Image: Guillermo Cabrera Infante

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Letras

Guillermo Cabrera Infante

Cartas del exilio y la censura

3 marzo, 2005 01:00

Cabrera Infante

El silencio cómplice sobre Guillermo Cabrera Infante apenas se ha quebrado tras su muerte. No lo suficiente para hacer justicia a uno de los grandes narradores iberoamericanos del siglo, culpable tan sólo de coherencia y libertad. Ahora, mientras la Isla calla avergonzada, El Cultural evoca al hombre y al escritor en uno de los momentos más dramáticos de su vida, reflejados en su correspondecia. En los archivos de la editorial Seix Barral se guardan numerosas cartas de Guillermo Cabrera Infante dirigidas, primero, al editor Carlos Barral, y más tarde a Juan Ferraté, que sustituyó a Barral en la dirección de la editorial. Solo de 1966 se archivan seis cartas a Barral del escritor cubano. Es un año especialmente interesante por varias razones. La primera, porque es entonces cuando el gobierno español niega a Cabrera Infante la residencia en España y el escritor decide fijar su residencia en Londres. Es el año también en el que se enfrenta a la censura española por la publicación de Tres Tristes Tigres, que vería por fin la luz en febrero de 1967 después de que, en 1964, ganara con ella el premio Biblioteca Breve. En esos tres años pasó de ser un funcionario cubano a ser un disidente. Son estos dos asuntos los que ocupan y preocupan por encima de otras cosas al escritor cubano. De ellos escribe detenidamente a su amigo y editor. Tres de esas cartas, las más interesantes y sustanciosas, son las que publica hoy El Cultural en primicia absoluta. Guillermo Cabrera Infante escribe incluso el nombre del funcionario español que le negó el permiso de residencia en España, entre otras muchas quejas por la censura absurda y cruel a que ve sometidas muchas de las páginas de su novela y que hace que se retrase su publicación de forma insoportable.

Mi dirección por ahora: mi nombre y:
c/o Mark Warman/ 20 Bywater st.
London SW3 ENGLAND

