Philippe Jaroussky, estrella del canto: "No creo en Dios, pero siempre me ha gustado cantar música religiosa"
El contratenor actuará en Valencia y Madrid con la Orquesta Barroca de Friburgo, con la que interpretará la 'Pasión según San Mateo' dirigida por Francesco Corti.
24 marzo, 2024 01:53El contratenor francés Philippe Jaroussky (Maisons-Laffitte, 1978) es muy querido en los escenarios españoles, y no es difícil entender por qué. A su voz angelical y su entusiasmo suma un español casi perfecto, salvo por algunas palabras, como ‘canto’ –que pronuncia ‘conto’– o, ‘naturalmente’, una muletilla que añade con suavidad durante su videollamada con El Cultural.
Aunque habla de sus proyectos con alegría –tiene dos discos en el horno, uno de lieder de Schubert con su pianista de cabecera, Jérôme Ducros, y otro que acaba de grabar con su grupo, Artaserse, de repertorio poco frecuentado del siglo XVIII–, el cantante, de 46 años, deja entrever cierta preocupación por su voz.
De ahí que este año se haya centrado en dos grandes apuestas: una gira internacional junto a la prestigiosa Orquesta Barroca de Friburgo, en la que ofrecerá a finales de marzo una obra muy propia de esas fechas, la Pasión según San Mateo, y el estreno en Berlín de una ópera de Marc-André Dalbavie.
Pregunta. ¿En qué se encuentra trabajando?
Respuesta. Preparándome para la gira de la Pasión, una obra que canté una sola vez hace más de veinte años y que quería cantar de nuevo, así que estoy muy feliz y al mismo tiempo muy preocupado.
“Para poder cantar la 'Pasión según San Mateo, de Bach, tenemos que aceptar nuestra imperfección”
P. ¿Por qué preocupado?
R. Hay músicos que se sienten cómodos desde el principio tocando música de Bach, como Hilary Hahn. Otros, como Rostropóvich, necesitaban más tiempo. Yo soy de este segundo tipo. Pero tenemos que aceptar nuestra imperfección para poder cantarla. Además, la escritura vocal de Bach es muy especial, porque no tiene en cuenta las respiraciones, escribe para la voz como si se tratara de un instrumento. Y eso te obliga a enfocar la técnica vocal de una manera muy distinta a Vivaldi o el bel canto.
P. El 24 y 25 de marzo hará una parada en la gira en el Palau de Valencia y el Auditorio Nacional. ¿Por qué animaría al público a escuchar esta versión en particular?
R. Primero, por la Orquestra Barroca de Friburgo. Hemos dado varios recitales de arias de Haendel y hace ocho años grabamos un disco de Bach y Telemann. Fue una experiencia increíble y estoy muy contento de verlos de nuevo. Segundo, por el director musical, Francesco Corti. Es un músico impresionante. La última vez que lo escuché dirigir me impresionó su capacidad de escucha. La combinación de la Orquesta de Friburgo con él va a ser muy interesante, además de que es un fanático de la música de Bach. Luego por los cantantes, el coro…
P. Es curioso que una obra compuesta en Leipzig en el siglo XVIII funcione en contextos tan distintos. ¿Por qué cree que es así?
R. Es su obra definitiva, un mensaje del ser humano al universo. Probablemente por eso es tan impactante. Tengo 46 años, he cantado mucho repertorio dedicado a los castrati. La música italiana ha sido mi pasión durante casi 25 años. Y ahora, si quiero seguir cantando diez o quince años, la música de Bach me parece un camino muy interesante.
P. En una gira internacional como esta, en la que viajaréis también a Frankfurt, Montpellier, París, Budapest, Corea del Sur y Seúl, bromear, pasar tiempo juntos… ¿influye en el resultado final?
R. ¡Claro! Mañana empiezan los ensayos, van a ser más de tres semanas en las que vamos a viajar todo el tiempo, a quedarnos en los mismos hoteles… Necesitamos crear equipo. Esa es una cosa que me parece interesante de este proyecto, que me permite formar parte de algo más grande. Cuando canté la Pasión por primera vez, al final me puse a llorar. El impacto de ese coro después de dos horas y media de música es realmente increíble, espiritual. Yo no creo en Dios, pero siempre me ha gustado cantar música religiosa.
P. Si no cree en Dios, ¿en qué cree usted?
R. En algo superior a mí. Cuando cantamos este tipo de música necesitamos formar una unidad. Aquí canto una de las árias más increíbles de la historia, Erbarme dich. Dura solo seis minutos, pero hace seis meses que empecé a trabajarla, para estar seguro de lo que quiero hacer. Por eso estoy un poquito nervioso. Con mi edad siento que necesito ese tiempo de preparación que antes no tenía por los conciertos.
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P. No es la única pieza en la que saldrá de su zona de confort. Este verano será el estreno mundial en Berlín de La melancolía de la resistencia, de Marc-André Dalbavie. ¿Qué le motiva de estrenar una ópera contemporánea como esta?
R. Hace dos días que me llegó la música y descubrí lo que iba a cantar. Conozco la música de Marc-André Dalbavie y él sabe cómo componer para mi voz. Es una historia muy oscura, muy triste. Lo difícil es mi papel, porque es muy frágil, un poquito naíf. Y el director de escena, David Marton, nos ha pedido que actuemos más como en el cine que como en la ópera. Va a ser interesante. Es la ópera del año, la única que voy a hacer. También estrené en Madrid la ópera de Saariaho Only the Sound Remains.
P. ...en un papel que ella compuso pensando en tu voz, ¿Es como probarte un traje hecho a medida?
R. Sí, y también puede ser muy sorprendente, porque es la visión de tu voz de otra persona. Asumir el riesgo de interpretar nuevas piezas hace que formemos parte de la historia. Por eso, cada cinco años me parece importante hacer un proyecto así. Y la escritura de Marc-André se ajusta muy bien a mi voz. No soy un gran fan del deporte, pero para este papel necesito estar en buena forma física. Quería empezar a correr en febrero, pero no empecé. ¡Después de la Pasión!
P. Y hablando de la imagen de los castrati y de cómo se percibe al contratenor hoy. ¿Hay un poco de presión?
R. Eso ha cambiado en los últimos veinte años. Cuando empecé, muy poca gente conocía el rol de contratenor. Ahora hay muchos cantantes capaces de afrontar las arias más difíciles. Pero creo que tengo algo especial, porque puedo cantar ópera, pero mi voz no es tan lírica. En el pasado, he cantado arias que me quedaban demasiado grandes, pero estaba en el juego de dar el máximo al público. Ahora quiero hacer cosas que no me requieran ser otro que yo mismo. En estos dos proyectos voy a dar el máximo.
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P. Y también ha hablado de L’incoronazione di Poppea como un proyecto que le haría mucha ilusión dirigir…
R. Sí. He tenido la suerte de dirigir ya dos óperas: Giulio Cesare, de Haendel y L’Orfeo de Sartorio, y el año próximo voy a dirigir mi primera de Mozart, Mitridate, con la Orquesta Nacional de Montpellier. Así que hay algunos proyectos interesantes. No sé qué va a pasar en el futuro, pero tengo dos sueños: La Popea y el Don Giovanni. Me doy de plazo quince años para hacer el segundo. Por el momento no me veo dirigiendo nada posterior, pero hasta Mozart hay muchas cosas.