Chimamanda Ngozi Adichie. Foto: Manny Jefferson.

Chimamanda Ngozi Adichie. Foto: Manny Jefferson.

Letras

Chimamanda Ngozi Adichie: "Si más hombres leyeran libros sobre mujeres mejoraría nuestra comunicación"

La escritora nigeriana, autora del aclamado ensayo 'Todos deberíamos ser feministas', regresa a la novela diez años después con 'Unos cuantos sueños'.

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La mirada de Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria, 1977) es como un cuchillo. La autora nigeriana, que saltó a la fama con el ensayo Todos deberíamos ser feministas (2014), es una de las voces narrativas más afiladas y comprometidas de las últimas décadas.

Su obra —La flor púrpura (2003), Medio sol amarillo (2006), Algo alrededor de tu cuello (2009), Americanah (2013) —no solo indaga en la historia de su país, marcada por heridas como la guerra de Biafra, sino que abre un diálogo sobre el feminismo, el racismo y la mirada paternalista de Occidente.

Con todo, Adichie nunca se ha considerado una activista; siempre ha defendido que a la literatura no llegó por militancia, sino por pasión.

Portada de 'Unos cuantos sueños' (Random House).

Portada de 'Unos cuantos sueños' (Random House).

Ese impulso, precisamente, la llevó a regresar a la novela después de diez años y tras el doloroso libro autobiográfico Notas sobre el duelo (2021), centrado en la muerte de su padre.

Aunque otra pérdida, la de su madre solo un año después, fue la que realmente alumbró Unos cuantos sueños (Random House, 2025), una novela dedicada a ella y en la que Adichie asegura haber recuperado su voz creativa.

Tras ser publicada en Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, la novela es este septiembre una de las novedades de la reentré literaria en España.

"Me gusta llamarla mi novela adulta, como madre y como una persona que ya no tiene padres", ha asegurado la autora en una rueda de prensa con medios hispanohablantes.

"Significa mucho a nivel personal, no solo porque me ha llevado 12 años escribirla, también porque es una novela que he escrito siendo una persona muy distinta a la que era escribiendo las otras novelas".

La ficción y el duelo, asegura Adichie, le han enseñado a abrazar la incertidumbre como motor creativo. "Siempre he sido una persona bastante segura de sí misma, del mundo, pero la pérdida de mis padres me provocó una cierta incertidumbre, pero esta puede ser buena para la creatividad. Me dio libertad. En este libro mis frases son más largas, me dejo llevar más por mi amor por el lenguaje".

Ambientada durante la pandemia, la novela entrelaza las vidas de cuatro mujeres africanas, Chiamaka, Zikora, Omelogor y Kadiatou, que han emigrado a Estados Unidos en busca de una vida mejor.

"Es difícil no hablar de inmigrantes en una novela como esta. El acto de salir de casa ya es una acción que tiene que ver con soñar. Alguien se va de su casa porque sueña con una vida distinta. Me parece horrible que la gente que sueña con algo mejor esté siendo criminalizada", lamenta la autora.

Kadiatou es uno de los personajes más complejos, inspirado en Nafissatou Diallo, una camarera de hotel guineana agredida sexualmente en 2011 por Dominique Strauss-Kahn, director gerente entonces del FMI.

La autora siguió muy de cerca el caso —"Sentí esperanza en el sistema de Estados Unidos, porque eso nunca habría ocurrido en Nigeria. Cuando arrestaron a Strauss-Kahn, me sentí orgullosa del país y conecté emocionalmente con Diallo"— y quedó impactada por su cobertura mediática.

"El acoso sexual suele ser el único crimen en el que se culpa a la víctima, no al agresor. Aunque no quise escribir sobre ella directamente, su historia quedó conmigo todos estos años y sentí que debía estar en la novela, era una oportunidad de dar dignidad a un personaje que los medios de comunicación nunca le concedieron".

El resto de personajes, todas ellas mujeres alejadas de los tópicos africanos que vemos en la ficción, viven entre el privilegio y las dificultades cotidianas.

Chiamaka, Zikora y Omelogor son cultas, exitosas y migrantes que buscan conciliar sus anhelos de libertad y amor con los mandatos sociales y familiares, asuntos que todavía hoy persiguen a las mujeres.

"En estos personajes hay un cierto grado de privilegio de clase que no es muy común para los lectores occidentales y me parecía importante, porque a menudo cuando se habla de la riqueza africana es como si estuviera siempre conectada a la corrupción", aseguró la autora, rebatiendo la idea occidental de que la riqueza africana es menos legítima que el resto.

"No podemos entender un país como Nigeria solo pensando en la pobreza. Hay mucha pobreza, sí, pero hay un materialismo que también forma parte de la Nigeria contemporánea".

La novela, definida como "una celebración de la amistad femenina", ensalza la sororidad y la amistad femenina, pero Adichie considera que las mujeres no pueden resolver solas el problema de su "marginación" y que los hombres "deben tomar parte".

"Incluso si más hombres leyeran libros sobre las vidas y los cuerpos de las mujeres tal vez mejoraría la comunicación entre nosotros. Las mujeres leen libros de hombres y de mujeres, pero los hombres leen libros de hombres. Y ahí hay una carencia de conocimiento".

"Necesitamos ver más mujeres en lo que consideramos literatura seria, me refiero a las complejidades de las mujeres, la humanidad confusa y compleja de las mujeres. Hay temas que damos por sentado que nos parecen que son gran literatura, pero no representan a las mujeres en su complejidad".

Como señala en su reseña Lourdes Ventura, crítica de El Cultural, "en alguna publicidad del libro se dice que esta es una novela de amor. Si se entiende por romanticismo de parejas, diríamos que todo lo contrario. La entrega afectiva masculina sale en general muy mal parada".

Sobre el rol masculino de su obra, la autora asegura que no le gusta la expresión "masculinidad tóxica" porque limita su significado, pero sí cree necesario redefinir la masculinidad.

"A menudo pienso que los chicos crecen con una idea de la masculinidad que no es real. La violencia contra niñas y mujeres no está decreciendo en el mundo y es importante no centrarnos solo en las víctimas sino también en los agresores, ¿qué está pasando con los chicos y su educación?, ¿qué estamos haciendo mal?".

La crítica no ha dudado en calificar Unos cuantos sueños como un Guerra y Paz feminista. Al respecto, Adichie reconoce estar muy agradecida por la comparación con la novela de Tolstoi, pero aseguró que le gustaría retirar la palabra feminista y quedarse sencillamente con un "Guerra y Paz".

Su regreso editorial no ha estado libre de controversia. Tras haber sido señalada por transfobia al afirmar que las mujeres trans mantienen ciertos privilegios por haber sido socializadas como hombres, la autora volvió a estar en el centro del debate al revelar que tuvo gemelos mediante gestación subrogada.

"Nacieron a través de una surrogate. De lo contrario, habría sido absolutamente imposible”, respondió la escritora nigeriana en una entrevista al ser preguntada cómo logró escribir una novela en el año en que fue madre de gemelos.

Esta decisión, legal en el Estado de Maryland donde Adichie reside, recibió numerosas críticas de sectores feministas, que la consideraron contradictoria con sus posiciones públicas sobre la explotación reproductiva.
En la rueda de prensa, la autora no ha contestado preguntas relativas a esta cuestión.