Alumnos del IES Las Musas en uno de los laboratorios del centro. Foto cedida por el autor

Alumnos del IES Las Musas en uno de los laboratorios del centro. Foto cedida por el autor

Letras

Las Musas, el instituto público en el que los alumnos se reúnen con jefes de Estado y colaboran con el CSIC

El centro ha recibido elogios por su enfoque educativo vanguardista y "humano". Hablamos con José Antonio Expósito, su histórico director.

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En el año 2017, un grupo de padres de alumnos se reunieron a las puertas del IES Las Musas, un instituto del barrio madrileño de San Blas, para manifestarse, cacerolada incluida. ¿La razón? Ese año sus hijos no habían logrado plaza para cursar 1.º de la ESO en el centro.

Uno de los detonantes de la indignación de estos padres es una evidente cuestión de movilidad: el centro era el que les correspondía en términos de proximidad, pero Consejería les había adjudicado uno que quedaba demasiado lejos de sus residencias.

El otro motivo, sin embargo, no es algo que estemos habituados a relacionar con los centros de educación pública de nuestro país. Y es que el IES Las Musas es un instituto reconocido por aplicar un modelo de enseñanza que se sale de la norma y que, además, funciona (no crean que lo uno y lo otro va siempre de la mano). Año tras año logran colocar a muchos de sus alumnos en lo más alto de los rankings de calificaciones para el acceso a la universidad.

Tales resultados, claro, han despertado un imparable efecto llamada. "En algunos niveles hemos llegado a tener 10 solicitudes por cada plaza", explica a El Cultural José Antonio Expósito, exdirector del IES Las Musas durante una década y uno de los principales artífices —no el único, porque, nos insiste, ha sido algo colectivo— de las acertadísimas medidas que han colocado al instituto de San Blas en lo más alto. Tras su retirada en 2024, publica este año La rebelión de Las Musas (Debate), donde comparte su experiencia al frente del centro.

La Comunidad de Madrid escuchó a aquellas familias que protestaron frente a las puertas del instituto y, proyecto de ampliación mediante, el centro dio cabida a los alumnos solicitantes. "Ese año tuvimos siete clases de 1.º de la ESO", recuerda el exdirector.

Portada de 'La rebelión de Las Musas', de José Antonio Expósito (Debate, 2025)

Portada de 'La rebelión de Las Musas', de José Antonio Expósito (Debate, 2025)

Pero, ¿en qué consistía ese proyecto que atrajo —y sigue atrayendo— a estudiantes y padres hasta el punto de manifestarse por su derecho a ingresar en el centro? Expósito nos habla de "rehumanizar" la enseñanza: "Se trata de recuperar una relación más amable, cordial y directa entre alumno y maestro. Esa es la verdadera esencia de la educación".

Educación que necesita menos tecnología y más humanidad: "Una escuela vive sin ordenadores, pero muere sin profesores. A veces nos hemos equivocado llenando las aulas de una cacharrería que va de tablets a gafas de realidad virtual. Eso ha llegado a suponer que el profesor pierda protagonismo en el aula".

"Hay que recuperar ese trato cordial entre el profesor y el estudiante, donde se le puede mirar a los ojos al muchacho y atenderle como corresponde. Cuando se tiene 200 alumnos a la semana es muy complicado conocer personalmente a cada uno", afirma el exdirector, que apostó, en cambio, por ofrecer a los estudiantes un referente encarnado en la figura del docente. "El profesor debe ser alguien con el que hablar y al que escuchar. Cuando surgen problemas tú necesitas una persona a tu lado, no una máquina. Hay muchos chicos con problemas físicos, psíquicos, emocionales, que las máquinas no resuelven".

La importancia del espacio

Para Expósito, el ecosistema donde se desarrolla la formación del estudiante también es esencial. De ahí su preocupación por convertir Las Musas en un espacio amable. Para ello, el centro desarrolló una iniciativa poco convencional: sustituir las paredes de ladrillo por cristaleras que dejaran ver el interior del aula desde fuera. "Así creamos un ambiente abierto, luminoso, que propicia el encuentro. En un ambiente hostil, feo, degradado, es mucho más difícil abordar los desafíos de la educación. Hay que generar el clima adecuado. Los espacios son claves para que haya una buena armonía".

El autor de La rebelión de Las Musas es contrario a la idea de que iniciativas así son inasumibles para centros públicos. "Creo que muchas veces cunde el desánimo y piensas que esas cosas son imposibles o que eso lo tiene que hacer la administración. Pero la verdad es que los docentes tenemos posibilidades. Es verdad que es un sacrificio. Es un esfuerzo titánico, pero se puede hacer. Una de las claves es que todo el equipo docente vaya a una. Otra, ir poco a poco y priorizando a la hora de repartir el presupuesto disponible".

