El saludo entre Sánchez y Biden en la cumbre del G-20 en Roma.

El saludo entre Sánchez y Biden en la cumbre del G-20 en Roma. Reuters

Política GUERRA EN UCRANIA

Moncloa negocia con la Casa Blanca un encuentro bilateral de Sánchez y Biden tras Semana Santa

Una vez hechos 'los deberes', en el entorno del presidente se confía en que haya una bilateral antes de la cumbre de la OTAN de junio en Madrid.

4 abril, 2022 02:19

Noticias relacionadas

Moncloa lleva meses trabajándolo, pero en las últimas fechas se han acelerado las gestiones, según se acerca la meta. El equipo más cercano al presidente Pedro Sánchez, junto con el gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, trabaja para que se celebre un encuentro entre el presidente del Gobierno y Joe Biden, el mandatario estadounidense.

Según las fuentes consultadas, el objetivo deseado en Madrid es que el encuentro bilateral no se retrase mucho más de la vuelta de Semana Santa. Entonces quedarán ya apenas dos meses para la cumbre de la OTAN en Madrid del 29 de junio. "Nos falta la bilateral con Biden", admite un alto funcionario cercano al presidente, que admite que no tendría sentido que el encuentro mano a mano no se hubiera celebrado para entonces.

Lo cierto es que el escenario internacional no ha favorecido esta posibilidad. En Moncloa son conscientes de la posición geopolítica que ocupa España: entre el más pequeño de los grandes y el más grande de los pequeños.

Además, los últimos acontecimientos internacionales han puesto más obstáculos en las pretensiones españolas. La pandemia y la reconstrucción económica de EE. UU. tras ella condicionaron los primeros pasos de Biden en la Casa Blanca.

José manuel Albares y Antoni Blinken en la sede del Departamento de Estado en Washington (EEUU).

José manuel Albares y Antoni Blinken en la sede del Departamento de Estado en Washington (EEUU). MAUC

Mientras Albares aprovechaba su buen contacto con Antony Blinken, secretario de Estado, y reconstruía puentes, se precipitaron las crisis: primero la caída de Kabul en manos talibán y después las tensiones con Rusia, desembocadas en el mayor conflicto en suelo europeo desde la II Guerra Mundial...

Por otro lado, alegan las fuentes, la condición física de Biden no ayuda. "Es sólo la edad", aseguran, "está en plena forma, y su Administración va a velocidad de crucero. La estrategia de alianza con Europa en la crisis de Ucrania ha sido súper certera, pero le están restringiendo los viajes". Los achaques no perdonan, más aún en el contexto de una confrontación directa con Vladímir Putin, que desafía el orden mundial invadiendo y arrasando el país más extenso del continente europeo.

Dos temas pendientes

También es cierto que entre Madrid y Washington debía resolverse un par de asuntos más. Para empezar, en plena guerra, su ínfima contribución económica a la defensa aliada. España es, dentro de los grandes, el país que menos invierte en sus ejércitos de la OTAN. Sólo Luxemburgo pone menos porcentaje de su PIB que el 1,02% español. El compromiso de Sánchez, tras las llamadas recibidas de algunos gobiernos aliados, para llegar al 2% que reclama la Alianza -e incluso de duplicarlo ya en 2023 si continúa la escalada en Ucrania- ha despejado ese problema.

El contencioso de España con Marruecos también dificultaba las opciones de un encuentro. El presidente demócrata heredó de Donald Trump un posicionamiento muy agresivo respecto al Sáhara Occidental. Obviando las resoluciones de Naciones Unidas, su antecesor reconoció la marroquinidad de este territorio, en pago a la adhesión de Rabat a los Acuerdos de Abraham, que suponían un avance sustancial en las relaciones de Israel con el mundo árabe.

La primera decepción en Moncloa al ver que Biden no revertía esta posición se acabó por archivar. Sobre todo, desde que Olaf Scholz, canciller alemán desde diciembre, dio pasos en el mismo sentido. Así, la visualización de una bilateral del presidente estadounidense con Sánchez quedaba pendiente del arreglo definitivo con el régimen de Mohamed VI. Un Rubicón que ya se ha cruzado, con difíciles equilibrios de gestión con Argelia tratados directamente entre Albares y la oficina de Blinken.

Y ahora, cuando Madrid va a ser sede de la cumbre más importante de la Alianza Atlántica en los últimos años, se están dando ya las circunstancias propicias, según se opina en el entorno del presidente Sánchez. Él será el anfitrión de los 30 mandatarios que deberán definir el concepto estratégico de la OTAN para la próxima década... en la que el propio Biden ya ha anticipado que "habrá un conflicto sostenido entre democracias y autocracias".

El punto de partida

Desde la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, dos esperanzas recorrían los sentimientos del equipo más cercano a Pedro Sánchez. La primera, compartida con el resto de sus colegas europeos y -por qué no decirlo- con la oposición: que Washington volviese al multilateralismo y al consenso atlántico con Europa. La segunda, más personal, que la siembra de los últimos años en la relación entre el PSOE y el Partido Demócrata diera frutos.

Y qué mejor que eso se tradujera en una cumbre entre el presidente del Gobierno y el inquilino de la Casa Blanca. Pero a pesar de los esfuerzos, va para año y medio que Biden juró su cargo en las escalinatas del Capitolio y esto no se ha producido. Para decepción de Moncloa, en la capital del mundo libre sigue pesando la quiebra grave de las relaciones con Madrid que se produjo en 2004, con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno y, sobre todo, con su primera decisión, al día siguiente de la toma de posesión.

José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, permanece sentado ante la bandera de EEUU, el 12-O de 2003, en Madrid.

José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, permanece sentado ante la bandera de EEUU, el 12-O de 2003, en Madrid. E.E.

La retirada de las tropas españolas de Irak se daba por descontada si el socialista ganaba las elecciones de la sucesión de José María Aznar, pero el modo en que se produjo, inmediata y sin prever los relevos sobre el terreno, se consideró poco menos que una traición.

Además, llovía sobre mojado, pues en Washington se hiló este acto ejecutivo con el simbólico de unos meses antes, cuando el todavía líder socialista de la oposición permaneció sentado al paso de la bandera estadounidense, cuyas tropas desfilaron como invitadas en los actos de la Fiesta Nacional, el 12 de octubre de 2003.

Después de las breves conversaciones en un par de cumbres internacionales, incluyendo el bochorno del paseíllo en la cita de la OTAN de Bruselas en 2021, Biden llamó por teléfono a Sánchez para agradecerle la cesión de las bases de Morón y Rota durante la evacuación de Kabul. Ahora, con los deberes hechos, Moncloa negocia la cita entre los dos mandatarios con esperanzas redobladas.