La ilustradora surcoreana Keum Suk-Gendry Kim. Foto: Guillaume Berthier

La ilustradora surcoreana Keum Suk-Gendry Kim. Foto: Guillaume Berthier

Novela gráfica

Keum Suk-Gendry Kim, la autora de cómic surcoreana que pone a Kim Jong-un a bailar el Gangnam Style

La historietista aborda en su último trabajo la figura del dictador norcoreano, a la vez que tiende puentes para una posible reconciliación.

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La historietista surcoreana Keum Suk-Gendry Kim (Goheung-eup, Corea del Sur, 1971) gusta de radiografiar la historia reciente de su país. Para ello, no suele recurrir a grandes nombres. Tampoco le ha sido preciso: las historias más desgarradoras, las que más dejan al descubierto las heridas compartidas —cuenta en su entrevista con El Cultural— vienen de la gente común.

Así lo demostró en Hierba (Reservoir Books, 2022), con la que fue finalista del prestigioso Premio Eisner y en la que cuenta la triste peripecia vital de Lee Ok-Sun, una mujer coreana que fue explotada sexualmente por el ejército japonés durante la II Guerra Mundial en las mal llamadas "casas de consuelo".

También en La espera (Reservoir Books, 2023), donde narra el drama de las familias divididas por culpa de la Guerra de Corea, que partió en dos la península utilizando como referencia el paralelo 38. En esta ocasión el centro del relato recayó en su propio linaje: su madre se había separado de su hermana mayor, que quedó en lo que hoy es Corea del Norte y de la que nunca más se supo.

Ahora, sin embargo, cambia de tercio. En su nueva obra, Mi amigo Kim Jong-un (Reservoir Books, 2025), el protagonista no es ninguna vida anónima a la que el devenir de los tiempos haya arrebatado la voz. Es, como ya es fácil adivinar, el personaje coreano más indiscutiblemente conocido a nivel internacional: Kim Jong-un.

Un hombre cuya vida, al contrario que el resto de los personajes de la historietista, no es ningún drama —ahí lo vemos en algunas de las ilustraciones de Mi amigo Kim Jong-un jugando con un globo terráqueo como si de Chaplin se tratase, o bailando alegremente el Gangnam Style—. En sus manos, no obstante, recae en buena medida el futuro de toda la región y, por tanto, el de millones de vidas comunes como las que ha retratado en el pasado Keum Suk-Gendry Kim.

Pregunta. ¿De dónde nace esa necesidad de conocer a fondo la figura de Kim Jong-un?

Respuesta. No quería ofrecer simplemente información de Kim Jong-un. Es el punto de partida, sí, pero lo que deseaba transmitir es la inquietud cotidiana que yo misma sufro hacia el hecho de que la guerra puede estallar en cualquier momento.

»Vivo en una isla [la isla de Ganghwa] que está a pocos kilómetros de las costas norcoreanas. Desde allí se escucha todos los días el sonido de explosiones de los ensayos balísticos norcoreanos y las maniobras del ejército estadounidense-surcoreano. Soy una persona que desea la paz y que, en mi día a día, tengo que vivir con ese recuerdo constante de que la guerra es una posibilidad no tan lejana.

P. ¿Ve posible alcanzar un estado de concordia y convivencia entre ambos países?

R. Depende de la voluntad de los dirigentes de cada lado. No solo los locales, sino también los internacionales. Nuestro presidente actual [Lee Jae-myung] está más abierto a tender puentes con Pionyang. Lo que estamos viendo es que ante cualquier reacción de Corea del Norte, nuestro país está intentando escuchar e ir por el camino del diálogo.

»Si vamos por ahí, seguramente ellos también tendrán una postura más suave. Lo más importante es que ambas partes hagan un esfuerzo real porque esto ocurra así.

"Con un diálogo persistente las diferencias entre las dos Coreas pueden desaparecer"

P ¿Vería con buenos ojos la reunificación de las dos Coreas?

R. Viendo la situación actual, no. Estamos en un momento demasiado tenso todavía. Lo más importante para llegar a una reunificación pacífica es seguir en esa senda del diálogo. Se debería de empezar por facilitar la comunicación entre los ciudadanos de ambas partes. Vivimos en una época de enorme desarrollo tecnológico, pero las familias separadas por la frontera todavía no pueden hablar libremente. Ni siquiera saben si sus familiares siguen vivos o muertos.

