Image: Art Spiegelman: Estudié la revista MAD como otros niños estudiaban el Talmud

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Art Spiegelman: "Estudié la revista MAD como otros niños estudiaban el Talmud"

El autor de la aclamada novela gráfica Maus, cumbre del género, repasa en el Museo Reina Sofía la evolución del cómic y las claves de su trabajo

21 diciembre, 2017 01:00

Art Spiegelman durante su conferencia en el Museo Reina Sofía. Foto: F.D.Q.

Maus no solo es una obra maestra de la novela gráfica. Art Spiegelman, que en 1992 obtuvo gracias a ella el único Premio Pulitzer concedido a un cómic, marcó un antes y un después en el medio con el crudo relato de cómo sobrevivieron sus padres al Holocausto, apenas dulcificado mediante la conversión de los personajes en animales antropomórficos: ratones judíos, gatos alemanes y cerdos polacos. El autor dio este miércoles una conferencia en el Museo Reina Sofía, coincidiendo con la primera exposición del centro de arte contemporáneo dedicada al cómic, concretamente a uno de sus pioneros, ">George Herriman, y su célebre tira Krazy Kat.

Con el título Las palabras y las imágenes chocan: ¿Qué %@&*! pasó con los cómics?, el autor estadounidense nacido en Estocolmo en 1948 abordó la historia del cómic y cómo sus pioneros e innovadores influyeron en su propia carrera, que comenzó en el territorio marginal del comix underground estadounidense, allá por los años 60. Una carrera marcada por la experimentación constante, con muchas aristas temáticas y formales que Spiegelman ya recogió en el libro Co-Mix, cuyo título pone el énfasis en esa mezcla enriquecedora de referencias e intereses cruzados.

Antes del acto, Spiegelman se sintió "conmovido" al visitar la exposición dedicada a Herriman, ya que considera Krazy Kat "no solo una influencia, sino un ejemplo de que el cómic podía valerse por sí mismo y atraer a seguidores inteligentes, no muy numerosos pero muy fieles". Para él, ese ladrillo que el ratón Ignatz lanza a la cabeza de Krazy Kat es también una encrucijada donde el arte "alto" se encuentra con el "bajo". Un anhelo que el cómic persiguió durante décadas antes de que el arte con mayúsculas lo aceptara entre sus filas.

Art Spiegelman. Lead Pipe Sunday, The Bastard Offspring. Ilustración, 1990

Como recordó el guionista y teórico del cómic Santiago García, Premio Nacional de Cómic en 2015 y encargado de presentar a Spiegelman, en 2009 el Louvre organizó una exposición titulada El Louvre invita a los cómics, "dando por hecho que el museo no es su casa y que solo puede pasar una temporada en él como invitado". Para García, la culpa de este menosprecio "fue en parte de los propios autores de cómic, que durante décadas se avergonzaron de su trabajo, se consideraban parte de una industria cuyos productos se consumían y acto seguido se desechaban".

Sin embargo, en los años 80, la época en la que apareció Maus y se acuñó el término novela gráfica, de repente el cómic "pasó de ser una cosa para niños tontos" a ser considerado "la quintaesencia de lo cool", recuerda Spiegelman.

En dos horas de conferencia, la pantalla gigante del Auditorio 400 del Reina Sofía se convirtió en un carrusel de viñetas con el que el dibujante mostró el trabajo de pioneros del cómic como Rodolphe Töpffer ("primer filósofo de la novela gráfica") o las tiras aparecidas en la prensa de Pulitzer y Hearst, como The Yellow Kid y The Katzenjammer Kids, sin olvidar al gran innovador Winsor McCay ("padre de la animación") y su Nemo in Slumberland.

Art Spiegelman durante su conferencia en el Museo Reina Sofía. Foto: F.D.Q.

Después de mostrar sus influencias, Spiegelman se concentró en las claves de su trabajo. Una de ellas es la arquitectura de la página, especialmente en su etapa más experimental, recopilada en el libro Breakdowns, de 1977, y reeditado en 2008 con el joyceano subtítulo Portrait of the Artist as a Young %@&+! (retrato del artista como un joven %@&+!). No en vano, en inglés "story" no solo significa "historia", sino "piso o planta", de ahí que la estructura visual de la página a partir de la forma y disposición de las viñetas sea una parte fundamental de la narración, como ocurre en el cómic de gran formato In the Shadow of No Towers (Sin la sombra de las torres, 2004), donde una estructura caótica refleja la caída de las Torres Gemelas y el clima de confusión sembrado por los atentados del 11-S.

Spiegelman no solo forjó su reputación con sus propias obras, sino también como editor de la célebre revista RAW, consagrada al cómic de vanguardia, que fundó junto a su esposa Françoise Mouly en 1980. En ella fue publicando, como pequeños cuadernillos encartados, Su faceta como editor es en gran medida un homenaje a otra emblemática publicación que sembró en Spiegelman el virus de la sátira y le hizo querer ser dibujante: la revista MAD. También forjaron su vocación los cómics antiguos que su padre (con quien estuvo años sin hablarse hasta que el proyecto Maus los hizo reconciliarse) le traía a casa, cómics de terror y asesinatos de los años 30 y 40, anteriores a la prohibición de determinados contenidos por parte de la censura estadounidense porque los relacionaba con la delincuencia juvenil. "Todo lo que sé lo aprendí con los cómics. Con Batman, a ser bueno o malo; con Archie, el sexo; el feminismo, con Little Lulu; economía con el Tío Gilito; filosofía con Snoopy; y todo lo demás, con la revista MAD. La estudié como otros niños estudiaban el Talmud".

Maus, que no solo cuenta el relato de supervivencia de su padre sino también su compleja relación con él y el propio proceso de documentación, supuso uno de los primeros ejemplos destacables de cómic autobiográfico, que después se convirtió en el principal género en el terreno del cómic de autor. Spiegelman pensaba dedicarle dos años que acabaron siendo trece. Santiago García opina que Maus, publicada originalmente por entregas como un encarte dentro de la revista RAW, "destruyó todas las ideas preconcebidas sobre el cómic" y que el término "novela gráfica" surgió porque "no nos atrevíamos a llamar cómic a algo que había ganado un Pulitzer".

@FDQuijano