Londres, 26 de octubre de 1966


Querido Carlos, aquí me tienes en Londres de nuevo, esta vez creo que definitivamente. Aunque no me has respondido mis dos últimas cartas, presumo que estarías muy ocupado con la feria de Frankfort y después en ella para hacerlo. Espero que ahora me puedas decir qué pasará con Tres Tristes Tigres.
Quiero además informarte de mi entrevista con la policía de seguridad española en una entrevista donde no pasó absolutamente nada porque el funcionario en cuestión (llamado Basilio del Valle y extrañamente situado en el corazón del negociado de Asuntos árabes... con un gran mapa de Cuba detrás!) me daba la vuelta por este lado y yo hacía lo mismo por el otro, él siempre con una pluma y un papel en blanco al frente, invitándome a la declaración o licencia pedida. Fue el mismo que entrevistó a Baez y me imagino que también a Ithiel León, ex director artístico y sub director y muchas veces director del periódico "Revolución". Así me imagino que pensó que yo pediría asilo y más de una vez lo insinuó. Lo insinuó, porque toda la entrevista se condujo en una retórica que tendía a formar una suerte de selva selvaggia de insinuaciones, medias declaraciones, peticiones de perdón, excusas, etc. "Porque cuando se habla con un diplomático", insistía el oficial detrás de cada excusa. Muy amable siempre, aunque no veo por qué tenía que ser brutal. En fin, que ni siquiera me enteré por qué se me negaba la residencia en España, aunque a Miriam [Miriam Gómez, su segunda esposa] sí le dijeron (o le preguntaron) que si yo colaboraba en "Realidad". Ya lo sabes todo.
Ahora quiero que me digas qué vas a hacer. Según me contaste la otra vez en octubre se cumplía el plazo para volver a presentar el libro a censura. Por otra parte, queda el recurso de que es prácticamente un nuevo libro, o de que lo publiques sin pasar por censura y ver qué ocurre. Creo que tú sabes mejor que yo, pero no pienso que estés más interesado que yo en el asunto, por supuesto. Aunque no creo que se te escape que en ese tomo hay cinco años de trabajo. No continuado, no día por día, pero la primera parte de Ella cantaba boleros la escribí en una mañana de milicia sentado en un buró de "Revolución" en los portales y era el mes de julio de 1961. Creo que ahora el libro tiene alguna importancia. No tanto que otros premios Joan Petit [Petit fue socio de la editorial Seix Barral; tras su temprana muerte, el premio Biblioteca Breve recibió su nombre de manera extraoficial en varias ediciones], pero sí tanta importancia como cualquiera de ellos, incluyendo el libro de Mario [Vargas Llosa]. No sé si habrás leído un librito que publicó Alianza Editorial hace sólo unos días. Se llama Izquierda y derecha en el Universo. Si lo hojeas (no sé si te interesa la ciencia o no) y le echas un vistazo a Tres Tristes Tigres (no sé si lo has hecho o no), verás qué cantidad de cosas tienen en común. Yo no conocía el libro de Gardner [Martin Gardner], aunque sí conocía su Alicia Anotada. Pero la insistencia en los palindromos, en los espejos y en los números simétricos es extraordinaria. Eso se llama Zeitgeist, pero también acierto. (Leyendo lo que escribo me acuerdo de la anécdota de cuando Ponti [Carlo Ponti, productor de cine y marido de Sofía Loren] y Antonioni [Michelangelo Antonioni, célebre director de cine italiano] discutían el mucho dinero que costaría The Blow-up, su última película, en que Ponti decía: "Pero si a ti no te conoce nadie! Además, cualquier película de Sophia hace tres veces más dinero en cualquier cine que todas las tuyas juntas!", y Antonioni respondía, tímidamente: "Sí, sí, a mí me conocen. Hasta en Japón soy conocido". No digo que seamos siquiera remotamente uno o el otro, sino que me veo representado un triste papel (o triste tigre de papel) al tener que ser el agente de relaciones públicas de mi libro. Pero me parece que te das cuenta de la vital importancia que la publicación de lo que no quiero llamar "novela" -¿te acuerdas de aquella carta mía? ¿la de Bruselas? el otro día me encontré con tu respuesta y el contrato para publicar Así en la paz que nunca confirmamos, ¿te interesaría ahora? Penguin publica dos antologías de cuentos, Latin American Writing Today y Cuba Sí! y ahí van dos cuentos míos- ; de la aparición del libro que tiene tanta importancia para mí y creo que también para la literatura escrita en español.

¿Podrías hacer que me enviaran aquí a Londres las pruebas de plana, no para corrección sino para comenzar la traducción? Estuve en [Londres] y hablé con Mrs. Boyars, que quedó en averiguarme si podía cobrar en Londres o no el dinero, que bien me viene. Calder estaba afuera, pero me invitó a almorzar el jueves que viene. El traductor está en Argentina, pero hice que pensaran en el traductor de Penguin, que es muy bueno.

Espero una pronta respuesta tuya, porque en todo esto me van cosas que realmente me interesan.
Muchas gracias por todo, anticipada y retrospectivamente.
Un abrazo,

