Martiño Ramos Soto, en una imagen de archivo.

Martiño Ramos Soto, en una imagen de archivo. E. E.

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Intentos de suicidio, ingresos en Psiquiatría y 34 kilos de peso: así dejó Martiño, el "sádico" de En Marea, a la niña que violó

El gallego, que se encuentra actualmente en búsqueda y captura, abusó sexualmente durante al menos cuatro años de la menor, a la que impartió clases de música durante siete cursos en un colegio público de Orense.

Más información: A la caza de Martiño, el profesor exlíder de En Marea fugado tras violar "sádicamente" 10 veces a una niña: "Le daba puñetazos"

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La vida de la menor a la que Martiño Ramos Soto, el exlíder de En Marea, violó sádicamente de manera sistemática, jamás volverá a ser igual. La víctima, que ahora tiene 20 años, ha tenido que ser atendida en varias ocasiones por intentar suicidarse, ingresando por última vez en Psiquiatría con un peso de tan sólo 34 kilogramos.

Según explican fuentes de la investigación en exclusiva a EL ESPAÑOL, el que fuera su profesor de música durante siete años —ahora fugado y en búsqueda y captura tras recibir una condena en firme— "conocía" la fragilidad de la menor, derivada principalmente de una grave problemática familiar, "que la hacía autolesionarse con intenciones suicidas".

Un extremo que, después de las reiteradas agresiones sexuales perpetradas por Ramos Soto, en las que la violaba "dándole bofetadas, puñetazos y azotes en la cara y el culo a modo de práctica sádica", se agravó hasta el punto que el centro escolar tuvo que activar un "protocolo antisuicidio" por el que la menor debía ir acompañada al baño con una compañera para evitar que se hiciera graves cortes que pudieran atentar contra su propia vida.

Nadie sabía entonces del abuso reiterado por Ramos Soto, profesor interino del centro, sobre la menor, con la que tuvo los primeros encuentros sexuales cuando ella tenía tan sólo 12 años en los baños de mujeres del mismo instituto. En estos, a los que la víctima accedía después de haber sido engañada por el varón de manera virtual, él la penetraba dactilarmente y le exigía que le hiciera felaciones.

Martiño Ramos Soto, fugado desde hace unas semanas tras ser notificado de una condena en firme por haber violado durante varios años a una menor a la que le impartía clase.

Martiño Ramos Soto, fugado desde hace unas semanas tras ser notificado de una condena en firme por haber violado durante varios años a una menor a la que le impartía clase. Diseño: Arte EE.

En otros encuentros él, además de las agresiones sexuales, le pegaba en varias partes del cuerpo, confesando que le gustaba tanto "porque disfrutaba de hacerle daño a ella". Un día en el aula de música le azotó en el culo y le dio tan fuerte en la cara que la tiró al suelo.

Después, ya fuera del centro, vinieron otros muchos encuentros, en los que el reconocido públicamente como una de las figuras feministas de Orense la agredía físicamente para satisfacer sus gustos sadomasoquistas. La última vez que se produjo una agresión por su parte, después de violarla, abandonó a la menor, entonces de 16 años, en el monte "desnuda y casi inconsciente", según apuntan los investigadores.

"Ese mismo día hice un clic instantáneo", declaró entonces la menor, ahora ya mayor de edad, ante la Guardia Civil. Ese último encuentro se produjo el 23 de junio de 2021, justo el día después de acabar el curso escolar. Martiño le mandó un mensaje a las 11.00h. Él sabía que ella estaba en casa sola y que su padre trabajaba todo el día. "En aquellas fechas, su madre había entrado en Alcohólicos Anónimos", recalca la investigación.

Él sabía dónde vivía y le mandó su ubicación, a diez minutos de casa de la menor. Ella se puso unos pantalones anchos y una sudadera y acudió, siguiendo las indicaciones de él, hacia un camino de tierra. La besó, después la desnudó, la tumbó en el suelo encima de su ropa, empezó a pegarla. "Ese día no supo parar", explicó ella. "Le pedí un montón de veces que parase, él estaba todo rojo, me metió los dedos, me golpeó en el culo. Me dejó allí desnuda y llorando".

"Se sintió como si la violasen varias personas. Tardó mucho en levantarse, estaba en shock", describen fuentes judiciales. Posteriormente a estos sucesos, ella le dijo que no quería seguir quedando con él, a lo que Martiño Soto respondió preguntándole si "le molestaba que hubiese estado cuidando de ella todos estos años".

Relación virtual

Martiño Ramos Soto, que ahora tiene 45 años, ejercía como profesor de música en el colegio en el que estuvo escolarizada la víctima. Le dio clases desde Educación Infantil hasta sexto de primaria. Según detalla la sentencia, y tal y como publicó en exclusiva EL ESPAÑOL, fue él quien contactó con la menor, cuando ella tenía tan sólo once años, a través de Instagram, aunque ocultando su verdadera identidad y aspecto.

Entre ambos se inició una "relación virtual" en la que el acusado se presentaba como un apoyo emocional para ella, intentando ayudarla a solucionar sus problemas para después pedirle fotos desnuda y masturbándose, que la menor le envió desde que tenía 11 años; desconociendo la identidad que se escondía tras el perfil.

Las conversaciones se prolongaron por meses, versando principalmente sobre sexo; si bien él también le decía que quería ayudarla. Ella le contaba sus problemas en el colegio, expresando que le hacían bullying por sus gustos musicales y su forma de vestir, así como que sus padres discutían y que se autolesionaba por todo esto.

