Image: Fámulo

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Poesía

Fámulo

F. Ferrer Lerín

27 noviembre, 2009 01:00

F. Ferrer Lerín.

Tusquets. Barcelona, 2009. 128 páginas, 12 euros.


Tras la publicación en 1964, 1971 y 1987 de tres libros de poesía, Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1942) se retiró en un largo silencio y esto, unido a la calidad de su escritura, hizo surgir una leyenda, un "raro". Todo es muy distinto en los últimos años: la novela Níquel (2005), la poesía reunida en Ciudad propia (2006), el excelente El bestiario (2007), Papur (Zaragoza, Eclipsados, 2008) y Fámulo.

Esta escritura proviene de la vanguardia y, en muchos casos, se desprende de lecturas -incluso se ofrece información al final del libro-, gesto de dependencia que ya se daba en libros anteriores y que tiene su modelo en tantas de las páginas de Borges, experiencias de lector-escritor que le llevaron en Papur a iniciar dos "géneros" -"Bibliofilias" y "Facsímiles"- fascinantes, y no merecen otra calificación los poemas de Fámulo. Con despreocupación de las formas poéticas tradicionales, aunque en ocasiones se usan como contrapunto humorístico, hay aquí una extraña magia verbal, un conocimiento de la palabra inusual y una censura de los modos de hablar actuales -"golosinas/ empaladas/ que no chuches,/ imbécil"- que funciona como índice de la visión del presente como un mundo degradado, en el que "la cara/ extrema, de fealdad/ total, horripilante, vulgar", como se nombra a las comedias televisivas españolas, se ha adueñado del comercio cultural relegando al olvido a Ingrid Bergman o Louis Calhern. Así, recorre estos poemas una especie de nostalgia por un mundo perdido, la denuncia o, al menos, el acto de dar fe de cómo un proyecto estético y de vida ha tenido como meta el fracaso y el ahora es sólo "Grasa, un horizonte/ sí de grasa".

Esta mirada un tanto apocalíptica no se dirige sólo a esta "época nefasta", sino que incluye la propia vida: "Acabó/ así/ nuestra edad". El autobiografismo, que es marca de la citada Níquel, se hace aquí presente, como sucede en el poema genealógico "F. F." o en "Taf", exploración de los azares léxicos, y está ya en el primero de los poemas "Consideraciones autobiográficas" con su arranque "Hablo/ de familias como la mía", si bien la poderosa imaginación de Ferrer Lerín y su pericia lingöística -que obliga al lector a acudir a los diccionarios- hacen que la materia más personal se enmascare, se haga literatura y no simple confesión. Los poemas están poblados de personajes, del pasado o actuales, de lugares -espléndida la toponimia de "Primera relación de enclaves propicios"-, de anécdotas extravagantes, de referencias librescas o culturales, dando así los elementos para la redacción de una comédie humaine del presente. Como el resto de la obra de Ferrer Lerín, Fámulo es escritura de toda excelencia.