Guillermo CABRERA INFANTE


"El libro va siendo Tres tristes tragos"
Londres, 26 de noviembre de 1966

Querido Carlos, me alegró de veras tu carta, por más de una razón. Entre otras que es la única buena noticia que he recibido en mucho rato. Gracias de nuevo.
He leído con atención y mayor rapidez las correcciones (?) increíbles de la Censura. Si no viera las marcas en el papel y no leyera español, pensaría que es una broma tuya. Realmente! Hay una serie de pequeñeces y mierditas que demuestran, entre otras cosas, lo que ese Régimen de bobería y baba es -y ojalá que algún día podamos decir fue. (Aunque no sé qué es más grave, si el hecho de que esté siendo o que haya sido.) Entre el oprobio y la bobería, hay algunas omisiones serias. El hecho de que no se vea qué hace o quién es exactamente Magalena en el momento en que se convierte para el narrador en una versión real de la Simone Simon de The Cat People, es importante no sólo para Pachata, sino para todo el libro. Pero habrá que admitirlo todo o nos perderemos en bizantinismos con gente que es evidente que todavía está dispuesta a contar y argöir sobre el número de ángeles posibles -en la cabeza de... la polla. Que pase todo, Carlos, y que acabe de salir el libro, que ya va siendo Tres deprimentes gatos -o también Tres tristes tragos. Me gustaría dejar una línea, una referencia a que la muchacha buscaba mi alma y que era una versión cubana de la mujer-pantera, pero imagino que no es posible. Leo ahora las galeradas de nuevo y me pasa lo mismo que a ti: es increíble. Correcciones como lo de la "testa ennoblecida" (de Trotsky!, nada menos) y la eliminación de la palabra deicida o la frase academia militar son simplemente in-con-ce-bi-bles. Donde único hay una tachadura grave es la escena (galeradas 78 y 79) que impide que el relato se entienda totalmente -o claramente. Pero, mi viejo, no queda otro remedio que pasarlo. Es como tú dices. Sí, tienes mi permiso, aprobación o como carajo se llame para seguir adelante con el libro. Te firmo las fotocopias en señal de consentimiento.
(Fíjate que no digo asentimiento. ¿Debía decir sometimiento?). Ahora, Carlos, leyendo estas galeradas, fuera de España y de cualquier órbita política, me doy cuenta de lo que pasas en este país: y todas las cosas que haces, dices y planeas decir o hacer me parecen más que justificadas, necesarias. (Cosa curiosa, que anoche, en una función de madrugada, casi underground, por la gente que fue al cine, vi, después de perseguirla desde Bruselas, Viridiana).
Esperemos a la siguiente edición, confiemos que la haya.
¿Saldrá el libro este año? Me gustaría. No sólo por la cábala del 1966 y la suma de sus dígitos que da 22 y la referencia que se hace a ello en el libro, sino también porque este es el año, en Navidad precisamente, en que cumple un siglo de publicada Alicia en el País de las Maravillas. Por cierto que hace tiempo se me ocurrió la idea de hacer una traducción verdadera al español, buscando las equivalencias, con ilustraciones de Dalí.)
¿Viste a Carlos Franchi en París? Hablé con él por teléfono muy bien, pero viene a operar a su hijo menor. Me dijo que pasará por Barcelona. Muchas gracias por lo de París. Me dijo Juan [Goytisolo] que te habían visto muy bien conmigo en una conversación con él y Mortiz en París. Hablamos por teléfono porque Carlos llamó desde su casa. Gracias de nuevo, maestro.
Hablé con Mrs. Boyars sobre la traducción. Ellos necesitan el libro ya que la están haciendo. Me pidió que te la pidiera. Me dice que ha escrito cartas a la editorial y no respondieron. No sé qué hay de cierto en esto, ya que los Calder tienen muchos líos, entre ellos de censura y financieros. La atmósfera de la editorial dista mucho de ser la de [ la calle] Provenza . Aquí hay una especie de sordidez profesional, en un despacho del tamaño del tuyo antiguo (supongo que ya te habrás mudado) trabajan Calder, Mrs. Boyars y un asistente.
¿Te enteraste de la última bola cubana? Según el diario cubano Granma [juego entre Gramma y la forma coloquial de grang mother] yo fui entrevistado por la televisión española (?) y en medio de elogios personales hablé maravillas de Fidel, de la Revolución y del Socialismo permanente. En La Habana están todos locos! De la televisión española no conozco más que las antenas y unas cuantas imágenes borrosas que producía un televisor alquilado en frente de mis hijas.
Un abrazo -y gracias de nuevo. Besos recónditos para todos -o debiera decir todas? Especialmente a Rosa [Regàs] y a la inolvidable Isabelita.
Un abrazo de tu por fin autor

