Image: Santiago Auserón: La música clásica es ahora otro veneno más

Image: Santiago Auserón: "La música clásica es ahora otro veneno más"

Música

Santiago Auserón: "La música clásica es ahora otro veneno más"

6 mayo, 2016 02:00

Santiago Auserón en su casa-estudio. Foto: Sergio Enríquez-Nistal

El pasado octubre, Santiago Auseron (Zaragoza, 1954) se doctoró cum laude en Filosofía con la tesis "Música en los fundamentos del logos". Ahora da forma y vueltas a las piezas del nuevo álbum de Juan Perro y comienza este sábado, 7, su gira Vagamundo en el Festival SOS de Murcia, donde una selección de canciones estarán arropadas por el sonido sinfónico de distintas orquestas españolas. Además, el próximo viernes, 13, será el pregonero de las madrileñas fiestas de San Isidro. Nos recibe en su casa-estudio de grabacion de Madrid para hablarnos de todo ello.

Días de perros, pienso, mientras el fotógrafo nos toma una imagen como recuerdo en la terraza de Santiago Auserón. Los goterones que caen del cielo gris de mediados de abril salpican el impecable traje levemente espejado que lleva el músico, y mojan ese pelo sin canas, peinado en leve tupé de siglo XX. Hace tres horas que nos encontramos en su residencia de las afueras de Madrid y casi todo ese tiempo se nos ha pasado sentados a una mesa redonda de madera noble en un comedor junto a la cocina, a la velocidad de vértigo de una conversación que, subida a su verbo, viaja entre galaxias distantes interconectadas por los agujeros de gusano del lenguaje. Ideas eléctricas como la tormenta que dio lugar a esta lluvia que se arroja sobre nosotros.

En este tiempo no me ha costado entender que sentarse a hablar con Auserón no es hacerlo con Juan Perro, el reinventado cantautor del callejero anglo-latino, ni con el líder de los legendarios Radio Futura. No es hablar con uno de los autores más significativos y sólidos del pop en castellano de nuestra época. La mayor parte del tiempo, hablar con él, de hecho, no es hablar con un músico. Incluso cuando lo hace sobre música uno escucha chispazos sobre Historia y lenguajes, sobre filosofía y política.

Este encuentro transcurre en la periferia de ideas y nociones, en el extrarradio menos conocido donde junto al músico aparece un testigo rítmico: el que estudiara con Deleuze en París a finales de los 70, el que ha escrito libros rastreando la historia de los ritmos negros y su influencia en nuestra música y hace unos meses se ha doctorado cum laude en Filosofía, el que no duda en defender la política que representa Podemos.

La combustible conversación la prende el interés que suscitan esas canciones que ahora está componiendo y, sobre todo, la nueva gira que arranca y, en parte de sus fechas, se va a convertir en el proyecto Vagamundo donde se le escuchará con acompañamiento orquestal.

La fuerza de la necesidad es fundamental para la creatividad. Buscar la belleza es algo deseable en el arte"

Pregunta.- Su último disco fue Juan Perro & la Zarabanda (La Huella sonora, 2013). ¿Cómo se salta de la volátil y callejera zarabanda a la más acomodada y académica sinfonía?
Respuesta.- Desde el máximo respeto a la sonoridad clásica y a la contemporánea, a la que llegué como rockero inquieto desde la progresiva y la electrónica. No he sido educado en la música clásica, sino en la herencia negra, pero con la edad uno va entendiendo y ahora la clásica es otro veneno más. Me gusta instruirme como aficionado, aunque no siento la necesidad vital de irrumpir en el mundo de lo clásico. La necesidad viene de la situación cultural. Afortunadamente, se han multiplicado las orquestas y los auditorios con orquesta fija en varias ciudades. Por desgracia, el repertorio clásico no atrae publico suficiente para mantenerlas. El circuito clásico busca a ciertos artistas populares para reinterpretarlos desde la sonoridad de la orquesta, yo me presto y procuro que lo más selecto de mi repertorio pueda sostenerse con dignidad. Es un reto que aprovecho para relanzar la apuesta creativa. No quiero que mis temas suenen a estándar, me gustaría darles un toque contemporáneo. Mis referencias para afrontar Vagamundo son algunos músicos de formación clásica que se han acercado a lo popular, como Kurt Weill, Bernstein, Mancini o Rota.

