Los músicos y cantantes argentinos Ca7riel & Paco Amoroso durante el concierto que han ofrecido hoy miércoles en el Movistar Arena de Madrid. EFE / Rodrigo Jiménez.

Los músicos y cantantes argentinos Ca7riel & Paco Amoroso durante el concierto que han ofrecido hoy miércoles en el Movistar Arena de Madrid. EFE / Rodrigo Jiménez.

Música

Ca7riel y Paco Amoroso rompen Madrid: solo estos 'showmen' argentinos nos salvarán del aburrimiento

Los músicos argentinos, sobrados de estilo y carisma, presentaron su segundo disco 'Papota' en el Movistar Arena, una fiesta desprejuiciada de funk, trap, rock y electrónica.

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En un momento en el que proliferan las canciones convertidas en éxitos virales a través de redes sociales, qué importante es saber defenderlas en directo. Ca7riel y Paco Amoroso lo saben bien y así lo demostraron esta noche en el Movistar Arena de Madrid.

Aunque el caso del dúo argentino es distinto: tras años sacando música, lo que se hizo viral fue precisamente su directo en el Tiny Desk, esos conciertos íntimos de la radio pública estadounidense, capaces de relanzar carreras y forjar estrellas —inolvidable la sobremesa de C. Tangana, el trombón de Rita Payés y el flamenco de María José Llergo por esos lares—.

Estos músicos se han erigido, en cuestión de meses, como los nuevos profetas de la música latina. Porque, además de ir sobrados de estilo y carisma, actuaron rodeados de una banda imprescindible que elevó y sofisticó ese sonido urbano aparentemente estándar, convirtiéndolo en un chupitazo de funk, trap, rock y electrónica que se bebe con gusto.

Esa banda, compuesta por una decena de músicos entre percusionistas, coristas e instrumentistas de viento, se subió al escenario madrileño para acompañar a la dupla porteña, que tras hacerse de rogar media hora salieron al escenario a presentar su segundo álbum, Papota, custodiados por dos gigantes globos hinchables con sus caras.

El retraso se les perdonó nada más comprobar que incluso este formaba parte de un espectáculo teatral milimetrado que, aun así, prometía no perder pizca de diversión.

Los músicos y cantantes argentinos Ca7riel & Paco Amoroso durante el concierto que han ofrecido hoy miércoles en el Movistar Arena de Madrid. EFE / Rodrigo Jiménez.

Los músicos y cantantes argentinos Ca7riel & Paco Amoroso durante el concierto que han ofrecido hoy miércoles en el Movistar Arena de Madrid. EFE / Rodrigo Jiménez.

"Para que Ca7riel y Paco Amoroso puedan dar el concierto más papoteado de su vida deberán convertirse en super chads e inflarse e inflarse e inflarse...", anunció una voz metálica, que dejaba claro que los artistas iban a seguir con esa performance autoparódica sobre el ego, el culto al cuerpo y la masculinidad hiperatrofiada en la que se basaba su segundo disco.

Vestidos con dos trajes trampantojo que simulaban sus torsos musculosos (muy Jean Paul Gaultier) y subidos a una plataforma que imitaba un bote de proteínas, los argentinos miraban impávidos al público mientras caldeaban el ambiente con chorros de fuego —nunca nadie usó la pirotecnia con tanta ironía—durante más de un minuto hasta arrancar con Dumbai, que inauguró ese groove contagioso del que muy pocos pueden presumir.

Después, sentados como en el Tiny Desk y con un whisky en la mano, continuaron con Baby Gangsta, de Baño María (2024), una canción de su primer disco que también ha encontrado un lugar en su último trabajo, que bien podría considerarse la versión acústica del anterior, y con Mi diosa, una de sus canciones más urbanas.

Los músicos y cantantes argentinos Ca7riel & Paco Amoroso durante el concierto que han ofrecido hoy miércoles en el Movistar Arena de Madrid. EFE / Rodrigo Jiménez.

Los músicos y cantantes argentinos Ca7riel & Paco Amoroso durante el concierto que han ofrecido hoy miércoles en el Movistar Arena de Madrid. EFE / Rodrigo Jiménez.

Apostando por un formato de show multimedia, las dos grandes pantallas del recinto proyectaban en tiempo real a estos treintañeros contoneándose y prácticamente saltando en la silla, como si de un videoclip en directo se tratara, mostrando cada mueca, cada morrito, cada beso de los muchos que lanzaban al público.

"¿Y quieren que aprendamos inglés? Oh shit ¿Y quieren que vayamos al gym? Cliché", cantaron en Impostor, mientras la letra de la canción aparecía subtitulada en inglés en la pantalla.

La siguiente, Bad Bitch, con una explosiva mezcla de trap y funk, apareció subtitulada en japonés, mientras Ca7riel lucía su virtuosismo a la guitarra en varios solos.

En la segunda parte del concierto, los músicos dejaron de lado ese batido proteico y se lanzaron al verdadero escenario para tocar La que puede, puede, himno absoluto de la autoconfianza y el desparpajo, coreado ensordecedoramente por todo el recinto.

No era la primera vez que los porteños pisaban la capital. En noviembre de 2024 en plena ola viral y tras su paso por la La Revuelta, llenaron una Sala But que ya se les quedaba pequeña.

"No hay palabras para explicar lo que está pasando, hace 6 meses estábamos tocando en una sala para 1.000 personas", recordó Ulises (alias Paco Amoroso) ante las 14.000 personas que rugían y saltaban de satisfacción.

Cuando parecía que habían alcanzado el clímax, llegó Sheesh y con ella, láseres verdes, la electrónica y el rap. Prácticamente después —su show se basa en repartir estímulo tras otro, muy centennial—, Polvo, Mcfly, Todo el día, canciones más de su primera etapa, pero que encajan perfectamente en esta amplia amalgama de estilos que hace que el dúo guste tanto "a la suegra como a los chavalitos".

Porque sus letras caprichosas y absurdas, también tienen un toque ácido, incluso reivindicativo. "Quiero más plata y sentirme rico para seguir comprando cosas que no necesito".

Incasables e inclasificables, estos músicos argentinos demostraron en Madrid que se compenetran en el escenario como quien se conoce desde los seis años. Desprejuiciados y deslenguados, desafían los estereotipos de género y la heteronormatividad sin complejos, tanto en su estilo andrógino como en un puesta en escena tan libre, tan Prince.

Podrían haberse refugiado en la aburrida masculinidad frágil, pero retorcer el estereotipo del artista urbano es más sexy, y subir al escenario a ocho culturistas para cantar #Tetas —esa crítica al culto al cuerpo y a la presión social disfrazada de buenrollismo—, mucho más divertido. Ca7riel y Paco Amoroso lo tienen claro.