Los rostros de los presos políticos bielorrusos están pintados en un graffiti en Varsovia, Polonia, el 25 de julio de 2023.

Los rostros de los presos políticos bielorrusos están pintados en un graffiti en Varsovia, Polonia, el 25 de julio de 2023. REUTERS/Kuba Stezycki

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¿Resignarse o luchar? La oposición de Bielorrusia, dividida sobre su futuro tras tres años en el exilio

Son varios los activistas bielorrusos que tuvieron que huir de su país después de la represión en 2020 y que, desde el exilio, abogan por tomar las armas.

9 agosto, 2023 02:41

El 9 de agosto de 2020, hace exactamente tres años, se celebraron elecciones presidenciales en Bielorrusia. Entonces, Aleksandr Lukashenko, presidente desde 1994, y Sviatlana Tsikhanouskaya, líder de la oposición, se disputaban ocupar el Palacio de la Independencia de Minsk. Los resultados dieron vencedor al que se conoce como "el último dictador de Europa", que obtuvo más del 80% de los votos frente a sus competidores.

No obstante, por todo el país se destaron masivas manifestaciones contra el veterano líder, a quien se acusaba de fraude electoral, ya que todos los sondeos daban como vencedora a Tsikhanouskaya. Por su parte, el régimen de Minsk respondió con una brutal represión, deteniendo a más de 35.000 personas y provocando el exilio de varios políticos de la oposición. 

Uno de ellos es Pavel Maryeuski, un activista que, desde que huyó de Bielorrusia nunca había empuñado un arma... hasta que estalló la guerra de Rusia en Ucrania. Entonces, se unió a una unidad de voluntarios bielorrusos que combaten en apoyo de Ucrania en el frente. "Al principio pensé en Ucrania, en los ucranianos y en proteger la vida", dijo a la agencia de noticias Reuters, que ha consultado a más de una veintena de disidentes. "Pero luego pensé en Bielorrusia", añadió Maryeuski. 

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Si cambió de opinión es porque pensó que si Rusia pierde la guerra, Bielorrusia puede cambiar. "Veo esto como una oportunidad para que nosotros, los bielorrusos, regresemos a casa", manifestó el activista bielorruso a Reuters. Con casi toda la oposición exiliada o en prisión, aquellos quienes contradicen las decisiones de Lukashenko dentro del país son hoy apenas unos pocos. 

Mismo objetivo

Por norma general, muchos de los políticos exiliados se enfrentan a largas condenas por rebeldía si regresan a Bielorrusia. Y es por eso que la mayoría de las fuerzas de oposición en el exilio ve difícil solucionar esta situación de forma inmediata. 

Aunque divididos en cuestiones tácticas, los políticos exiliados permanecen unidos por su oposición al Gobierno de Lukashenko y las medidas que ha adoptado. Además, denuncian, sobre todo en redes alianza que Rusia que, según dicen, niega la soberanía de Bielorrusia. 

"Logramos mantener la unidad de las fuerzas democráticas y reestructurarlas, es decir, crear nuevos órganos y mantener la cooperación entre los actores políticos y las iniciativas ciudadanas", comentó Tsikhanouskaya a Reuters, que ha conversado con los principales representantes exiliados. 

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Además, la líder de la oposición manifestó que están dispuestos a dialogar con funcionarios del régimen de Lukashenko porque, según ella, "algunos de ellos tendrán suficiente sentido común y entenderán que Lukashenko no lleva a Bielorrusia a ninguna parte, que está vendiendo nuestra soberanía".

Stanislava Glinnik, nieta del primer jefe de Estado postsoviético de Bielorrusia hasta que perdió las elecciones con Lukashenko en 1994, ahora lidera un organismo llamado Consejo de Coordinación de Bielorrusia cuya finalidad es acabar con la persecución política de los ciudadanos, liberar a los resos políticas y restablecer el orden en el país. "Esto ya no es oposición, es un verdadero gobierno en el exilio", manifestó Glinnik. 

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Los grupos de oposición mantienen más de 20 embajadas, consulados o centros de información alternativos y dirigen al menos dos organismos de inteligencia con el fin de influir en lo que sucede en Bielorrusia

Por otro lado, la oposición centa con más ayuda: los activistas colaboran con aquellos bielorrusos que buscan escapar al extranjero y los hackers informáticos están desarrollando sistemas que permitan una comunicación segura dentro de Bielorrusia. Sin embargo, los propios activistas, algunos con experiencia en combate, han comenzado a alertar de que es hora de prepararse para una lucha real

La semana pasada durante una conferencia en Polonia, Pavel Kuhta, un veterano de combate en Ucrania, afeó a Tsikhanouskaya no haber organizado una resistencia armada. En la misma línea, Sergey Kedyshko, que dirige un grupo de alrededor de 200 voluntarios bielorrusos que entrenan para combatir en Polonia y Lituania, manifestó su acuerdo con Kuhta y precisó que la oposición necesita estar más en forma para luchar

"Cuando se produce algún tipo de acción militar, cuando es necesario actuar con rapidez y eficacia, la oposición bielorrusa siempre se queda atrás, por lo que estamos perdiendo", manifestó Kedyshko.

Después del motín en Rusia que protagonizaron los mercenarios del grupo Wagner a finales de junio, la líder de la oposición tuiteó que estaba "estableciendo un Cuartel General Operativo Unido" para "coordinar actividades en este momento crítico".

No obstante, la situación quedó estabilizada debido a que el propio Lukashenko ayudó a poner fin al motín. Semanas más tardes, los mercenarios del grupo Wagner aterrizaron en Bielorrusia. Para Kedyshko "la situación está empeorando".