"Aparte de ese supuesto apoyo, él le decía que se masturbara para relajarse cuando estaba mal, nerviosa o tenía ansiedad por las cosas diarias que le pasaban. Y ella le enviaba esas fotos y vídeos porque ella sentía que se lo debía por escucharla y apoyarla", continúan explicando fuentes de la investigación.

La comunicación virtual entre ambos cesó cuando la menor estaba cursando primero de la ESO, pero se restableció cuando la alumna repitió curso. La menor insistió para que su interlocutor le revelase su identidad y éste, a través de la red social, le indicó que fuera al aula de música, descubriendo entonces la víctima que su compañero de conversación era en realidad su profesor de música en primaria.

"La abrazó, le dijo que la quería mucho, que la apoyaba, que iba a estar para ella, que sabía que ella podía estar nerviosa y él también lo estaba, él se sentó en una silla, la sentó encima suya y la besó en los labios, se bajó la mascarilla. Ella no le dijo nada, estaba disociada y no sabía cómo reaccionar", prosigue la investigación.

Después ocurrieron todos los abusos y violaciones hasta que, después de este último en el que ella quedó malherida en el suelo, tomó la decisión de ponerlo en conocimiento de la dirección del centro y posteriormente realizar una denuncia formal ante la Guardia Civil.

Martiño Ramos Soto, durante una rueda de prensa al ser cesado por En Marea del comité electoral del partido, en 2018.

Martiño Ramos Soto, durante una rueda de prensa al ser cesado por En Marea del comité electoral del partido, en 2018.

Proceso judicial

El proceso judicial, que se prolongó durante varios años, se llevó en un perfil excesivamente bajo "siempre para proteger la identidad de la menor", afirman fuentes de la investigación. Eso, en cambio, favoreció el anonimato del agresor, quien continuó dando clases en otro colegio. "Era una persona muy reservada con su vida privada, no terminaba de contar nunca detalles concretos", explica una mujer que le conoció en verano de 2021, cuando ya se había interpuesto la denuncia en su contra.

En julio de 2024, tres años después de interponerse la primera denuncia, la Audiencia Provincial de Orense lo declaró culpable, y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ratificó la decisión meses después. El Tribunal Supremo, en julio de 2025, puso fin al recorrido judicial y declaró firme la sentencia, no sin antes resolver en contra de todos los intentos presentados por la defensa de Ramos Soto para invalidarla.

El primer fallo judicial resaltó que los abusos se produjeron durante varios años. "El docente se aprovechó de su posición profesional y de la vulnerabilidad emocional de la alumna, con quien mantuvo un trato de confianza propio del entorno educativo", detalla. Los magistrados subrayaron que el acusado utilizó esa relación de cercanía para ejercer control y manipulación sobre la menor.

El 15 de septiembre de este año, hace tan sólo un mes, cuando debía notificársele su ingreso en prisión, no fue localizado. Desde entonces, la requisitoria está activa. "Su teléfono ya no está activo, lo ha dado de baja, desapareció de un día para otro sin avisar", expresa una fuente con quien mantuvo una relación de amistad durante estos años. Está, según todas las definiciones, fugado.

Un hombre feminista

En los círculos progresistas de la ciudad —Ramos Soto estuvo afiliado a Izquierda Unida durante gran parte de su vida, después formó parte del comité electoral de En Marea [una coalición de Podemos, Esquerda Unida y otras fuerzas de la izquierda nacionalista gallega], y hasta hace poco se describía como simpatizante del BNG— era considerado un hombre cercano, comprometido con la igualdad y la defensa de los derechos humanos.

"Era una persona muy conocida y respetada, con un discurso coherente y una presencia constante en los debates sobre educación pública", recuerda una antigua compañera, consultada para la primera investigación de EL ESPAÑOL, publicada el pasado 18 de octubre. "Por eso todo esto nos dejó helados".

Ramos Soto, natural de Orense, tiene una hija adolescente de la misma edad que la víctima de sus abusos con una mujer de la que se separó hace años. Fuera de ahí, sólo se le conoce un hermano, que vive en la provincia de Pontevedra, con el que tiene gran amistad y vínculo.

"Es una persona increíblemente feminista. Muy de izquierdas. Pero no lo digo para destacarlo negativamente, es que siempre ha sido muy implicado. Incluso en algún momento tuve la sensación de que parecía que estaba siempre dándome lecciones de moral", cuenta a este periódico otra mujer con la que compartió momentos en los últimos años.

Extracto de la candidatura de Ourense en Común en la que aparece Martiño Ramos Soto.

Extracto de la candidatura de Ourense en Común en la que aparece Martiño Ramos Soto.

Lo cierto es que Ramos Soto tuvo presencia activa en la política local. Militó en En Marea, participó en asambleas y se le veía con frecuencia en actos públicos vinculados a movimientos sociales. En redes, se definía como feminista y defensor de la educación pública; compartía vínculos con el BNG y hasta se presentó a la alcaldía de Ourense en Común, movimiento social de izquierdas absorbido por En Marea.

"Era un hombre con discurso, con facilidad de palabra", explica otra fuente que coincidió con él en la formación. "Se movía en ambientes progresistas, sabía generar simpatía. Por eso lo que ha salido a la luz ha sido tan devastador". Hoy, su nombre genera incomodidad incluso entre antiguos compañeros de partido, que prefieren no hacer comentarios. La sensación es de estupor. "Nadie entiende cómo alguien que hablaba tanto de empatía y justicia pudo acabar así".

¿Tienes más información sobre este caso? Puedes escribir de forma confidencial a julioc.ruiz@elespanol.com.