"En un hospital o en un aeropuerto sería impensable una desactualización como la que vemos en las escuelas"

En el centro —nos cuenta el exdirector— vieron como algo fundamental dejar atrás el tipo de arquitectura heredada de las necesidades que se dieron para hacer frente a las necesidades del baby boom. Por aquel entonces, se tuvo que replicar el diseño de escuelas a toda prisa para atender a la creciente demanda de escolarizaciones debido al aumento de población infantil de aquellos años.

"Son construcciones de en torno a 50 años. Y, sin embargo, en la mayoría de los casos no se ha acometido una modernización. En un hospital o en un aeropuerto sería impensable una desactualización como la que vemos en las escuelas", afirma Expósito. "Deberíamos llevarnos las manos a la cabeza. Es del futuro del país de lo que estamos hablando. No le podemos estar diciendo a un adolescente que lo más importante y decisivo para su futuro son esos años de formación y luego escolarizarlos en ambientes degradados. Eso no inspira ni al alumno ni al profesor".

Pequeños investigadores

Uno de los grandes aciertos que destaca Expósito de sus años al frente de Las Musas es el impulso de la investigación. Para ello, entre otras apuestas, vinculan a los estudiantes con investigadores de prestigio.

"Inician una investigación sobre un tema que le atrae, le apasiona, o siente curiosidad. Los temas pueden ser sobre el cáncer, electromagnetismo, historia, economía...", nos detalla el exdirector. "Tenemos acuerdos firmados con las entidades de investigación más importantes del país (CSIC, CIEMAT, CNIO...) que, generosamente, ofrecen dos investigadores para que estén a disposición del niño o niña, a quienes durante año y medio tutelan".

"Nuestros exalumnos se sorprenden con lo adelantados que están con respecto a sus compañeros de la universidad"

Al iniciar la investigación, los alumnos reciben clases para orientarles en la metodología típica de un trabajo de estas características. Más tarde, al final del proyecto, exponen sus resultados frente a un tribunal: "Con todo ello anticipan lo que más tarde verán en los estudios superiores. Nuestros exalumnos se sorprenden entonces con lo adelantados que están con respecto a sus compañeros de la universidad".

Traspasando fronteras

Alumnos del IES Las Musas en uno de sus viajes a la amazonía ecuatoriana. Foto cedida por el autor

Alumnos del IES Las Musas en uno de sus viajes a la amazonía ecuatoriana. Foto cedida por el autor

También se enorgullece Expósito de los programas que han llevado a los alumnos del instituto a conocer el extranjero. "Nuestros chicos han tenido la oportunidad de viajar a otros países, conocer a otros escolares de Alemania, Canadá, Francia, República Checa... Incluso tuvimos cinco expediciones a la Amazonía ecuatoriana".

De estas últimas aventuras que menciona, nos cuenta: "Nos recibió en su despacho en el Palacio Presidencial de Carondelet el jefe de Estado de Ecuador, el presidente Guillermo Lasso. Quiso recibir a una escuela española que estaba promoviendo la cultura de su país en España".

Algo semejante ocurrió en Rusia, país en el que, hasta la guerra, tenían establecido un programa de intercambio de alumnos: "Escribimos al embajador de España en Moscú, Fernando Valderrama, y, muy diligente, nos recibió en la embajada y quiso mostrar su apoyo por una iniciativa como la nuestra. Ha pasado una guerra, y aquellos niños que fueron a aquel intercambio todavía mantienen correspondencia con los compañeros rusos".

Nadie se queda atrás

Ante el éxito de tantos de sus alumnos, surge la pregunta de qué se hace con aquellos que, por una u otra razón, acaban rezagados. Es una historia que conocemos porque se repite en cada uno de los institutos de nuestro país.

En otro centro, el alumno díscolo repetiría y, probablemente, acabaría descolgado del programa educativo. En Las Musas no ocurre así: "Es un error dejarlos arrinconados mientras el resto crece. Un país no puede abandonar a sus ciudadanos de ese modo".

La solución, en cambio, radica en un enfoque personalizado que identifique el problema que ha propiciado que el alumno no haya logrado alcanzar los objetivos académicos. Así nos lo explica Expósito: "Decidimos buscar que ese niño pase de curso. Nos dimos cuenta de que teníamos cuatro cursos por delante para abordar la situación eficazmente".

A cambio, plantearon un programa de mentoría: "Se trata de designar dos alumnos a un profesor cada año. Ese docente actúa como una especie de profesor particular que le acompaña todo el año con clases personalizadas. ¿Para qué? Para ver los niveles reales de un alumno y conseguir que se encauce explicándole lo que necesite, identificando los problemas personales, estableciendo un vínculo entre mentor y pupilo, comunicándose con la familia, organizándole la agenda...".

Todo con un objetivo en mente: que nadie se quede atrás, ni en el instituto, ni en la vida. Y ese, concluye Expósito, es el verdadero logro de Las Musas.