Martiño Ramos Soto, fugado desde hace unas semanas tras ser notificado de una condena en firme por violar durante varios años a una menor a la que le impartía clase, en una rueda de prensa en 2018.

Martiño Ramos Soto, fugado desde hace unas semanas tras ser notificado de una condena en firme por violar durante varios años a una menor a la que le impartía clase, en una rueda de prensa en 2018. Diseño: Arte EE.

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A la caza de Martiño, el profesor exlíder de En Marea fugado tras violar "sádicamente" 10 veces a una niña: "Le daba puñetazos"

El gallego, que se encuentra actualmente en paradero desconocido, abusó sexualmente durante al menos cuatro años de la menor, a la que impartió clases de música durante siete cursos en un colegio de Orense.

Más información: Trece años de cárcel para el profesor que abusó de una niña de 12 años en Ourense.

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Hasta hace relativamente poco, Martiño Ramos Soto era una figura familiar y bien reconocida en la vida pública de Orense. Profesor de infantil y primaria, participaba en actividades culturales, tocaba la guitarra en festivales escolares y escribía en redes sociales sobre educación y valores.

Ahora, sin embargo, nadie dice conocer su paradero: se encuentra fugado desde que se ha emitido una orden judicial de búsqueda y captura en su contra. El motivo: violar de manera "sádica" y "sistemática" —según describen fuentes de la Guardia Civil a EL ESPAÑOL— a una de sus alumnas, menor de edad; hechos que se produjeron al menos 10 veces desde que ella tenía 12 años hasta que cumplió los 16.

En los círculos progresistas de la ciudad —Ramos Soto estuvo afiliado a Izquierda Unida durante gran parte de su vida, después formó parte del comité electoral de En Marea [una coalición de Podemos, Esquerda Unida y otras fuerzas de la izquierda nacionalista gallega], y hasta hace poco se describía como simpatizante del BNG— era considerado un hombre cercano, comprometido con la igualdad y la defensa de los derechos humanos.

Martiño Ramos Soto, durante una rueda de prensa al ser cesado por En Marea del comité electoral del partido, en 2018.

Martiño Ramos Soto, durante una rueda de prensa al ser cesado por En Marea del comité electoral del partido, en 2018.

"Era una persona muy conocida y respetada, con un discurso coherente y una presencia constante en los debates sobre educación pública", recuerda una antigua compañera, consultada para este reportaje. "Por eso todo esto nos dejó helados".

Su 'modus operandi'

Martiño Ramos Soto, que ahora tiene 45 años, ejercía como profesor de música en el colegio en el que estuvo escolarizada la víctima. Le dio clases desde Educación Infantil hasta sexto de primaria [al menos siete cursos escolares]. Según detalla la sentencia, fue él quien contactó con la menor, cuando ella tenía menos de doce años, a través de Instagram, aunque ocultando su verdadera identidad y aspecto.

Entre ambos se inició una "relación virtual" en la que el acusado se presentaba como un apoyo emocional para ella, intentando ayudarla a solucionar sus problemas para después pedirle fotos desnuda y masturbándose, que la menor le envió desde que tenía 11 años; desconociendo la identidad que se escondía tras el perfil.

La comunicación virtual entre ambos cesó cuando la menor estaba cursando primero de la ESO, pero se restableció cuando la alumna repitió curso. La menor insistió para que su interlocutor le revelase su identidad y el 17 de marzo de 2021 éste, a través de la red social, le indicó que fuera al aula de música, descubriendo entonces la víctima que su compañero de conversación era en realidad su profesor de música en primaria.

De ese momento concreto, la sentencia detalla lo siguiente: "La menor se quedó en estado de shock, y el acusado la abrazó, le dijo que la quería mucho, que él la apoyaba [aprovechando una situación de vulnerabilidad por problemas familiares de la víctima], la sentó sobre sus piernas y la besó en la boca".

A partir de entonces, Ramos Soto consiguió quedar con ella en varias ocasiones dentro de las instalaciones del colegio, siendo en estos encuentros cuando comenzó a mantener actos sexuales con la menor, "en los que le propinaba bofetadas y azotes a modo de práctica sádica".

Luego, consiguió quedar con ella fuera del centro escolar hasta en otras tres ocasiones, durante las cuales abusó de ella de forma continuada, violándola en todas ellas. Para quedar, le daba instrucciones, precisándole dónde estaba su coche estacionado para que se metiese en el maletero y, de esa forma, viajase escondida.

"Primero, desde el parking la llevó a un monte. En la segunda ocasión, a una capilla, lugares donde la violaba mientras le pegaba como práctica sádica", afirma el tribunal. En una tercera ocasión, en 2021, cuando la menor había cumplido 16 años, "tras quitarle la ropa, le dio fuertes puñetazos en el pecho, culo y costillas, implorándole varias veces la víctima llorando que parase, cesando el acusado finalmente en su práctica sádica".

Después, realizó prácticas sexuales y la abandonó, postrada, en el lugar, sin preocuparse por su estado. En la resolución de la Audiencia Provincial se detalla que la menor, ante este último episodio, decidió bloquear al acusado en redes sociales para no tener contacto con él. Al reanudarse el curso escolar, en septiembre de 2021, puso los hechos en conocimiento de la dirección del centro, formalizando la denuncia ante la Guardia Civil.

Martiño Ramos Soto sonríe en una imagen de reciente captura.

Martiño Ramos Soto sonríe en una imagen de reciente captura. E. E.

Proceso judicial

El proceso judicial, que se prolongó durante varios años, se llevó en un perfil excesivamente bajo "siempre para proteger la identidad de la menor", afirman fuentes de la investigación. Eso, en cambio, favoreció el anonimato del agresor, quien continuó dando clases en otro colegio. "Era una persona muy reservada con su vida privada, no terminaba de contar nunca detalles concretos", explica una mujer que le conoció en verano de 2021, cuando ya se había interpuesto la denuncia en su contra.