La memoria de la música

P.- En ciertos momentos la tradición clásica se alimenta de la adaptación de ritmos de origen popular, más antiguo, como la zarabanda o la chacona.
R.- En la época del Clasicismo, antes incluso del Romanticismo con su sentimiento nacionalista, había naturalidad en ese influjo de lo popular, los compositores se dirigían a un público amplio, por más que estuviesen financiados por la realeza, la nobleza o la alta burguesía. Recogían la tradición, no sólo culta sino también popular. Tenían que cumplir una función ciudadana, sobre todo en los países donde había muchos teatros que podían programar con frecuencia. En Centroeuropa llevan siglos haciendo frente a necesidades culturales que en España sólo se han dado recientemente. Los grandes formatos clásicos tienen que responder a la sociedad y no sólo actuar en auditorios selectos a precios prohibitivos. Los músicos lo saben, los directores de orquesta lo saben y los programadores también. Muchos jóvenes músicos han empezado oyendo de todo: rock, techno, jazz, world music, igual que nosotros. Han hecho discoteca y ahora tocan en grandes orquestas. Es necesario romper barreras. Para los músicos populares, callejeros, como es mi caso, que nos formamos fuera de la academia, acercarnos ahí es un reto. En una época en que el lenguaje está tan manipulado por la propaganda comercial y política, sería maravilloso que la música pudiera mantener la memoria y sintetizar modas de los últimos 500 años.

Energía compartible

P.- Vagamundo puede verse, además, como un esfuerzo hermoso de asumir la precariedad pero no la precarización. Una forma de levantar la cabeza de la música popular, no sólo desde el punto de vista creativo sino también como posicionamiento social, económico y político…
R.- Gilles Deleuze decía que el pensamiento no funciona sin violencia. Comienza a andar cuando tienes que responder a una situación de amenaza, como factor de resistencia. La fuerza de la necesidad es fundamental para la creatividad. Por otro lado, ennoblecer los objetivos, buscar la belleza, mejorar las formas, es algo deseable en el terreno artístico. Si a lo que impone la necesidad le damos una forma que reavive los lugares comunes, recuperamos energía compartible. En ese sentido sí tengo una motivación social o colectiva. Necesito sentir al menos la ilusión de que puedo aportar algo para reavivar el lenguaje común, que en los medios de comunicación se destruye muy rápidamente.

Soy simpatizante de los nuevos movimientos sociales. Son el único sintoma sano de la evolución de la sociedad"

P.- Habla de aceleración de las cosas, del lenguaje... En su libro El ritmo perdido (Península, 2012) explica cómo a los 16 años usted siente esa vocación por la filosofía, cuando trabajaba como delineante, y que el motivo fue la noción kantiana de que el tiempo y el espacio se forman en la percepción del individuo.
R.- Aquello me pareció flipante, primero porque no lo entendía y resultaba enigmático. La intriga que empecé a sentir con el libro de 6° de Bachillerato se prolongó luego con las primeras novelas de vanguardia que me pasaban los amigos mayores, con la poesía experimental y con la filosofía contemporánea. Lo bueno de esos lenguajes es que te proporcionan libertad mental, una manera de quitarte de encima el peso de lo cotidiano, las obligaciones, las amenazas de la edad o la certeza de la muerte. Sirve para sostener el humor, el ánimo bien dispuesto. El humor es el factor oculto de la experimentación. Hace falta cultivar un sentido del humor algo más rico que los chistes vulgares. Estoy inquieto con la capacidad que tienen los medios de comunicación para manipular el lenguaje con la intención de vender productos dudosos que tienen que producir el máximo de riqueza en el menor tiempo posible.

