El proyecto, a futuro, es que los habitantes de la futura Base Artemisa en la Luna puedan cultivar vegetales.

El proyecto, a futuro, es que los habitantes de la futura Base Artemisa en la Luna puedan cultivar vegetales. Cedida

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José María, el andaluz que va a plantar lechugas en la Luna: su proyecto pionero con China y con la NASA

Green Moon Proyect, compuesto por 11 entre científicos, biólogos e ingenieros se preparan para lanzar a la luna el primer cultivo vegetal que crezca en el satélite.

23 abril, 2022 03:33

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Son once personas que simultanean sus trabajos (científicos del Instituto de Geociencias, del centro de Astrobiología, ingenieros de Airbus...) y sacan tiempo para lograr el objetivo de ser los primeros en poder hacer crecer vegetales comestibles en la superficie de la Luna. Aquí no hay ficción alguna: más bien trabajo y pasión, además de ciencia pura y dura. 

José María Ortega es uno de ellos y cuenta a EL ESPAÑOL que lo que empezó como un proyecto universitario, allá por 2016, se ha convertido hoy en una apuesta científica seria y profesionalizada que va camino de convertirse en realidad. Este joven ingeniero aeronáutico malagueño, que trabaja para Bentley Motors, pertenece al equipo que está llamado a lograrlo: Green Moon Project.

Todo comenzó en la Universidad, cuando él y otros dos compañeros decidieron concurrir a la competición Google Lunar For Xprice, un concurso mundial que desde 2010 pone sobre la mesa 30 millones de euros para financiar los proyectos relacionados con el satélite lunar que resulten ganadores.

"Aquel año, la gracia estaba en que el proyecto ganador se haría realidad gracias a la primera misión privada a la Luna". Concurrieron 3.400 iniciativas científicas de todo el mundo. Eran los únicos españoles, y resultaron seleccionados entre 15 finalistas, que se citaron en Bangalore (India). ¿Su proyecto? Pues la semilla de ahora es el germen que tienen entre manos: cómo se desarrolla una planta con una gravedad seis veces menor que en la Tierra.

"En La India estuvo trabajando de septiembre de 2016 a marzo de 2017. No ganamos, pero generamos mucha expectación al abordar algo tan interesante como la agricultura planetaria".

Tres pilares

Al regresar contactaron con ellos empresas privadas andaluzas, científicos españoles… José María Ortega explica a EL ESPAÑOL que gracias a esos apoyos surge Green Moon Proyect, con un equipo multidisciplinar de 11 personas (ingenieros, doctores, científicos, biólogos...) que trabajan basándose en tres pilares: la geología planetaria, la biología vegetal y la ingeniería espacial.

Parte del equipo, con la expedición que viajó a España desde China para abrirse a la colaboración científica.

Parte del equipo, con la expedición que viajó a España desde China para abrirse a la colaboración científica. Cedida

"Aquí la geología planetaria se centra en el suelo lunar, donde no hay nitrógeno, que es básico para que una planta sobreviva. El suelo de la Luna es un sustrato rocoso, y nosotros hemos encontrado que el suelo de Lanzarote es muy similar. Se llama regolito". Es el sustrato que ayudará a entender la relación entre la planta y el suelo.

En cuanto a la Biología Vegetal, cuentan con el apoyo científico incondicional de Innoplant, una empresa andaluza que desde 2017, tiene su laboratorio biológico en Alfacar (Granada). Desde allí investigan para sacar rendimiento a los cultivos. La empresa se encarga de la coordinación y de estudiar la lógica vegetal que seguirá la planta en la Luna.

Juan Hernández Narváez, de Innoplant, durante uno de los ensayos.

Juan Hernández Narváez, de Innoplant, durante uno de los ensayos. Cedida

"A muy alto nivel, sabemos que la planta se va a estresar, y que habrá cambios fisiológicos en el mismo intervalo temporal que en la Tierra. Con seis veces menos fuerza gravitatoria, pensamos que si desarrollo va a ser más rápido", matiza el malagueño.

Por último, el tercer pilar, el de la Ingeniería Espacial. Es, en realidad, la base de todo, porque en la Luna no hay atmósfera que proteja de las radiaciones, y las temperaturas oscilan entre los 120 grados centígrados y los 150 bajo cero, según la zona. Por tanto, las semillas no se plantarán en la superficie, es imposible: se desarrollarán en una cápsula configurada como un pequeño invernadero. Pura tecnología.

