El saludo entre Sánchez y Biden en la cumbre del G-20 en Roma.

El saludo entre Sánchez y Biden en la cumbre del G-20 en Roma. Reuters.

Política EXTERIORES

Dos minicharlas con Biden en 3 meses, la táctica "sin aspavientos" de Albares para proyectar a Sánchez

El equipo del presidente, satisfecho por el acercamiento de los últimos meses a la Casa Blanca, tras las críticas por el paseo de junio en Bruselas. 

31 octubre, 2021 06:58
Alberto D. Prieto Mariano Alonso

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Las comparaciones son odiosas, dicta el manual de buenas costumbres, aunque, se suele apostillar con maldad, sobre todo para el que sale perdiendo. En lo relativo a los acercamientos de Pedro Sánchez al presidente de EEUU, Joe Biden, la broma o dicho es más pertinente que nunca.

Porque aunque no medie un abismo, sí que hay diferencias importantes y visibles entre el tan célebre como breve paseo entre ambos mandatarios de la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas a mediados de junio -que tantas chanzas provocó- con la breve, pero normal, conversación entre ambos en el plenario del G-20 que tenía lugar este fin de semana en Roma.

O sobre todo, con la larga conversación telefónica que, de La Moncloa a la Casa Blanca, mantuvieron Sánchez y Biden el pasado agosto, en pleno repliegue de Afganistán. En aquella operación de envergadura la colaboración española fue importante para, entre otras cosas, el tránsito de muchos militares y colaboradores norteamericanos procedentes de Kabul tras la toma por los talibanes a través de las bases militares de Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla).

Media hora entonces, rematada por una segunda minicharla en apenas tres meses con las que el jefe del Ejecutivo trata de proyectar su imagen internacional y la de su Gabinete.   

Entre una y otra situación medió la profunda crisis de Gobierno de julio en la que Sánchez, para sorpresa de todos, prescindió de su hasta entonces todopoderoso jefe de Gabinete y gurú, el independiente Iván Redondo, para sustituirle por un socialista 'pata negra' como Óscar López y relevó en Exteriores a Arancha González Laya poniendo al frente de la diplomacia a su más afín Jose Manuel Albares.

A este último atribuyen fuentes gubernamentales las gestiones como "muñidor oculto" para conseguir la foto de este fin de semana con el presidente estadounidense. Que obviamente, subrayan, no tiene categoría de cumbre bilateral, pero que tampoco lo pretende. "Buscamos que haya una normalidad institucional sin superlativos. Un saludo cordial como los que son habituales en las cumbres internacionales, sin más, sin aspavientos" afirman los actuales estrategas monclovitas, en una clara aunque velada alusión a lo que ocurría con el anterior equipo.  

En el paseo de Bruselas en junio concurrió la circunstancia, más allá de lo risible de unas imágenes que se prestaron a tantos memes en las redes sociales, de que se habían levantado muchas expectativas desde el equipo de comunicación de Presidencia, que dirigía Redondo. Baste decir que días antes ya se anunciaba a bombo y platillo el que iba a ser el "primer encuentro" entre los dos presidentes desde que Biden jurase el cargo en enero. Una estrategia que sin duda ayudó a que pareciese más decepcionante aún lo que solo con una gran generosidad, o incluso imaginación, se podía calificar de encuentro o reunión bilateral. 

Sánchez y Albares.

Sánchez y Albares. EFE

Visto en perspectiva, se podrá culpar a la estrategia de Albares de no haber logrado un gran resultado, pues no hay de momento una cumbre entre ambos presidentes que echarse a la boca, pero al menos la imagen del presidente y de sus relaciones internacionales no pone en bandeja las críticas. En las gestiones para acercarse a la administración demócrata trabaja también el flamante portavoz parlamentario socialista, Héctor Gómez, hasta este verano responsable del área de internacional de su grupo, que lleva tiempo intensificando sus relaciones con el Partido Demócrata.

La relación con Marruecos

Sin duda, en la relación bilateral con EE.UU. no es un asunto baladí, por razones de geoestrategia, la mejora exponencial de las relaciones con Marruecos en las que desde su llegada al Palacio de Santa Cruz trabaja con denuedo Albares, dispuesto incluso a ofrecer un "diálogo sin tabúes" sobre los asuntos espinosos con el vecino del sur.

A esa buena sintonía a la que incluso ha dado carta de naturaleza el Rey Mohamed VI, después de un convulso año en el que se suspendió sine die la Reunión de Alto Nivel (RAN) prevista en principio para principios de año y en la que tuvo lugar el caso Ghali, que terminó provocando uno de los mayores asaltos migratorios que haya vivido la ciudad autonóma de Ceuta en toda su historia.

La acogida en nuestro país en extrañas circunstancias del líder del Frente Polisario está siendo investigada ahora por la Justicia, en una causa en la que ha llegado a declarar como investigada (la antigua figura de la imputación) la propia ex ministra González Laya.

Sánchez, en definitiva, no tiene aún una reunión bilateral con un presidente americano en su historial, pero al menos este fin de semana no será objeto predilecto de los autores de memes ridiculizadores.