P.- ¿Entiende que hay un robo del lenguaje por parte de ciertos intereses?
R.- Un secuestro del lenguaje, sí. La verdad no puede ser dicha definitivamente ni existe como algo inmutable. Es una aproximación colectiva a algo que se pueda sostener ante el mayor número de testigos a lo largo de un tiempo razonable. Eso requiere creación, elaboración, memoria y cooperación. Si no, la verdad es un chiste malo. Necesita ser construida con materiales nobles, no estar orientada hacia el engaño deliberado. Los intereses particulares o sectarios, de un partido político o de una marca comercial mienten sin pudor. Dicen "manos limpias" cuando se trata de una "mano negra". La derecha quiere reconstruir el "relato" neoliberal llamando "libertad de mercado" a la facilidad de los poderosos para saltarse las leyes, a la sumisión de la mayoría. Eso es pervertir el lenguaje, un cuento chino, más que un "relato". En base a eso pretenden seguir metiendo miedo a los votantes jóvenes.

»Hay que hacer un análisis sosegado y radical al mismo tiempo de lo que significan la libertad individual y el compromiso colectivo, sin permitir que las palabras sean manipuladas a gran escala a través de los medios. Por ejemplo, no se puede hacer la ecuación ‘Podemos = comunismo', porque hay una evolución ideológica en la izquierda joven que va desde el comunismo ortodoxo hasta la democracia radical. En segundo lugar, hablar de comunismo tampoco es demoniaco en sí mismo, en origen se trata de una ideología humanista comparable, digamos, al cristianismo. Su principal problema era creer que la revolución proletaria obedecía a una lógica histórica inexorable. En su nombre se han cometido muchas atrocidades, desde luego, y en nombre del cristianismo o del liberalismo también, luego el problema no es de mero "relato", sino de las prácticas del poder. Las nuevas generaciones no admiten que las verdades sean manipuladas y quieren intervenir, eso es lo que tenemos por delante. La gente más honesta y educada de la derecha, la parte menos rapaz de las élites tradicionales, reconoce que lo que salió del 15M no son demonios, sino una parte significativa de las nuevas generaciones de españoles.

Ecos del 15M

P.- Se le ha visto (y leído) apoyar públicamente a Podemos desde sus inicios. Ahora va a ser el pregonero de las fiestas de San Isidro. Sigue simpatizando.
P.- El pregón estará dirigido a todos los madrileños, con afecto y sin distinción ideológica. Pero soy simpatizante de los nuevos movimientos sociales. Me parece el único síntoma sano de evolución de la sociedad española en los últimos 40 años. Un indicio de ilusión para toda la sociedad. El 15M generó un lenguaje nuevo que buscaba la transversalidad, el sentimiento de lo social liberado de las ideologías del XIX. Es la punta de lanza de un fenómeno social que acabará teniendo alcance en toda Europa, opuesto a la ultraderecha, que a su vez reacciona contra las amenazas de la crisis financiera, de las migraciones y del terrorismo internacional. Es preciso explicar cómo se relacionan directamente estos factores temibles a causa del reparto colonial, la concentración de capitales, el desfase entre civilizaciones, las consecuencias de la globalización. Los problemas que tenemos por delante son graves, van a exigir muchos y variados ingenios. No se puede mantener un principio de autoridad basado en una corrupción endémica, que proviene de la España del absolutismo. No hay más corrupción de la que había durante el franquismo, sino la misma y en las misma familias de poder, pero ha enloquecido con el euro y con la evolución de las finanzas internacionales. Los relatos nacionalistas periféricos también tienen su parte en el juego: están manipulados por la élites económicas y mediáticas.

P.- Leo en su web: "las formas más antiguas de conocimiento están siendo relegadas por una concepción técnica y económica que dibuja un porvenir dudoso para los pueblos de la vieja cuenca del Mediterráneo". ¿Cómo afectan la electrificación y computerización al hacer música? ¿Logra usted conciliar esas herramientas con las tradiciones?
R.- Una buena parte de las herramientas de la humanidad están condicionadas por las necesidades militares, desde la punta de sílex hasta el laboratorio tecnológico de los siglos XX y XXI: la radio, la televisión, la alta fidelidad, los micrófonos, los aparatos de registro, las computadoras, son aplicaciones militares que luego se comercializan. El mismo hierro que sirve para matar, un poco modificado sirve para arar la tierra y sembrar la semilla. Creo que esto es aplicable a las nuevas tecnologías. Lo mismo que sirve para controlar tu vida y convertirte en consumidor geo-localizado, disgregado, también puede llegar a ser liberador. Está claro que, desde que surgió Internet, las nuevas generaciones están reutilizando los residuos del sistema para dar lugar a otras cosas.