La cápsula, de forma cilíndrica, mantendrá una temperatura de entre 20 y 25 grados centígrados, la humedad necesaria, la presión… "imitará las condiciones de la Tierra, pero sometida a la gravedad lunar, que es seis veces menor. La cápsula será capaz de aguantar la radiación cósmica, y la única variable será la gravedad", señala. Mientras, estará tomando imágenes y recabando información de un valor científico excepcional.

Los simulantes de sustrato regolítico, sobre los que se asentarán las semillas.

Los simulantes de sustrato regolítico, sobre los que se asentarán las semillas. Cedida

El futuro inminente de la agricultura espacial no será, en principio, en grandes invernaderos. "Lo primero que vamos a hacer es mandar esa cápsula cilíndrica, como un emisario, con toda la tecnología, que mida, controle y analice qué le sucede a la planta". A partir de aquí, es ciencia básica para analizar los cambios para entender si le afectará la radiación, "o qué tipo de fertilizantes utilizar para optimizar los cultivos".

En 2019, José María Ortega, rubricando el acuerdo de colaboración con China.

En 2019, José María Ortega, rubricando el acuerdo de colaboración con China. Cedida

El primer lanzamiento lo harán con China, con los que han firmado un acuerdo de colaboración. Luego, en posteriores misiones, se enviarán cápsulas más grandes a la Base Lunar Artemisa, prevista para 2024, con la NASA.

Una planta útil

La elección de qué especie vegetal es la más idónea corre a cargo de Innoplant, que valora para elegirla el rendimiento y lo rápido que pueda crecer. "Solo contamos con dos semanas terrestres para hacer las mediciones, y la planta elegida debe crecer rápido para permitirlas. Además, cuenta el tema nutricional". Porque el objetivo a largo plazo, además del científico, es también por su utilidad: se busca que estos cultivos sirvan de alimento a los habitantes de la Base Lunar.

Eva Sánchez, doctora en Biología Vegetal, en el invernadero de Innoplant.

Eva Sánchez, doctora en Biología Vegetal, en el invernadero de Innoplant. Cedida

Green Moon Proyect cuenta con la experiencia de China, con quienes trabajan. En septiembre de 2019 el país asiático envió a la Luna colza, patata y algodón. "Sólo germinó el algodón. Y murió a los tres días, porque su cápsula llevaba una pared de cristal de diamante para aprovechar la luz del sol. Al cuarto día, cuando llegó la noche lunar, y la temperatura bajó de los 100 grados centígrados, la planta se murió".

Esa experiencia previa les ha llevado a perfilar mucho mejor su cápsula invernadero, que irá dotada de luz artificial combinando los colores azul, rojo y rojo lejano para lograr ese espectro lumínico, de color rosado, para el vegetal pueda realizar la fotosíntesis. Esta característica, unida a su estanqueidad, hará que no importe en qué lugar de la superficie lunar se deposite.

Teniendo en cuenta que todas ellas crecen con los factores de gravitropismo (gravedad) y fototropismo (luz) y que solo hay quince días, y que un día terrestre son 27 lunares, los vegetales que mejor van a funcionar son aquellos que no necesitan floración, porque gastarían una energía preciosa.

Innoplant ha elaborado una lista de los vegetales más idóneos y potentes para germinar y crecer en la Luna. Los mejores, por tanto, son la lechuga (germina en 3 días) la zanahoria, la espinaca, el brócoli, el rábano, (cuatro días en germinar), el tomate (seis días) o el pimiento (8 días).

"Tenemos que entender que actualmente se está produciendo una democratización del acceso al espacio. Y que se está trabajando tanto a nivel público como a nivel privado. Incluso hay ya turismo espacial. Esto va muy, muy rápido", reflexiona José María. 

Recreación simbólica sobre un futuro aeroespacial que puedan crecer especies vegetales en La Luna.

Recreación simbólica sobre un futuro aeroespacial que puedan crecer especies vegetales en La Luna. Cedida

El proyecto, aunque cuenta con apoyos del parque de la UNESCO y el Cabildo de Lanzarote, las agencias espaciales europeas y chinas, el Instituto de Geociencias (IGEO), o el Centro de Astrobiología de Madrid, hunde sus raíces en Andalucía.

Lo explica con sentimiento el malagueño José María Ortega: "Andalucía es líder en agricultura. Y yo considero, además, que la agricultura es la mejor tecnología que ha podido desarrollar el hombre a lo largo de su historia".