Joe Biden y Volodímir Zelenski, este domingo en Japón.

Joe Biden y Volodímir Zelenski, este domingo en Japón. Reuters

Europa

Por qué EEUU sigue siendo tan pesimista sobre la contraofensiva ucraniana pese a los avances en el sur

Ucrania progresa a pesar del pesimismo en los medios y en la opinión pública que temen hablar en términos absolutos de victoria o derrota.

9 agosto, 2023 02:40

Uno podría apelar a la difusión masiva a lo largo y ancho de la prensa estadounidense del famoso grupo de Discord de un militar en activo estadounidense, pero eso sería llegar tarde a la campaña. Las críticas al ejército ucraniano vinieron antes, mucho antes, y las continuas filtraciones no hacían sino corroborar lo publicado anteriormente: Bakhmut iba a caer con decenas de miles de soldados encerrados en una pinza rusa, no había armas para la contraofensiva de primavera, los ucranianos no sabían organizarse ni había un liderazgo serio.

La unanimidad con la que prácticamente todos los grandes medios recogieron este tipo de noticias durante la pasada primavera -y no hablamos de los vinculados al Partido Republicano, que podrían tener su propia agenda prorrusa, sino del New York Times, el Washington Post, la CNN… con su claro tinte demócrata- solo podía hacer pensar una cosa: las instrucciones venían de arriba. Había alguien -y no era un postadolescente delante de su ordenador- filtrando constantemente su malestar con la manera ucraniana de hacer las cosas.

De eso han pasado meses y la realidad ha sido terca: Bakhmut cayó, sí, pero a costa de decenas de miles de soldados rusos caídos en el empeño y de concentrar todos los esfuerzos en esa localidad, lo que hizo a su vez fracasar cualquier ofensiva en los demás puntos del frente. No hubo pinza, no hubo "caldero" y no cayeron tropas de élite en la defensa de los escombros. Al contrario: Ucrania consiguió ganar tiempo, se refugió en Chasiv Yar y casi desde el mismo día de la toma definitiva de Bakhmut ha ido progresando en los flancos de la ciudad, quedando a un paso de la conquista definitiva de Berkhivka (norte) y Klischiivka (sur).

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Este error de cálculo de la prensa estadounidense y sus fuentes -siempre anónimos "expertos" vinculados a la inteligencia militar- no ha servido de aprendizaje. Este mismo martes, la cadena CNN publicaba un artículo en su página web en el que de nuevo hablaba del pesimismo en la cúpula militar estadounidense ante el lento progreso de la ofensiva ucraniana. Prácticamente cada semana, se repite un artículo de este tipo en algún gran medio de comunicación. ¿Está justificada esta agitación?

Más terreno liberado del perdido en invierno

De entrada, hay que aclarar que toda decepción parte de unas expectativas previas que no se alcanzan. ¿Qué expectativas tenía Estados Unidos respecto a la contraofensiva ucraniana cuando no hay fecha aún para la entrega de los F16 prometidos y sigue sin aprobarse el envío de misiles de larga distancia ATACMS? Lanzar una ofensiva sobre fortificaciones defensivas minadas y llenas de trincheras sin superioridad aérea es prácticamente un suicidio al que Ucrania se ha visto obligado por dos simples razones: la desesperación del que siente violado su territorio por una potencia enemiga y las prisas de cara a una posible mesa de negociación.

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Dadas las circunstancias objetivas desde las que partía Ucrania cuando empezó en junio su operación, lo normal sería pensar que no conseguiría avanzar prácticamente nada. No ante el considerado segundo ejército del mundo, desde luego. No ante una superpotencia que ha tenido casi un año y medio para organizar su defensa y a la que no le importa sacrificar cuantas vidas hagan falta con tal de sostener un metro de terreno ocupado.

Y, sin embargo, Ucrania ha progresado. Ha progresado en el saliente de Vremievsky, donde ya ha liberado el equivalente en kilómetros cuadrados de lo que ocupó Rusia en su ofensiva de invierno. Ha avanzado al sur de Orikhov, en Zaporiyia, llegando a las inmediaciones de Robotyne y amenazando, aunque sea desde la distancia, la ciudad clave de Tokmak, punto neurálgico de la defensa rusa de la región. Como se señaló con anterioridad, Ucrania ha avanzado también en el entorno de Bakhmut e incluso en las inmediaciones de la capital de Donetsk. ¿Han sido ataques fulgurantes y decisivos? ¿Han provocado el desplome del enemigo? De momento, no. Pero superan con mucho cualquier expectativa previa en dos meses de ofensiva.

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El pánico ante los términos absolutos

Aparte, los avances territoriales no lo son todo. Una guerra no se puede valorar tan solo por el color de los mapas. En rigor, Ucrania está avanzando cuando el plan no era avanzar sino sentar las bases para el avance posterior, el día que llegue, por fin, esa superioridad aérea. El principal empeño del alto mando durante estos dos meses está siendo desminar el territorio, "limpiar" las trincheras y cortar líneas de suministro por todo el frente ruso: Melitopol, Berdiansk, Mariúpol, Crimea…

En el artículo de la CNN, una de las fuentes anónimas reprocha a Ucrania que no haya podido siquiera "superar la primera línea defensiva", lo que hace que considere imposible que supere el resto. El asunto es que, a menudo, esto no es así. No sería la primera vez que, superada esa primera línea disuasoria, el resto sea un desplome del ejército enemigo corriendo en estampida a posiciones ventajosas desde las que empezar de cero. Si eso se va repitiendo una vez tras otra, al final, Ucrania acabará liberando su país. No pide más. Tampoco menos.

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Y, sin embargo, el pesimismo sigue. Un pesimismo público que pretende influir en la opinión pública estadounidense y en su entorno occidental. Una especie de "así no vamos a ningún sitio" que no parece justificarse con los hechos. La administración Biden ha sido muy generosa con Kiev. Mucho más, desde luego, de lo que habría sido una administración Trump o de lo que podría ser una administración DeSantis. Ahora bien, ha llegado a ese punto en el que se acerca la victoria o la derrota en términos absolutos y los términos absolutos parecen asustarle.

Con un buen equipo de baterías antiaéreas desde el mismo verano de 2022, un buen surtido de blindados para finales del año pasado y suficientes misiles de larga distancia y cazas de combate, Ucrania probablemente ya habría ganado esta guerra. Si no tiene todo ese armamento, sin duda, será por algo. Es más fácil decir las cosas que hacerlas. De ahí a culpar a Kiev por no conseguir milagros o considerar "decepcionante" la liberación de unos quinientos kilómetros cuadrados de territorio "a pelo" y en dos meses va un trecho. Un trecho injusto y demasiado fatalista como para ser del todo sincero.