Martiño Ramos Soto, condenado a 13 años y medio de prisión por abusar sexualmente de manera continuada de una alumna suya, durante una fiesta en una popular terraza de La Habana hace dos semanas.
Martiño Ramos Soto, condenado a 13 años y medio de prisión por abusar sexualmente de manera continuada de una alumna suya, durante una fiesta en una popular terraza de La Habana hace dos semanas. El Español.
Martiño Ramos Soto podría estar en España "en tan solo unas semanas". Así lo aseguran fuentes policiales y judiciales consultadas por EL ESPAÑOL, que confirman que el proceso de entrega del exlíder de En Marea —detenido en La Habana tras permanecer fugado desde septiembre— avanza de manera favorable.
Aunque España y Cuba no tienen firmado un tratado de extradición, la isla ya ha comunicado oficialmente que Martiño se encuentra bajo custodia y ha aceptado tramitar la petición española por la vía de la cooperación judicial y la reciprocidad, un mecanismo que permite resoluciones rápidas cuando existe voluntad política.
La documentación ha sido remitida, el expediente está abierto y, según las fuentes consultadas, no hay señales de bloqueo. Todo depende ahora de la respuesta final del Gobierno de Miguel Díaz-Canel.
Si decide agilizar la entrega, Martiño podría aterrizar en España en cuestión de semanas o pocos meses; si se abren revisiones internas o consultas políticas, el plazo podría estirarse.
Pero los primeros pasos —la detención inmediata, la comunicación a Madrid, la activación del expediente y la explosión mediática del caso— apuntan a un escenario ágil, según explican fuentes de la investigación.
Martiño, micrófono en mano, habla en una plaza de Orense ante la expectación de decenas de personas. El Español.
La Policía Nacional española, que incorporó a Martiño este lunes a la lista oficial de los diez fugitivos más peligrosos del país —un día después de que EL ESPAÑOL revelara su paradero en La Habana—, mantiene una postura clara: "Va a volver. Ya no tiene margen de maniobra".
La detención se comunicó este lunes. Los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria de Cuba informaron de que detuvieron al fugitivo sin que opusiera resistencia. El hecho se produjo tan sólo unas horas después de que la exclusiva de este periódico situara su paradero exacto, su nombre falso y su red de contactos en la isla; así como de que la Policía Nacional difundiera su ficha como uno de los delincuentes más buscados.
Hasta entonces, y durante casi seis meses, Martiño había evitado la Justicia española. Salió de España antes de que se confirmara la firmeza de la condena, aprovechando que no se le habían aplicado medidas cautelares, y pasó por Portugal, Brasil, Perú para finalmente asentarse en Cuba.
En la isla, donde los investigadores sostienen que había decidido que fuese desde el primer momento su destino final, construyó una identidad nueva como "Martín Soto" y se integró en el circuito artístico de La Habana sin que nadie conociera su nombre real ni los delitos por los que estaba reclamado.
Martiño Ramos Soto cambió de aspecto, se presentaba como "Martín" y consiguió en poco tiempo ser uno más en el círculo artístico cubano. En la imagen asiste a la presentación de una fotogalería en La Habana. El Español.
En esa ciudad vivió al menos desde junio, según confirmaron a EL ESPAÑOL diversas fuentes de la isla, en un apartamento de El Vedado, en la calle 27 entre E y F. Cambió ligeramente su aspecto —pelo rapado, cara afeitada, ropa ancha— y empezó a presentarse como fotógrafo autodidacta.
Realizaba sesiones con jóvenes artistas, hombres y mujeres, algunas de ellas abiertamente eróticas. Frecuentaba la Fototeca de Cuba, la Fábrica de Arte y galerías pequeñas; publicaba poesía, referencias musicales y retratos intimistas en Instagram, siempre bajo el nombre "Martín".
