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Danza

La danza se abre paso: coreografía de una remontada

María Pages, José Carlos Martínez, Antonio Ruz, Marcos Morau, Luz Arcas, Rubén Olmo y Sara Calero nos presentan sus nuevos proyectos tras la sequía cultural provocada por la pandemia

27 julio, 2020 09:00

El impacto de la pandemia en la danza ha sido terrible. Giras y proyectos cancelados o en suspenso hasta nueva orden. Un golpe duro para un sector con estructuras precarias en España. Todos los coreógrafos, sin embargo, avanzaron trabajo durante el confinamiento. Y una vez ‘liberados’ empiezan a mostrar sus creaciones. Adelantamos aquí los próximos estrenos de figuras como María Pagés, José Carlos Martínez, Antonio Ruz, Luz Arcas, Rubén Olmo, Sara Calero y Marcos Morau, que, al frente de La Veronal, presenta este viernes en el Festival Grec Sonoma, inspirada en Buñuel. Aquí nos explican las claves y referencias de las piezas que exhibirán los próximos meses y recuerdan los duros días del confinamiento, en los que la frustración se mezcló con una actividad creativa frenética.

La hora de la reinvención

MARÍA PAGÉS

María Pagés. Foto: David Ruano

Durante las semanas de encierro, trasladamos la cotidianeidad a un piso. El Arbi [su marido y director del Centro Coreográfico María Pagés de Fuenlabrada] y yo lo llevamos bien. Ninguna pandemia puede con nuestro amor por la vida. Dicho esto, no puedo negar que las consecuencias del virus han sido, son y serán un golpe muy duro para nosotros. Lo que peor llevamos es ver a nuestra gente parada y con unas expectativas inciertas. Por otra parte, la inmovilización del programa que habíamos iniciado en el Centro Coreográfico María Pagés nos apena, pero también nos ha impuesto reinventarnos. Descubrimos por ejemplo que el comedor de casa da para mucho. Yo adelanté bastantes cosas en el plano coreográfico, esbocé un proyecto de vestuario, pensé músicas y, la verdad, estoy muycontenta. El Arbi pulió la dramaturgia y las letras de Paraíso de los negros, que estrenaremos en los Teatros del Canal en octubre.

Es un reto: la danza es vida y la vida hay que asumirla como se nos presenta para transformarla. En el Centro Coreográfico estamos desarrollando un programa centrado en pensarla desde diferentes perspectivas, por eso acogeremos a coreógrafos, intérpretes, directores de escena, periodistas,músicos... Lo hacemos porque anhelamos que la sociedad nos acoja comolo que somos: profesionales que crean cultura que da sentido a nuestra identidad universal y también porque deseamos identificar Fuenlabrada como una ciudad de la danza.

Vuelta al ‘exilio’

JOSÉ CARLOS MARTÍNEZ

Siempre estoy viajando, nunca tengo tiempo de estar en casa, por lo que poder cocinar, ver una peli o pensar en futuros proyectos me ha hecho mucho bien. He vivido el confinamiento como una oportunidad. Aunque, como todos los bailarines, he tenido que entrenarme en casa con las dificultades que eso conlleva.

Todo el mundo tiene muchas ganas de retomar el pulso. De hecho, El corsario que tuvimos que cancelar, con el ballet de Ljubliana, ya tiene nueva fecha de estreno en septiembre. Y la nueva producción de Giselle que tenía para otoño de 2020 en Zagreb se hará en 2021. He aprovechado la cuarentena no solamente para pensar en la parte coreográfica, sino que también hemos avanzado en el capítulo de escenografía y vestuario con Iñaki Cobos. Él ha estado teletrabajando para coordinarse con los equipos de Zagreb. Nunca se me habría ocurrido que se podría poner en marcha una nueva producción a distancia.

