Manuel Borja-Villel (Foto: Museo Reina Sofía) y Manuel Vilas (Foto: Alex Gallegos)

Manuel Borja-Villel (Foto: Museo Reina Sofía) y Manuel Vilas (Foto: Alex Gallegos)

Jardines colgantes

La hora de los 'artivistas'

Para Manuel Borja-Villel las obras de arte van más allá del comisario. Según Concha Jerez lo que hay es un problema con el arte. A secas. ¿Qué pasó con Berlanga y Almodóvar en los Goya? Hay que mirar a las pupilas de la bestia...

28 febrero, 2022 02:28

El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, le ha pintado a Juan Cruz (El Periódico de España) un panorama muy sombrío. “Estamos como en los años 30: con guerras culturales, fake news, fascismo (…) hay una especie de guerra civil global”. Como fondo, claro, las encendidas reacciones a la reorganización del museo, que califica de “malsanas e intolerantes”.

Borja-Villel está molesto con “la gente especializada en buscar polémicas”. Pero defiende a los artivistas, “gente que trabaja sobre feminismo, sobre el desastre urbanístico… nos aporta mucho. Porque las obras van más allá del comisario”.

EPS pregunta a la artista multidisciplinar Concha Jerez si hay en España un problema con el arte contemporáneo. Tampoco es muy optimista. “Lo que aquí ha habido es un problema con el arte a secas. Franco fue a disparar contra la cultura porque le salimos respondones, y algo de eso queda... Hay miles de personas que siguen siendo franquistas en su forma de ser y de actuar. La censura pervivió después del franquismo…”

En el mismo periódico, el escritor Javier Rodríguez Marcos sorprendía con un artículo titulado “El ‘Guernica’ del siglo XXI pesa 38 toneladas”. Se refiere a Obra maestra, de Juan Tallón, que, según él, “resume todas las contradicciones [del arte].” Aprovecha para explicar que el ‘Guernica’ ya no es lo que era. “Ese mural fue un icono (del siglo XX) hasta que le quitaron el cristal antibalas en el Museo del Prado. Hoy ya no es más que un Picasso”.

Pasan las semanas y los ecos de los Goya no se apagan. José Luis García-Berlanga se mostraba dolido en Las Provincias: «La gala ha sido humillante de cara a la figura de mi padre”. Fernando, el menor de los hijos de Luis G. Berlanga, dijo en Levante sentirse sorprendido por estas declaraciones del director de la gala, Dani de la Torre: “Almodóvar pidiendo a la gente que se levantara con Blanchett fue Bienvenido, mr. Marshall, el mayor homenaje a Berlanga” de la ceremonia. “La verdad –concluye- es que no sé qué puede tener que ver eso con la figura de mi padre".

Agustín Almodóvar continuó en redes sociales con sus quejas. “Honestamente creo que @Academiadecine debe revisar el sistema de elegir la película española para los Oscar”. El director Dani Sánchez Arévalo le contestó de inmediato: “Revisar el qué? El pensamiento y criterio individual de cada uno de los académicos? Pedro es una de las cosas más grandes que le ha pasado a la historia de nuestro país. Le amo. Le amamos. Pero no necesita más reconocimiento, ni sobre todo, imposición”. Más cruda ha sido la actriz Yolanda Ramos sobre cómo Pedro trata a los actores. “Es importante que el que te dirige sepa enseñarte. Con un profesor que te está riñendo y te pone orejas de burro es difícil que aprendas… El miedo a los poderosos nos hace gilipollas”.

Volviendo a los artivistas, pero en este caso referido al mundo literario, Manuel Vilas reflexionaba en El País sobre la función del escritor. “Estamos obligados –proclamaba– a mirar este mundo, a mirar el corazón del capitalismo, a mirar a las pupilas de la bestia, como Dante miró al infierno allá por 1300…” A Aloma Rodríguez le preguntan en Zenda si es bueno que Paz Padilla venda muchos libros. Se muestra implacable: “Es bueno para su editorial (…) Una obra como esa —que no es literatura— es un balón de oxígeno para la editorial (…) Lo que estaría bien es que hiciesen luego apuestas arriesgadas por otros autores. Si vendes “comida basura”, la parte de sensibilización lectora la estás perdiendo”.

P.S. El novelista Pierre Lemaitre (El Mundo) dice tener “una gran simpatía” por Arturo Pérez-Reverte, a quien describe así: “A veces puede ser un reaccionario, pero su fondo es progresista. Me parece que le encanta hablar. Y cuando hablas y hablas al final acabas diciendo grandes tonterías... Con él me reconozco en su cólera. Es un hombre perpetuamente enfadado, que desata una tormenta contra el mundo entero. Tienes la sensación de que por la mañana se levanta y a ver a quién puede darle una bofetada (…) Es como un hermano de la familia al que de vez en cuando tienes que decirle ‘Arturo, por favor, calla’”.

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