
El cineasta y dramaturgo israelí Amos Gitai. Foto: Laura Stevens
Amos Gitai, cineasta y dramaturgo israelí: "El diálogo con los palestinos es la única salida. No hay otra"
Irreverente, libérrimo y a la contra de los mandamases de su país, llega a los Teatros del Canal con 'House', apuesta desesperada por el diálogo en tiempos de guerra.
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Tiene la valentía y la fuerza del guerrero, pero se ha puesto como misión construir la paz. Hizo la guerra, sufrió las heridas del combate, así que nadie se la tiene que contar, ni nadie le puede aleccionar. Se formó como arquitecto, pero sus materiales frágiles para levantar edificios a prueba de odio son el cine, el teatro, el arte.
Su proyecto integrador para judíos y musulmanes, palestinos e israelíes, se llama House (Casa). Lo presenta ahora en Madrid, una ciudad a la que quiere y le quiere. Ha estrenado su cine, lo ha expuesto en el Reina Sofía y ahora entra en los Teatros del Canal. Es Amos Gitai (Haifa, 1950), un creador infatigable que no deja frío a nadie.
Me encontré por vez primera con Gitai en el lugar más insospechado: un cine de Moscú. Estábamos convocados por Nikita Mijalkov como miembros del jurado del festival, que en esa edición estaba presidida por Geraldine Chaplin. Desde el primer momento supe que Gitai era un rebelde. Sin perder la sonrisa no tardó un segundo en criticar el estricto protocolo que se nos imponía. Intentó incluso escapar de alguna proyección aburrido por la película de turno, pero las traductoras que cada uno teníamos asignadas le cerraron el paso. "Somos el politburó", sentenciaba jocoso, incapaz de guardarse una opinión, presto a destacar su discrepancia y siempre haciendo gala de ser un espíritu libre.
Educado en una familia judía muy cultivada, Gitai tuvo que empuñar las armas en la guerra del Yom Kippur en las filas del ejército israelí. Queda testimonio en una de sus películas, el método que ha empleado habitualmente para defender su discurso artístico con el que busca tender puentes.
Pregunta. Su propuesta teatral parte de la construcción, no la destrucción. House / Casa está alimentada por tres documentales previos realizados desde 1980. ¿El símbolo de la casa le parece el más idóneo para analizar lo que ocurre en su conflictivo entorno?
Respuesta. House cuenta la historia de una casa en Jerusalén Oeste durante un cuarto de siglo a través de las historias de sus sucesivos habitantes, árabes y judíos. Trata de evocar estos destinos humanos en una creación teatral que avanza en el tiempo. En el escenario, la historia de esta Casa se convierte en una metáfora y un diálogo artístico entre actores y músicos de todo Oriente Medio, con diferentes lenguas, orígenes y tradiciones musicales, dispuestos a intentar expresar juntos la memoria del pasado y la posibilidad de reconciliación. Como arquitecto, quiero construir puentes, no quemarlos.
Arte frente a la guerra
P. Sus películas y su teatro están muy ligadas a la realidad del conflicto que vive su país. ¿Son obras descriptivas o hay una intención de buscar soluciones a través del arte a un conflicto ya histórico?
R. Cuando tenía veintitrés años, mi misión como parte del equipo de rescate desplegado como joven estudiante en el ejército durante la Guerra del Yom Kipur terminó abruptamente cuando mi helicóptero fue derribado por un misil sirio. El copiloto fue decapitado, pero felizmente caímos en territorio seguro, me rompí varias vertebras y estuve hospitalizado. Al salir del helicóptero en llamas me dije a mí mismo: "Bueno, casi entrego mi vida por este lugar. De ahora en adelante, diré lo que pienso, punto. Sean cuales sean las consecuencias".
"En el escenario, esta casa se convierte en una metáfora y un diálogo artístico entre actores de oriente medio"
»Hice una película como Casa, hace 43 años. Una casa en Jerusalén era propiedad de palestinos y luego los israelíes la ocuparon. Fue recibida con gran animosidad. En ese momento los israelíes pensaban que, si no mencionaban a los palestinos, desaparecerían. Pero sabemos que no desaparecieron y no tienen intención de desaparecer, lo cual creo que es el mismo caso de los israelíes.
»No desaparecerán. Si estos dos grupos no encuentran un modus vivendi para regular el desacuerdo y encontrar una nueva forma de estar en desacuerdo que sea legítima, la situación se repetirá una y otra vez. Quizás podamos aprender esta lección las dos partes. Es importante decir lo que piensas, porque todo el mundo a menudo se contiene y esconde la pelota, sin dejarla ver.

Una escena de 'House'. Foto: Simon Gosselin
P. ¿Confía en que el arte, la cultura, es la verdadera herramienta contra la guerra y la barbarie, y que traerá una solución a lo que vemos como un conflicto interminable?
R. Tomemos a Picasso en todos los sentidos. Es un gran pintor, sin duda. ¿Cuál es la pintura de Picasso que todos recordamos? Guernica. Es un gesto cívico de un tipo llamado Picasso, cuyo medio es la pintura, y quiere comunicarnos la tragedia del bombardeo en este pueblo vasco. En el 37 Picasso lo consiguió. Franco ganó. Franco se mantuvo más de 30 años después de Guernica, pero a largo plazo ganó Picasso. Es algo acumulativo sobre la memoria, lo que el arte puede hacer contra la reescritura revisionista de la Historia. Necesitamos dialogar con los palestinos, incluso en estos días tan oscuros tenemos que recordar que esta opción existía y es la única salida. No hay otra.
Una obsesión española
P. Acaricia un gran proyecto cinematográfico que tiene raíces españolas, la historia de Doña Gracia, mujer expulsada por judía de su Aragón natal y convertida a base de voluntad y astucia en una mujer clave en la historia de la diáspora. ¿De qué se trata y por qué ahora?

Escena de la obra 'House'. Foto: Simon Gosselin
R. Doña Gracia es una figura contemporánea, aunque vivió en el siglo XVI. Es europea, una mujer que cruzó fronteras, obligada a huir. En aquella época, los europeos vivían uno de los momentos más salvajes y crueles de su historia, debido a su fanatismo religioso. Torturaban y asesinaban en nombre de sus creencias. Creo que esta narrativa muestra al público contemporáneo que todos los hombres son capaces de lo peor, sea cual sea su origen. No hay nada místico en esto.
P. ¿Cuál es la historia y la importancia de esta desconocida para el gran público, Doña Gracia?
R. Nacida judía, convertida a la fuerza al catolicismo, perseguida por la Inquisición desde España hasta Lisboa, Amberes, Venecia y Ferrara, Doña Gracia logró llegar al Imperio Otomano para crear un entorno humanista para su pueblo y para ella misma. Su valentía política y su ferocidad me impresionan. Para nosotros, viajeros, cineastas, arqueólogos que nos adentramos en nuestro tiempo, la realidad se compone de estos recuerdos yuxtapuestos. Después de todo, la memoria es una fuerza que puede influir en el futuro. Doña Gracia es parte de la historia de España, de las mujeres olvidadas que protagonizaron su historia y han quedado sepultados. Es obligado recuperarlas.
La memoria, como arma para ganar el futuro, es la llama que Gitai lleva encendida en su corazón. Ahora está en busca de la actriz, que encarne a esta mujer renacida para la historia, y de los escenarios españoles donde situarla.