Image: Gilbert se hace valer

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Música

Gilbert se hace valer

El nuevo titular de la Filarmónica de Nueva York

22 enero, 2010 01:00

El nuevo titular de la Filarmónica de Nueva York, Alan Gilbert, visita estos días el Palau de la Música de Barcelona y los Auditorios de Zaragoza y Madrid, las primeras citas de su gira europea de presentación.

Las orquestas son como una gran familia. Gilbert lo sabe porque siempre tuvo una en su casa del Upper West Side de Manhattan. Y no una cualquiera. Nada menos que el concertino y una de las violinistas de la Filarmónica de Nueva York le firmaban sus notas del colegio y lo paseaban por el Lincoln Center más que por cualquier otro parque. Entre sus bastidores pudo escuchar con cinco años la Quinta de Mahler, que viene siendo el bautismo de fuego de los neoyorquinos de pro desde que el compositor austriaco hiciera del Avery Fisher Hall su particular y última trinchera expresiva.

Desde los despachos de la Filarmónica reconocen que la apuesta por Gilbert ha estado marcada por el riesgo. Más que por las contraindicaciones de su juventud -42 años-, por el contraste con los candidatos que fueron asomándose a la vacante. Enseguida Barenboim y Muti se repartieron las papeletas a la sucesión de una trayectoria marcada a fuego por los temperamentos de Bernstein, Boulez, Masur y Maazel. A cambio del nombre y la etiqueta, Gilbert ofrecía juventud y energía. Es decir, más química que física. "Hay muchas formas de escuchar a una orquesta -explicaba durante su presentación el pasado mes de septiembre-, y una de ellas consiste en saber lo que quieren sus músicos". En esos términos se expresa el talante de un joven violinista curtido en las mejores aulas de la costa oeste -Juilliard, Curtis, Tanglewood, Harvard- y que puede presumir de ser el primer neoyorquino en ocupar la dirección titular de una de las mejores orquestas del mundo. "Es una auténtica locura echar un vistazo a mis predecesores,Toscanini, Mahler, Bernstein, y al mismo tiempo un gran privilegio entrar a formar parte de esta memoria colectiva, tanto a nivel musical como institucional, que nos hace ser quienes somos desde hace 150 años".

Su gala inaugural (Berlioz, Messiaen y un estreno de Lindberg, nuevo compositor en residencia de la orquesta) supo a declaración de principios y anunciaba a la multitud frente a la pantalla gigante del Lincoln Center una temporada propensa a lo contemporáneo. "Creo en la trascendencia de la música clásica. Pero siempre como algo vivo, que se puede compartir con los demás". No es ciencia ficción la serie de conciertos con la que, bajo el título de Contact!, programa las obras de Marc-André Dalbavie, Arthur Kampela, Lei Liang, Arlene Sierra, Nico Muhly, Sean Shepherd y Matthias Pintscher. En esa misma línea de estrenos se sitúa Le Gran Macabre de Ligeti, que dirigirá en mayo.

Como anticipo, el Auditorio de Nacional acogerá mañana la Arena de Lindberg, además de varias obras de Prokofiev (Concierto para piano n° 2) y Rachmaninov (Sinfonía n° 2 en mi menor) en las que participará el pianista uzbeko-israelí Yefim Bronfman. El programa de ayer en Barcelona, donde dirigió obras de Haydn (La Pasión), Adams (The Wound Dresser), Schubert (Sinfonía inacabada n° 7) y Berg (Tres piezas para Orquesta, op. 6) se repetirá -también con el barítono Thomas Hampson- este domingo en Madrid, donde no se presentaban los filarmónicos desde 1988, cuando el Teatro Real los trajo de la mano de Zubin Mehta. Esta noche Gilbert debutará en el Auditorio del Palacio de Congresos de Zaragoza, también con Bronfman, en un concierto sobre Prokofiev y Rachmaninov. Son las primeras citas de un tour de force europeo con el que Gilbert pretende hacerse valer. "La cuestión nunca es quién hace la música, sino cómo".