En julio de 2024, tres años después de interponerse la primera denuncia, la Audiencia Provincial de Orense lo declaró culpable, y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ratificó la decisión meses después. El Tribunal Supremo, en julio de 2025, puso fin al recorrido judicial y declaró firme la sentencia, no sin antes resolver en contra de todos los intentos presentados por la defensa de Ramos Soto para invalidarla.

El primer fallo judicial resaltó que los abusos se produjeron durante varios años. "El docente se aprovechó de su posición profesional y de la vulnerabilidad emocional de la alumna, con quien mantuvo un trato de confianza propio del entorno educativo", detalla. Los magistrados subrayaron que el acusado utilizó esa relación de cercanía para ejercer control y manipulación sobre la menor.

El 15 de septiembre de este año, hace tan sólo un mes, cuando debía notificársele su ingreso en prisión, no fue localizado. Desde entonces, la requisitoria está activa. "Su teléfono ya no está activo, lo ha dado de baja, desapareció de un día para otro sin avisar", continúa expresando la misma mujer, con quien mantuvo una relación de amistad durante estos años. Está, según todas las definiciones, fugado.

Ramos Soto, en una imagen de archivo durante una rueda de prensa.

Ramos Soto, en una imagen de archivo durante una rueda de prensa. Telemiño.

En busca y captura

Desde su desaparición, la Guardia Civil ha desplegado distintas líneas de búsqueda. La última pista, según han revelado fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL, apunta a la comarca de Celanova, en el interior de Orense, donde varias personas aseguran haberlo visto por última vez

"Su última localización probable fue en el concello de A Bola, en un núcleo rural llamado Casal do Rio", sostienen los agentes. Se trata de un pequeño conjunto de casas entre bosques y montes, a pocos kilómetros de Celanova. En la zona, el caso se comenta con prudencia.

Vía de entrada a Casal do Rio, en una imagen realizada este miércoles.

Vía de entrada a Casal do Rio, en una imagen realizada este miércoles. Julio César R. A.

Ramos Soto, natural de Orense, tiene una hija adolescente de la misma edad que la víctima de sus abusos con una mujer de la que se separó hace años. Fuera de ahí, sólo se le conoce un hermano, que vive en la provincia de Pontevedra, con el que tiene gran amistad y vínculo.

"Es una persona increíblemente feminista. Muy de izquierdas. Pero no lo digo para destacarlo negativamente, es que siempre ha sido muy implicado. Incluso en algún momento tuve la sensación de que parecía que estaba siempre dándome lecciones de moral", cuenta a este periódico otra mujer con la que compartió momentos en los últimos años.

Lo cierto es que Ramos Soto tuvo presencia activa en la política local. Militó en En Marea, participó en asambleas y se le veía con frecuencia en actos públicos vinculados a movimientos sociales. En redes, se definía como feminista y defensor de la educación pública; compartía vínculos con el BNG y hasta se presentó a la alcaldía de Ourense en Común, movimiento social de izquierdas absorbido por En Marea.

"Era un hombre con discurso, con facilidad de palabra", explica otra fuente que coincidió con él en la formación. "Se movía en ambientes progresistas, sabía generar simpatía. Por eso lo que ha salido a la luz ha sido tan devastador". Hoy, su nombre genera incomodidad incluso entre antiguos compañeros de partido, que prefieren no hacer comentarios. La sensación es de estupor. "Nadie entiende cómo alguien que hablaba tanto de empatía y justicia pudo acabar así".

Extracto de la candidatura de Ourense en Común en la que aparece Martiño Ramos Soto.

Extracto de la candidatura de Ourense en Común en la que aparece Martiño Ramos Soto.

Una búsqueda abierta

Las autoridades judiciales mantienen la orden activa. "No se ha cerrado ninguna hipótesis, ni se puede descartar que haya recibido ayuda para ocultarse", señala una fuente policial. "Es alguien que conoce bien la zona, el terreno, y sabe cómo pasar inadvertido".

En los pueblos de la comarca, los agentes han realizado visitas y consultas discretas. La mayor dificultad radica en el silencio: "Aquí la gente se protege, no quiere líos", resume un agente destinado en la zona. En Orense, su coche —un Citroën Picasso verde oscuro— sigue siendo la principal referencia. "Si se mueve, lo sabremos", afirman fuentes policiales.

En la capital, el caso ha sacudido al ámbito educativo y político. No sólo por la gravedad de los hechos, sino por la figura del acusado, alguien que durante años simbolizó los valores contrarios a los que terminó traicionando. "Hay un sentimiento de vergüenza colectiva", admite un profesor universitario que lo conoció en actos públicos.

"No por él, sino por lo que representaba. Por cómo se construyó una imagen que resultó ser falsa". Mientras tanto, la investigación continúa. La víctima, cuya identidad permanece protegida, pero que ha tenido que cambiar de instituto, ha logrado que la justicia reconozca lo ocurrido. Falta, sin embargo, que se cumpla la sentencia.

En Casal do Rio, el pequeño núcleo donde se perdió su rastro, las casas de piedra se alinean bajo una luz húmeda. Nadie sabe si sigue allí. Nadie sabe si algún día volverá a aparecer. Pero el nombre de Martiño Ramos Soto se ha convertido ya en una advertencia sobre los peligros del poder mal ejercido y de las máscaras que puede esconder el prestigio.

¿Tienes más información sobre este caso? Puedes escribir de forma confidencial a julioc.ruiz@elespanol.com.