Un café recién preparado
Un país que aprende a saborear: el cambio que está revolucionando el café en España
Los consumidores buscan un café que combine trazabilidad, sostenibilidad y aroma y profesionales que lo preparen con pasión
Hay pequeños placeres en la vida que no se pueden describir, como bajar al bar a disfrutar de un buen café o pedirlo para llevar para amenizar el camino al trabajo. Un gesto cotidiano y sencillo, pero que evidencia una cultura cafetera cada vez más arraigada en España.
Los datos lo confirman: cada día el canal HORECA (Hoteles, Restaurantes y Caterings) sirve 22,5 millones de tazas en nuestro país y cada establecimiento de hostelería utiliza una media de 299 kilos de café al año. El consumo de esta bebida ha ido creciendo y con ello, la valoración por la calidad, el origen, el mimo con el que se trata al grano y la sostenibilidad.
El consumidor se decanta por la calidad
Lo que comenzó como una tendencia, se ha convertido en norma: el consumidor español se está alejando del torrefacto tradicional y busca la excelencia del café, es decir, aquel que combine trazabilidad, aroma y sostenibilidad. No obstante, esto sólo se logra cuando hay un riguroso trabajo en la selección, el tueste y la preparación del producto.
Café Mocay
En Café Mocay –la marca navarra de Pascual– por ejemplo, llevan más de 70 años trabajando junto a profesionales del café. Sus expertos de cata realizan una cuidada selección de la materia prima para garantizar la máxima expresión sensorial del café desde el origen, manteniendo siempre el mismo perfil de sabor y aroma en cada taza.
Café Jurado –la marca alicantina de Pascual– comparte esta misma filosofía de excelencia. Sus procesos de calidad comienzan en el propio proceso de cultivo y culminan en el paladar de sus clientes. Tienen muy presente su responsabilidad con el sector y con el legado de una cultura cafetera que no deja de evolucionar.
Nuevas tendencias de consumo
Diego Campos, barista de Café Mocay
Pero estas nuevas tendencias de consumo, donde la calidad y la especialidad adquieren un papel protagonista, requieren profesionales capaces de tratar el producto como se merece, algo que expertos como Diego Campos o Miguel Ángel Bañón hacen. Estos baristas trabajan en dos marcas, Mocay y Jurado, que han convertido a Pascual en una empresa cada día más cafetera.
La pausa para tomar un café se ha convertido en toda una experiencia sensorial completa, casi como un ritual. El cliente ya no busca únicamente una bebida caliente, quiere “historias, pero también sensaciones”, detalla Diego Campos. “Un aroma que te abrace, una textura sedosa, un sabor que te sorprenda sin necesidad de azúcar”, apunta. Además de reclamar cafés “más limpios, más dulces y honestos”.
Para Campos, es algo “precioso” que el cliente se haya vuelto “curioso”, que busque “calidad” y pregunte. “Quiere disfrutar y entender lo que tiene delante”, apunta. Una exigencia que, reconoce, les impulsa “a mejorar” y que es “una señal de que en España el café está viviendo un momento muy especial”.
Miguel Ángel Bañón, café Jurado
Miguel Ángel Bañón coincide en esta evolución del consumidor y señala que aquellas personas que ya elaboran el café en casa “meticulosamente”, también buscan “elevar su experiencia” cuando salen a una cafetería.
Exigencia y formación de los baristas
En este contexto, la exigencia y la formación de los baristas también ha dado un giro. Para Diego Campos ha sido una “revolución silenciosa”. Explica que antes estos profesionales tenían “más oficio que formación”, y que hoy tienen “conocimiento técnico, criterio sensorial y una responsabilidad enorme” en cada taza que sirven.
Asegura que es una profesión que “ha madurado” y que “exige más”, pero que la recompensa llega de inmediato cada vez que hace un café y ve la reacción del cliente. “Entiendes por qué merece la pena”, añade. Para él, poder formar parte del mundo del café es mucho más que un empleo, es “un regalo”, una forma de expresarse, “de conectar con otros y de seguir aprendiendo cada día”.
Bañón también destaca que la profesión del barista “ha cambiado mucho” y subraya que exige estar en “constante formación y actualización de tendencias”. “El precio del café en los últimos años ha subido y la exigencia todavía debe ser mayor para darle valor al producto que estamos ofreciendo que, tratándolo bien, nos va a diferenciar del resto”, apunta.
Al igual que su compañero de profesión, una de las cosas que más le entusiasma de su trabajo es la interacción con los clientes. “Me apasiona el poder despertar a las personas por la mañana con un sabor agradable y que su día empiece con una sonrisa”, expresa.
El barista explica que hay ciertos factores esenciales para preparar una taza de café perfecta y son “las cinco M: buena materia prima, buena máquina, buen mantenimiento, buen molino y buena mano”. También se deben tener en cuenta otros detalles como: la correcta mineralización del agua, temperatura y presión adecuadas o el tamaño de la partícula de café.
Café Jurado recién preparado
En definitiva, el café ya no es sólo una bebida que acompaña nuestras rutinas, sino un reflejo de una cultura que ha evolucionado hacia la apreciación de la calidad, el origen y la experiencia sensorial. España vive un momento especialmente interesante en su relación con el café: un consumidor más informado, exigente y curioso camina de la mano de marcas comprometidas y baristas cada vez más formados.
Detrás de cada taza hay técnica, conocimiento, respeto por el producto y pasión por ofrecer un sabor único. Quizás ahí resida su secreto: transformar un gesto cotidiano en un pequeño ritual capaz de transformar nuestras mañanas.
"Un país que aprende a saborear: el cambio que está revolucionando el café en España", es un contenido elaborado por Marcas Ñ, la sección de Branded Content de EL ESPAÑOL, en colaboración con Pascual.