La cebolla es quizá uno de los ingredientes más utilizados en nuestra cocina ya que suele estar presente en casi todos los sofritos que se usan como base de arroces o guisos, en salsas, en caldos y sopas, cremas y un largo etcétera. Por eso, en muchas ocasiones puede interesarnos congelar cebollas, práctica que nos permitirá principalmente ahorrar tiempo a la hora de cocinar.

Cuándo se pueden congelar cebollas

Las cebollas se pueden congelar siempre que estén frescas, sin manchas y sin moho. Y siempre que su uso final vaya a ser cocinándolas, bien sea en sofritos, cremas, sopas o similares.

La congelación no es un método de conservación válido si queremos consumirlas crudas ya que al congelar cebollas se modifica la textura de las mismas quedando más blandas.

También debemos tener en cuenta que con el tiempo irán perdiendo sabor, así que no debemos dejarlas en el congelador más allá del tiempo indicado por el fabricante del mismo para congelar hortalizas. Esta información suele estar en la puerta del congelador y es algo de lo que hablamos hace tiempo. Podéis leerlo pinchando aquí.

Cómo congelar cebollas

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Las cebollas se congelan en crudo y no hace falta escaldarlas previamente como sucede con otros vegetales, aún así conviene seguir las recomendaciones que os contamos a continuación.

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Lo primero que haremos será retirar la piel y las partes feas de los tallos verdes si se trata de cebolletas o cebollas tiernas.

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A continuación la cortamos en trozos del tamaño que los vayamos a necesitar, por ejemplo, si la vamos a usar para sofritos, podemos cortarla en brunoise (dados pequeñitos). No olvidéis echar un vistazo a los trucos para cortar cebollas sin llorar que ya os contamos en su momento y que podéis ver pinchando aquí.

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Yo suelo cortarla en brunoise (para sofritos), en plumas (para hacer cebolla caramelizada) y en aros (para hacer aros de cebolla crujientes), así siempre tengo a mano la que necesito.

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Es importante, sobre todo cuando se trate de cebollas tiernas cortadas en trozos pequeños que serán las que más agua suelten, secarlas un poco antes de congelarlas. Para ello las dejamos unos 5 minutos sobre un colador.

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Y terminamos de secarlas presionando con un trozo de papel absorbente.

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Para congelar cebollas lo mejor es utilizar bolsas de congelación con cierre zip o de cremallera, en las que colocaremos la cebolla cortada y seca distribuyéndola bien para que quede lo más plana posible. A continuación cerramos la bolsa casi hasta el final,  aplastamos con ayuda de las manos para que salga la mayor cantidad de aire que seamos capaces de sacar y terminamos de cerrarla.

También es muy recomendable etiquetar la bolsa anotando la fecha y el tipo de corte, así luego no habrá confusiones.

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Aunque muchos frigoríficos y combis modernos ya tienen en el congelador una bandeja en la parte superior para congelar alimentos y que queden planos, si nuestra nevera no es de esas, lo que haremos es colocar las bolsas que hayamos preparado en una bandeja (por ejemplo una de las que usemos para el horno) e introducir la bandeja en el congelador. Así nos aseguramos de que la congelación sea rápida y uniforme y de que cuando vayamos a utilizarla, si no nos hace falta toda la bolsa, podamos sacar solo una parte.

Cómo descongelar cebollas

Esto sí que es fácil, porque no es necesario descongelarlas para utilizarlas, de hecho el resultado es mejor si se cocinan directamente. Lo único que haremos será sacarlas del congelador un par de minutos antes de usarlas y, si acaso, dar unos golpecitos a la bolsa para que se separen los trozos que estén pegados entre sí. Si alguno no se despega, acabará por hacerlo al cocinarse.

Si la vamos a sofreír, hemos de tener cuidado de no echarlas en aceite hirviendo o demasiado caliente porque salpicarían.

Ventajas de congelar cebollas

Ahorro de tiempo

En lo que es la cocina de cada día, que muchas veces tenemos los minutos contados para prepararnos la comida, es interesante poder utilizar este ingrediente sin necesidad de descongelarlo previamente y sin perder tiempo cortándolo ni ensuciando una tabla de corte.

Aprovechamiento de restos

Congelar cebollas es una buena solución a la que podemos recurrir siempre que se nos va la mano cortando cebolla y, al final resulta que hemos cortado más de la que necesitamos. O, en el caso más frecuente, cuando preparamos una de esas recetas en las que nos piden media cebolla y no nos apetece (al menos yo es algo que odio) que la nevera huela a cebolla cruda durante días con la otra media dando vueltas por ahí.

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