Fernando Pessoa

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Letras

Los heterónimos más famosos de Pessoa: los cuatro mejores disfraces del gran fingidor

Álvaro de Campos, Bernardo Soares, Ricardo Reis y Alberto Caeiro han logrado una fama cercana a la de su creador.

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Álvaro de Campos

Ingeniero naval licenciado en Escocia, amante del desarrollo de la tecnología, De Campos (Tavira, Portugal, 1890) viajó a Oriente en busca de inspiración y escribió su poema Opiário a bordo de un barco en el Canal de Suez. Finalmente, regresó a Inglaterra para trabajar en Barrow-on-Furness y Newcastle-on-Tyne (1922). Desempleado, se estableció en Lisboa en 1926, ciudad que ya no abandonaría hasta su muerte (ficticia).

Se le considera una versión hiperbólica del propio Pessoa, quizá porque su lema es "sentir todo en todos los sentidos" del mismo modo que entiende que "la mejor forma de viajar es sentir". Hija de la exaltación, su poesía está marcada por los versos libres, la irreverencia y el exceso, y es la más intensa y variada de todas las de los heterónimos, pues juega constantemente con el deseo febril de ser y sentir todo y todos, y, por otro lado, con el anhelo de aislamiento y soledad.

Bernardo Soares

En este heterónimo las diferencias íntimas y literarias con el verdadero Pessoa se difuminan al máximo, al punto de firmar una de las obras capitales del poeta, el Libro del desasosiego. Ayudante de un tenedor de libros de contabilidad en la ciudad de Lisboa, es, según el propio Pessoa, "un semi-heterónimo, porque, no siendo mía la personalidad, es, no diferente de la mía, sino una simple mutilación de ella".

Prosista que versifica, irreductible soñador que filosofa y místico descreído, es el más pessoano de todos los heterónimos. También es el más oscuro y desengañado, pues, aunque solo quería "un haz de parte del sol, un camino próximo, un poco de sosiego con un poco de pan, no pesarme mucho el saber que existo, y no exigir nada de los otros ni ellos nada de mí", todo eso le fue negado "como quien niega la limosna no por falta de buena alma, sino por tener que desabrocharse la chaqueta".

Ricardo Reis

Según su biografía ficticia, Reis nació en Oporto en 1887. Es, pues, un año mayor que Fernando Pessoa, quien lo describe como algo más bajo y fuerte, pero delgado y de un vago color marrón mate. Reis se educó en un internado jesuita, convirtiéndose en latinista por educación y semihelenista por formación, por lo que escribía mejor que Pessoa pero con un purismo que su autor consideró exagerado.

Médico y poeta neoclásico, era monárquico, por lo que se exilió en Brasil tras la derrota de una rebelión monárquica en Oporto contra la República portuguesa en 1919. Las Odas de Reis se publicaron en 1924 en Athena: Revista de Arte, fundada por Pessoa y Ruy Vaz. Años más tarde, entre 1927 y 1930, se publicaron ocho odas más en la revista literaria Presença. Los poemas y la prosa restantes se publicaron póstumamente. José Saramago le rindió homenaje en El año de la muerte de Ricardo Reis.

Alberto Caeiro

Nacido en Lisboa en 1899, fue el maestro de todos los demás. Campesino casi sin estudios, tras la muerte de sus padres se quedó en casa de una tía abuela, viviendo de una renta modesta. Murió de tuberculosis. También es conocido como el poeta-filósofo, aunque él rechazaba ese título y pregonaba una 'no filosofía'. Creía que los seres simplemente son, y nada más: se irritaba con la metafísica y cualquier tipo de simbolismo.

El propio Pessoa recordaba así su nacimiento: "Un día se me ocurrió gastarle una broma al compañero poeta Mario Sá-Carneiro: inventar un poeta bucólico bastante complicado a quien presentaría con algún atisbo de realidad. El 8 de marzo de 1914, caminé hacia una cómoda alta, tomé un trozo de papel y comencé a escribir de pie, como hago siempre que puedo. Y escribí treinta y algo poemas de una vez, en una especie de éxtasis que soy incapaz de describir. Fue el día triunfal de mi vida".