que no soportan los olores que desprenden productos como la lejía o el amoníaco, pero existen algunas alternativas con poder desinfectante real que veremos a continuación:

  • Vinagre de limpieza. Aunque no es un desinfectante homologado para uso sanitario, su acidez lo hace útil para eliminar algunas bacterias, reducir la grasa y neutralizar olores. Es especialmente recomendable para suelos cerámicos o vinílicos, pero no para mármol ni calizos. Ojo, que no vale el vinagre que se utiliza para cocinar, debe ser vinagre de limpieza que tiene una mayor concentración de ácido acético y debe usarse siguiendo las instrucciones del fabricante.
  • Limpiadores a base de oxígeno activo. Se pueden aplicar de forma directa con mopa o bayeta o diluidos en agua y pueden llegar a eliminar hasta el 99,9 % de bacterias, levaduras, hongos y virus encapsulados. Son una opción excelente para baños y cocinas.
  • Limpiadores a base de bioalcoholes.Suelen combinar ingredientes desinfectantes suaves con fragancias agradables y son aptos para una amplia variedad de suelos. Son ideales para quienes desean evitar olores fuertes sin renunciar a una desinfección adecuada. Algunos productos ecológicos con certificación pueden incluir extractos naturales con acción antimicrobiana, como aceites esenciales de árbol del té, eucalipto o tomillo y pueden funcionar también bien si se complementan con una buena limpieza mecánica.