Cubierta de 'Mi amigo Kim Jong-un' (Reservoir Books, 2025)

Cubierta de 'Mi amigo Kim Jong-un' (Reservoir Books, 2025)

P. ¿Todavía existe una cultura común en la península de Corea?

R. Hay diferentes puntos de vista en esta cuestión. En Mi amigo Kim Jong-un entrevisto a un extranjero que lleva 20 años viviendo en Corea del Norte y Corea del Sur. Él opina que, pese a los 80 años de separación, somos todavía idénticos. "Sois una familia, se nota que sois iguales", me decía. Pero si le preguntas a un coreano, sí que sentimos esa diferencia cultural. Entrevisté también a varios desertores norcoreanos y lo que noté es que hablábamos la misma lengua pero aun así había muchas barreras culturales. Pero, de nuevo, yo creo que con un diálogo persistente esas diferencias pueden desaparecer.

P. ¿Le gustaría visitar Corea del Norte?

R. Lo mencioné una vez de broma y a mi madre casi le da algo [ríe]. Su familia se separó por la guerra, así que le daba pavor que, de hacer ese viaje, no me permitieran volver. Así que, por el bien de mi madre: no, no lo haría.

P. Aunque no elude los crímenes perpetrados por Kim Jong-un desde que se hizo con el poder [2011], no deja de mostrar su cara humana. ¿Qué opinión le merece este personaje?

R. Trato de no volcar ninguna opinión personal en mi trabajo. Soy ilustradora, así que me centro en dibujar, tratando que, siendo lo más simple posible, el personaje todavía sea reconocible. Los surcoreanos, en general, lo temen. De hecho, me amenazaron por hacer este cómic.

Una de las viñetas de 'Mi amigo Kim Jong-un. Foto: Reservoir Books

Una de las viñetas de 'Mi amigo Kim Jong-un. Foto: Reservoir Books

P. ¿Recibió amenazas? ¿Por qué motivo?

R. Hay quien pensó que era un libro que alababa los postulados de Corea del Norte simplemente porque aparecía el rostro de su líder. Y ya encima con el título no había discusión posible.

P. Otro personaje polémico que sale bien parado en su obra es Donald Trump. ¿Cree que su anterior mandato fue positivo para la paz en Corea?

R. Trato de no verter ninguna opinión personal en la obra. El papel de Donald Trump en el conflicto aparece durante la entrevista con el expresidente Moon. Y él tampoco es que tuviera una postura a favor de Trump. Lo que pasa es que en aquel momento y en aquella situación tomó decisiones que fueron positivas durante un tiempo para distender la situación.

"Hay quien pensó que 'Mi amigo Kim Jong-un' era un libro que alababa los postulados de Corea del Norte"

P. ¿La de las dos Coreas es una historia de buenos y malos?

R. Es lo que se ha pensado tradicionalmente. Hay muchos ecos de eso todavía, con gente que piensa que los norcoreanos son pobres, son malos, son diablos... mientras que nosotros somos ricos, buenos y democráticos. Lo que quería con esta obra es justamente la perspectiva contraria, reducir la brecha.

P. Resulta llamativa una de las historias que inserta en Mi amigo Kim Jong-un, sobre un huérfano que, durante la guerra de 1950, es adoptado por un soldado colombiano que se lo lleva a su país. ¿Qué relación guarda la vida de este niño con la figura de Kim Jong-un?

R. En mis anteriores obras, cuando escogía a un protagonista, lo primero que hacía era entrevistarlo. El protagonista en este caso es, como todo el mundo sabe, inaccesible. Así que lo que decidí fue diseñar algo más coral, para lo que hice una lista de la gente a la que quería entrevistar.

»La historia de este niño me llegó por accidente cuando estaba en una feria del libro en Colombia. Yo quería transmitir un mensaje de paz. Es una historia que te parte el corazón, con un niño que se va por culpa de la guerra, sufre innumerables penurias y luego no puede volver. En este mundo hay muchos como él por culpa de la guerra. Incluir ese relato es mi forma de desear que no vuelva a ocurrir nada parecido.

P. También hay un capítulo en el que aparece una refugiada norcoreana que habla con total naturalidad de las transacciones sexuales que frecuentemente se llevan a cabo en su país. ¿Qué sintió durante aquella entrevista?

R. Fue algo doloroso de escuchar. Me hizo reflexionar mucho. A la conclusión a la que llegué es que son personas que ya no tienen nada que perder y, por tanto, están dispuestas a todo para sobrevivir, y eso incluye aprovecharse de su cuerpo. Lo expresa de forma fría pero, sabiendo por todo lo que ha pasado, es hasta normal.