Image: Angélica Liddell se alza con la II edición del Premio de Teatro Valle-Inclán

Image: Angélica Liddell se alza con la II edición del Premio de Teatro Valle-Inclán

Teatro

Angélica Liddell se alza con la II edición del Premio de Teatro Valle-Inclán

"Ya era hora de que se premiase a quienes venimos del subsuelo", afirmó la ganadora

15 abril, 2008 02:00

Angélica Lidell recogiendo el premio

Al jurado no le tembló el pulso: Angélica Liddell. Ese es el nombre de la ganadora de la II edición del Premio de Teatro Valle-Inclán, organizado por El Cultural y Feima. Quizá la opción más radical de entre los 12 candidatos que aspiraban a la estatuilla de Víctor Ochoa. Viniendo del catacumbas de las artes escénicas ha recalado finalmente en el espacio acotado para los elegidos. Su obra Perro verde muerto en tintorería: los fuertes, un grito de rabia contra la hipocresía de la sociedad contemporánea, le condujo el año pasado al Centro Dramático Nacional. En 2007 también repuso El año de Ricardo, con la que se adentraba en la psique enfermizamente ambiciosa de Ricardo III.

Antes de que Francisco Nieva, presidente del jurado y miembro de la Real Academia Española, acabara con el suspense mantenido durante toda la noche revelando que Lidell era la finalista que se llevaba el gato al agua, el resto de candidatos iba descolgándose poco a poco de la carrera por el premio. Cayeron en primer lugar Alfonso Sastre, María Pastor y Daniel Veronese. Luego hicieron lo propio Andrés Lima y Ana Zamora. En la tercera ronda de eliminaciones los damnificados fueron Blanca Portillo y Chete Lera. Los siguientes apeados de la competición fueron Ernesto Caballero y Gerardo Vera. Al final quedó una terna de mujeres, compuesta por Belén Rueda, Ana Bélen y Angélica Liddell. Y por último, el método Gouncourt, de eliminación escalonada de nominados, colocó frente frente a las dos últimas.

En ese momento Liddell, que hasta entonces no había aparecido por el Teatro Real, decidió acercarse al interior de la vorágine que le esperaba. Poco antes peregrinaba por las tascas de Madrid siguiendo un rumbo incierto. La dramaturga catalana parecía no atreverse a encontrarse de bruces con el éxito. Reconoce que un pálpito terminó por empujarla: "Cuando supe que sólo quedábamos las dos, me dije a Ana Belén no se lo dan seguro, entonces me lo dan a mí". Y vaya si acertó.

Entró pertrechada de La Eneida. Pero no fue del libro de Virgilio del que echó mano cuando se dirigió a la concurrencia tras recoger el galardón. Lidell se decantó en ese instante por Dostoievski. Concretamente, por los Los hermanos Karamazov: "Estar ofendido no es sólo agradable, sino a veces hasta resulta hermoso". La enfant terrible de la escena nacional no dejó pasar la oportunidad para expresar un alivio, no exento de rabia: "Ya era hora de que se premie a quienes venimos del subsuelo".

Francisco Nieva mostró también su satisfacción por la decisión del jurado que le había tocado presidir: "El premio ha ido a quien tenía que ir, a las letras dramáticas, que llevaban mucho tiempo en la oscuridad". Su deseo de que este año fuera un autor teatral el agraciado se veía cumplido con la elección de Liddell. Por su parte, Juan Echanove, ganador de los 10.000 euros con que está dotado el premio en la edición anterior, se hallaba encantado de ceder el testigo a la creadora de Perro verde muerto...: "Angélica Lidell es un monstruo del teatro".