Para quienes lo conocieron allí era simplemente un extranjero más que buscaba "nuevas experiencias" y "tranquilidad". Nadie sospechaba que en realidad era un prófugo.
Su plan se vino abajo a raíz de un comentario aparentemente menor. Días antes de la publicación de EL ESPAÑOL, una mujer cubana residente en España, de vacaciones en la isla, mencionó en una reunión social que aquel fotógrafo gallego "le sonaba de algo".
No lo identificó plenamente, pero el comentario circuló por el mismo entorno artístico al que Martiño se había integrado. Él lo supo. El viernes por la mañana dejó su apartamento con todas sus maletas y apagó su teléfono cubano. No era una huida internacional: no tomó ningún vuelo ni cruzó fronteras. Pero sólo porque después fue detenido.
La exclusiva de EL ESPAÑOL, publicada el domingo, desató la viralización del caso. Muchas de las personas que habían posado para él, trabajado con él o mantenido relación sentimental se enteraron entonces de su verdadera identidad y de que en España tenía una condena firme de trece años y medio por violar a una alumna durante cuatro años.
En su perfil de Instagram empezaron a aparecer mensajes alertando de su pasado. Un día después, la Policía española lo incluyó en la lista de los fugitivos más peligrosos. Esa misma tarde, Cuba lo arrestó.
La gravedad del caso —uno de los más duros que han pasado por los tribunales gallegos en los últimos años— pesa ahora en la balanza diplomática.
La sentencia de la Audiencia Provincial de Ourense, ratificada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y por el Tribunal Supremo, describe una dinámica de abusos sistemáticos.
Bofetadas, puñetazos, azotes "a modo de práctica sádica", manipulaciones y agresiones sexuales en baños, aulas y lugares aislados. La última vez, según la resolución, la dejó "desnuda y casi inconsciente" en un monte.
La víctima, hoy de 20 años, arrastra secuelas profundas: autolesiones, ingresos psiquiátricos, ansiedad y un largo proceso de recuperación, como también publicó en exclusiva EL ESPAÑOL.
Mientras esto ocurría, Martiño sostenía en Ourense una imagen completamente opuesta. Profesor de música, militante de izquierdas, participante en actos públicos, defensor del feminismo y de la educación pública. Muchos de quienes compartieron espacios con él admitieron después su estupor ante la doble vida que proyectó.
Martiño Ramos Soto (i) mientras sus compañeras de En Marea declaraban ante la TVG.
El 15 de septiembre, cuando debía ingresar en prisión, desapareció: puerta cerrada, teléfono apagado, coche en su sitio. Nadie sabía que, para entonces, llevaba meses construyendo otra identidad al otro lado del Atlántico.
Hoy está detenido. Y la pregunta que queda por resolver no es si volverá a España, sino cuándo. Todo apunta a que Cuba colaborará. Si la decisión política acompaña, la entrega puede acelerarse más de lo habitual en estos procedimientos sin tratado.
La hoja de ruta es clara: España lo reclama, Cuba lo ha localizado, la documentación está en curso. Su fuga internacional, planificada durante meses, parece haber terminado. Su regreso, según todas las fuentes consultadas, es cuestión de tiempo. De unas semanas.
EL ESPAÑOL comenzó a investigar el caso de Martiño Ramos Soto el pasado mes de septiembre, cuando un teletipo anunció la "posible fuga" de "un profesor" de Orense que había "violado" a una menor.
Desde entonces, este periódico ha conseguido desvelar que ese "profesor" anónimo era en realidad el exmilitante de Izquierda Unida, Ourense en Común y En Marea; publicar sus métodos sádicos, a pesar de la crudeza de los mismos, y localizar a diversas fuentes del caso, a través de las que se ha obtenido información relevante.
La última y más importante: el hecho de que se encontraba en Cuba.
Por ello, si tienes más información sobre este caso u otro relevante, puedes escribir de forma confidencial a julioc.ruiz@elespanol.com.
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