GUILLERMO


"El censor hizo un trabajo excelente..."
Londres, 28 de noviembre de 1966

Querido Carlos, de nuevo yo. El sábado estaba tan excitado con la noticia (el correo llegó muy de mañana y era lo que menos yo esperaba) que cometí algunas acciones precipitadas. Creo que tienes razón en cuanto al cianotismo del libro en América Latina, a pesar de que lo editaras tú: ya vi lo que pasó con La isla. Me parece que la censura ha cometido errores verdaderamente enormes por la estupidez con [que] encararon todo el asunto de entrada. Eso de considerar líneas como "academia militar", "asesinos de uniforme", "deicida", etc. es cómico realmente. Creo que hay una o dos cosas serias. El suprimir el strip-tease de Livia, cuando muestra las fotos que hace pendant con el vestirse ella al final de esa narración y que no estaba ahí por casualidad, cachondismo o sicalipsis, me parece una pérdida. No sé si podrás dejar esa escena con los senos fuera (quiero decir las tetas referidas o actuales fuera de la narración) y mostrar aunque sea ligeramente el strip-tease. No entiendo cómo lo suprimen ahí y lo dejan al final de esa misma narración. (O sí entiendo). De todas maneras, si cualquiera de estos arreglos va a demorar el libro, procede como acordamos y sigue tu juicio y experiencia, que creo que es lo mejor. Lo que ocurrió con la censura me demuestra que tenías razón en cuanto a manejarla y todo ha salido bien, a pesar de que echaras espuma por la boca. Es extraño que el autor sienta menos los cortes que el editor, pero es que mi interés es ver el libro en la calle, y la reacción que pueda provocar, aunque algunos elementos de esa reacción sean suprimidos.
Es, además, sintomático, que esta gente vea la superficie (el ojo pornográfico que pone en escena o dramatiza lo que el autor nunca escribió) y no vea que todos esos encueramientos (palabra cubana superla para especificar el quitarse las ropas con sentido puramente sexual) son síntomas de una malaise específica y que el tema del libro, aparte los evidentes del espejo y los juegos y la traición aparejada a la traducción, etc., que este tema es, precisamente, el Mal, la mala fe, la angustia metafísica o como carajo se llame. Pero en fin...
¿Leíste el libro de nuevo? Me gustaría saber qué piensas de él ahora, como editor y como poeta, con la doble cualidad de creador y organizador -prefiero que en esa carta te olvides de la amistad y me digas qué te parece realmente. Yo no acabo de estar conforme con él, pero ya estoy harto de las correcciones y me parece que de alguna manera al libro le falta tanto como le sobra.
¿Para cuándo estará en la calle?
Hay otras cosas que han mejorado el libro y las acepto así. Cuando la persona que lo pasó a limpio primero, en Bruselas, cometió errores, muchos de ellos los dejé. Cuando yo en Madrid cometí errores que me parecieron manifestaciones mancas del subconsciente más que slips del conciente, los dejé así. Cuando tus linotipistas pusieron Momosexual en vez de Homosexual, lo dejé así. Ahora el censor hizo un trabajo excelente cuando me obligó a dejar el epílogo truncado en esa frase que es una de las mejores para acabar el libro; ya no se puede más, y que todo el mundo pensara que es una oración muy pensada, redondeada hasta decir no más y significativa, cuando en realidad es obra de esa pobre loca que cogía el sol en el Malecón un día de 1950 y tantos y a quien copié, verbatim, el discurso patafísico; y de este noble censor jarryano! Todo en la tradición del Gran Totonán Totó.
Una cosa más antes de acabar. Hay una página del libro, en el relato titulado Rompecabeza que debía ir al revés. pero no cabeza abajo como interpretó el tipógrafo, sino estrictamente al revés: como vista a través del espejo. Creo que se debía imprimir la página, hacer un clisé volteando el negativo y este positivo al revés sería la página de enfrente. Lo indiqué en el original. Volví a indicarlo en las pruebas, pero es probable que no lo hayan hecho. Como no habrá tiempo de que vea las pruebas de plana (y de hecho, no quiero verlas: que no quiero verlas), te ruego que encargues a Isabelita [Isabel Font, secretaria de Barral] esta tarea. No creo que ese clisé encarezca mucho más el libro y estará entre sus alardes tipográficos y por qué no decirlo verdaderamente amigos, literarios también. ¿Me harías este favor o prefieres que le escriba a Isabelita y le encargue exactamente lo que es?
Pensarás que ésta es una carta eufórica -y estarás en lo cierto.
Un abrazo. ¿Cómo anda Ivonne [mujer de Carlos Barral]?
Tuyo,

Guillermo CABRERA INFANTE