Image: Animal impuro

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Poesía

Animal impuro

Adolfo García Ortega

29 mayo, 2015 02:00

Adolfo García Ortega. Foto ICAL

Fundación José Manuel Lara, 2015. 408 páginas, 17'90€

Aunque con mayor presencia hoy en el campo literario como novelista, Adolfo García Ortega (Valladolid, 1958) hizo su presentación como poeta en 1983 y este Animal impuro acoge ahora los libros publicados entre aquella fecha y el año 2011. La reunión de estos versos y la lectura del conjunto ratifica lo que ya era notorio en cada uno de los libros y que la crítica ha venido señalando. La poesía de García Ortega es una prolongada meditación, muy en particular, sobre el tiempo, la condición de mortal de ese animal impuro que somos.

Se puede afirmar que es la transitoriedad de las cosas, la mortalidad de los otros y del propio sujeto, la conciencia de todo ello, lo que se nombra como "el malestar del tiempo", lo que dicta esta poesía y tiñe de melancolía al discurso. Y no hay remedio posible, al final espera siempre la derrota: "Viene a visitarte/ el tiempo, tu enemigo./ y su sombra, el latir/dejado. Has perdido."

Como en un intento de rehuir esa condición vital, el personaje de muchos de los poemas aquí reunidos viaja y escribe desde otros lugares o bien los evoca. Otras ciudades, otros espacios, en muchas ocasiones los hoteles y sus habitaciones -Los hoteles es precisamente el título de uno de los libros-. Este yo, este viajero, se diría que va a la busca de espacios en los que pudiera olvidar su ser mortal, pero, en definitiva, lo que acaba encontrando son escenarios vacíos, de decoración de yeso y falsos dorados, espacios de soledad que invitan a la reflexión sobre la existencia. Aunque no siempre, así pues, en "Atenas", por ejemplo, la música de la calle hace que "suene/ dentro de mí como el inicio/ de una vida nueva que se abre."

No son pocos los poemas en los que, bien se habla de una cierta personalidad de la cultura, bien es una de esas "personalidades" la que toma la palabra: Nietzsche, Blaise Cendrars, Brahms, Kafka, entre otros, dando así noticia de las lecturas preferidas, del mundo intelectual del poeta. Esas lecturas, las amistades y el amor vienen a ser el contrapeso del saberse efímero.

Una dicción cercana al habla, alejada de la retórica aunque no exenta de figuración, es marca general de esta obra poética y hay que decir que resulta plenamente eficaz en su proximidad al lector. Bueno noticia sin duda esta ocasión de releer la poesía de Adolfo García Ortega, una poesía que no resulta distante, sino que dice, y bien, algo que nos concierne.