Pinos talados en un bosque

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Historias

Rebelión contra la tala de árboles: Andalucía pide más árboles para luchar contra las olas de calor

El verano de 2022 ha sido el más caluroso de España desde que se registran datos.

9 octubre, 2022 01:55

En un verano con récord en temperatura, número e intensidad de olas de calor sumadas a la sequía, la región más calurosa de España pide árboles en sus ciudades, Varias protestas ciudadanas se han sucedido en Algeciras, Sevilla, Córdoba o Granada pidiendo más árboles o que se detengan las talas de especies autóctonas sin criterios ecológicos o ambientales.

Las expertas advierten: las ciudades españolas necesitarán en los próximos años “oasis climáticos” naturales que permitan atenuar las cada vez más altas temperaturas.

Un caso especialmente mediático ha sido el del ficus de San Jacinto de Sevilla, un enorme árbol centenario situado en la parroquia del mismo nombre, en el cruce de las calles de San Jacinto y Pagés del Corro, en el barrio de Triana.

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El pasado agosto varios vecinos se encadenaron a su copa para tratar de impedir su tala completa, que el consistorio sevillano alegaba necesaria por un informe de 2021 que certificaba el mal estado del árbol y las más de 20 caídas de ramas registradas desde el año 2016, además de la petición de la propia Iglesia.

Un juez paralizó la tala a medias de manera cautelar a petición de la Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza (AMJA) cuando tan solo quedaban el tronco y algunos brotes y ahora está pendiente de resolución. Pero la movilización vecinal en contra de esta tala provocó primero la creación de una Plataforma en Defensa del Ficus del San Jacinto y, finalmente, el pasado 5 de octubre, la de una Mesa Ciudadana del Árbol en Sevilla.

Sevilla y Algeciras defienden árboles centenarios

Isidro Maqueda, portavoz de la Plataforma, explica a Enclave ODS que, aunque el árbol es considerado icónico por muchos vecinos del barrio, “se ha convertido en simbólico después de empezar la protesta, no antes. En Sevilla se han hecho arboricidios de avenidas completas y nadie se paró a protestar”.

A este trianero le recuerda “a cuando en 2013 se paralizaron las talas en la zona de la Alameda de Hércules para hacer un aparcamiento privado” y que es un momento “de conciencia de la dejadez en el cuidado del arbolado de la ciudad, que es fundamental en una ciudad con tanto calor”.

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En Sevilla este verano se han registrado temperaturas superiores a los 44 grados y de una duración e intensidad e inéditas. Los activistas y vecinos han creado la Mesa del Árbol con la esperanza, señala Maqueda, “de defender la necesidad de los árboles y sus derechos. Lo ideal sería que el arbolado tuviese personalidad jurídica como la tiene el Mar Menor”.

Opina que “es absurdo decir que vamos a tener coches eléctricos para detener el cambio climático mientras tenemos ciudades sin árboles”. En este caso “hemos conseguido, dentro de lo que cabe, paralizar esa tala, aunque lo han dejado prácticamente destrozado. Pero ya están brotando ramitas, sigue vivo”.

Este septiembre veía protestas similares en Algeciras, donde la asociación ecologista Agaden empezó a movilizarse contra la tala de 20 árboles, algunos centenarios y todos de más de 80 años, en el Parque de María Cristina, en el centro de la ciudad.

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Su portavoz, Beatriz, critica la falta de transparencia en el proceso por parte del Ayuntamiento y que la reforma incluya “introducción de especies nuevas tropicales con la excusa de modernizarlo, como palmeras cubanas o cipreses, que tienen un gran consumo de agua y dan menos sombra que las especies autóctonas que ya existían”.

El parque, defienden los ecologistas, es actualmente “un reservorio de frescor en mitad de las olas de calor, aparte de limpiar el aire en una ciudad en que ya vamos sobrados de contaminación”.

Un informe de 2021 situaba la cantidad de dióxido de nitrógeno en el aire algecireño en 14,3 microgramos por metro cúbico, cuando el límite de la OMS es de 10 microgramos. Aunque las olas de calor no se cebaron especialmente este verano con la comarca del Campo de Gibraltar, la ciudad alcanzó temperaturas record de 44º.

Granada, podas dañinas y oasis térmicos en la ciudad

En la ciudad de la Alhambra la polémica llegó las dos últimas semanas de agosto, cuando el Ayuntamiento inició la tala de casi 60 árboles de más de 40 años en la calle Arabial, un eje que atraviesa parte de la ciudad en su zona centro y sur. De nuevo, el consistorio alegaba que la mayoría de ellos estaban enfermos, algo que los ecologistas achacan a las podas y talas “abusivas” realizadas a lo largo de los últimos años.

Lola Ortega, bióloga y presidenta de la asociación Árboles Contra el Cambio Climático (ACCC) entiende que la motivación de las talas es “simplemente abaratar el coste de las obras de reforma de las calles” y critica la “deficiente gestión del arbolado de la ciudad”.

Pone como ejemplo que se ha plantado una especie externa, el roble australiano, en un tramo de la calle, a menos de nueve metros de edificaciones, cuando la misma Junta de Andalucía recomienda superar siempre esa distancia: “en pocos años, o los tendrán que retirar, o hacerles podas abusivas que terminarán en enfermedad”.

Desde ACCC critican las escasez de árboles en la ciudad: “La OMS recomienda un árbol por cada tres habitantes en las ciudades, a Granada le harían falta más de 30.000. Tiene solo un gran pulmón, con el bosque de la Alhambra, con almeces centenarios maravillosos y altísimos. Pero no tiene grandes parques”.

La gestión del arbolado “ha sido muy deficiente: solo hacen desmoche, que es cortar las ramas grandes y dejar el tronco y cuarto muñones. A través de esos cortes entran hongoss y bacterias, y además el árbol gasta mucha energía en echar nuevos brotes que nacen no bien insertados y se pueden caer. Prácticamente todos los olmos de Granada están enfermos por esta práctica”.

Piden una Mesa del Árbol que una a técnicos, vecinos y organizaciones ecologistas y permita la participación y que se cree un Plan Director del Árbol en Granada. “Además de la sombra, los árboles contribuyen a mermar la contaminación de todos los tipos: retienen CO2, limpian el aire de polución e incluso protegen de la contaminación acústica”.

Las peticiones de la ACCC no quedan lejos de las recomendaciones de las expertas. Alicia Gómez, arquitecta y profesora de urbanismo en la Universidad Politécnica de Madrid, ha estudiado junto a su compañera Esther Higueras los “oasis térmicos” en las ciudades y la necesidad de vegetación en las ciudades.

Explica a Enclave ODS que “las zonas con árboles tienen una temperatura superficial más baja. Hay estudios que demuestran que, en verano, la presencia de arbolado en las ciudades puede bajar hasta 12º la temperatura en Europa central y hasta 4º en el Sur de Europa. Aumentar la superficie arbolada mejoraría las condiciones en olas de calor”.

En su opinión la mayoría de ciudades españolas, no solo las andaluzas, “tienen más o menos los mismos problemas: mala ubicación en aceras estrechas, compactación de suelo o problemas de subsuelo, falta de planificación, mala selección de especies, mal mantenimiento.”.

Los “oasis térmicos” que proponen serían “espacios públicos que combinarían estrategias bioclimáticas de diseño urbano, como la instalación de estanques y fuentes, la colocación de arbolado caduco alineado con la dirección del viento dominante en verano para crear canales de viento, la utilización de pavimentos de colores claros y suelos permeables en al menos un 75% de suelo total, etc”.