Programa electrónico

P.- ¿Y al crear música?
R.- Intento combinar técnicas tradicionales y actuales para hacerlas servir a un mismo objetivo: un modelo de belleza compartible, no excluyente como ideal al que solo pueden optar los hijos de la élite. Un instrumento antiguo es una maravilla de la tecnología que sostiene la comparación con los circuitos de un ordenador. Hagamos que se confronten y veamos para qué son útiles. El programa electrónico facilita la edición y te pone un estudio en casa que antes exigía una financiación imposible. Eso no quiere decir que cualquier cosa que metas ahí vaya a ser interesante para una parte del colectivo. Para que lo sea, además, tendrás que trabajar los soportes tradicionales, las ideas, la sonoridad de las palabras, la armonía, como se viene haciendo desde el Neolítico. Hemos cometido una ingenuidad creyendo que las nuevas tecnologías iban a barrer todo lo que ha existido antes. El mundo sigue ahí fuera, aunque esté casi todo parcelado.

Un instrumento antiguo es una maravilla de la tecnología que sostiene la comparación con los circuitos de un ordenador"

Cuando le pregunto por Radio Futura, Auserón rinde homenaje a su hermano Luis y a Enrique Sierra. La trayectoria del grupo se asentó en discos sólidos y canciones fulgurantes, originales, populares y con marca de autor que ampliaban las posibilidades de los lenguajes de verbo y sonido. En la inevitable y constante reevaluación de la nueva ola española de los 80, Radio Futura es valor seguro y estable, considerados uno de los motores de un incipiente y modernista rock latino. El repertorio del proyecto sinfónico Vagamundo incluye tres canciones de La canción de Juan Perro (1987), álbum que constató el poderío de su creación y estilo. Sin embargo, todo ello comenzó casi como un juego...

P.- Ha contado que el primer reclamo para hacer música pop tuvo lugar en aquel local de ensayo en Madrid con Herminio Molero… Un día les dejan jugar con los trastos y alucina.
R.- Fue lo que nos enganchó al principio de Radio Futura, la posibilidad de incidir directamente en el sonido. Manejar un aparato y llenar una habitación de materia sonora, hacerlo con cierto criterio, porque desde la infancia estás seleccionando tus sensaciones de escucha. De pronto descubres que, aunque no tengas preparación profesional o académica, sabes cómo quieres que suenen los instrumentos. Para nosotros era importante, porque no nacimos en territorio caracterizado étnicamente, y la vitalidad folclórica de nuestras tierras se perdió con el éxodo rural. Descubrimos que teníamos una tradición a través del sonido eléctrico.

Vínculo con los ancestros

P.- Ese ritmo misterioso que adivinó escuchando en la oscuridad durante su infancia, ese ritmo perdido, ¿lo ha encontrado?
R.- Lo cojo, lo pierdo y lo vuelvo a encontrar. Estoy satisfecho con el camino recorrido desde Radio Futura hasta Juan Perro, tengo la sensación de haber preservado de la ventolera un pequeño taller que me permite mejorar la síntesis de los sonidos que me interesan. El verso cantado sigue siendo el mejor soporte técnico para condensar un pensamiento que tiene que hacer frente a la necesidad, una sedimentación del tiempo que corre. A través de los pies, de las manos y de la voz mantenemos el vínculo con los ancestros, con el planeta y con nuestro vecindario.

En el estudio sencillo y bien equipado de la planta baja de su casa, el humanista vuelve a ser músico. Los micros están listos para registrar la guitarra acústica y la voz. "Anoche maqueté esto", dice, y pone una filigrana de desnudo pre-rock con toques swing. Una tensión distinta, un pliegue de ensueño y temblor, asoma en ojos que de pronto parecen los de un niño. Una ilusión que parece deseoso de compartir con cualquiera de nosotros.

@abelhernandez__