Como veis, mis proyectos se centran en el extranjero. No parece que la nueva dirección de la CND vaya a reponer mis ballets. Empezaré uno nuevo con el Ballet de Viena. Y la Ópera de Roma también retomará El corsario. Afronto todos estos retos con ilusión. Va a ser extraño el regreso a los ensayos, con todas las medidas de seguridad, pero tras estos meses, en los que no hemos podido tener contacto físico, va a ser interesante el volver a crear en un estudio y con nuestra materia prima: los bailarines

Dancers Lives Matter

ANTONIO RUZ

Antonio Ruz. Foto: Alba Muriel

Cuando tuvimos que parar los ensayos de El barberillo de Lavapiés en el Teatro de la Maestranza, sentí liberación y alivio porque temía que la máquina iba a estallar en cualquier momento. También, por otro lado, me sentía culpable por el daño económico que provocó en los bailarines. Pasada una semana, vino la preocupación y el agobio. Lo cierto es que he pasado temporadas de hastío y otras de creatividad frenética. No pude asentar ninguna rutina. Estaba en una casa de campo de Córdoba y, aunque el suelo era muy duro, podía ir perfilando coreografías. Estaba, claro, en contacto con mi equipo, y pudimos adelantar trabajo de mesa para Gurumbé, el espectáculo que acabamos de estrenar en el Festival de Granada y luego viajará a Pamplona, Sevilla, San Sebastián...Es una indagación en la esclavitud en España, que iniciamos mucho antes del movimiento Blacks Lives Matter, conste. Con el viola gambista y director Fahmi Alqhai, recorremos los ritmos y melodías que vinieron de África y luego viajaron al Nuevo Mundo, y que están en las raíces de músicas nuestras como el flamenco.

Además, estoy preparando también AÚN, espectáculo con el que celebro los diez años de mi compañía y que podrá verse en el Círculo de Bellas Artes en diciembre. Repaso mis piezas pero también vislumbro el futuro de lo que queremos ser. Habrá un DJ y 26 bailarines. El edificio del CBA tiene mucho potencial y a mí siempre me parece muy estimulante salirme del espacio escénico, teniendo como referencia lo aprendido con Sasha Waltz. El público deberá recorrer un itinerario. Y para el año que viene tengo previsto desempolvar una coreografía de las vanguardias españolas cuyo estreno se truncó por la guerra. Hasta ahí puedo leer...

Surrealismo vs realidad

MARCOS MORAU/LA VERONAL

Marcos Morau

Se nos cayeron actuaciones en Bruselas, Belgrado, Atenas, San Sebastián, Lisboa, Roma... Eran unos meses muy buenos de gira internacional. Algunos trabajos se conseguirán recolocar,otros en cambio se han perdido hasta nueva orden y los bailarines han sido los mayores perjudicados porque en España las compañías independientes trabajamos mayoritariamente por proyectos y bolos y, sin lo uno ni lo otro, los ingresos no son posibles. Somos un sector con tejidos frágiles, sin una unidad férrea como los músicos, sobrevivimos en pequeñas islas independientes intentando sostener todos nuestros cimientos, es complicado tener un sentido de comunidad nacional, todo es muy efímero y muy precario y la falta de giras, de programación y de visibilidad lo que hace es empeorar el gremio. Ha sido duro y vamos a tener que emplearnos a fondo para volver a las buenas sensaciones de antes de marzo.

Yo, nada más salir del confinamiento empecé la que será mi nueva creación, Sonoma, un trabajo coproducido por el Grec, el Sadler’s Wells, el Tanz im August, el Conde Duque... Es sobre la figura de Buñuel y el surrealismo. Ahora más que nunca es importante cuestionar la realidad, la ‘nueva realidad’, vivir por encima o por debajo de ella, el deseo de reinventarnos y perdernos en esa búsqueda. El Covid no aparecerá directamente en el trabajo pero inevitablemente el confinamiento y toda la agitación mundial están presentes en nuestras decisiones, en el carácter, en la temperatura y el tono de la propuesta. La necesidad es más poderosa ahora y relativizar más importante que nunca.

Entre Pasolini y la virgen marinera

LUZ ARCAS/LA PHÁRMACO

Ha sido un tiempo para crear de otra manera, sin la presión de las actuaciones. Yo me concentré en Toná, que surgió en los viajes a Málaga para visitar a mi padre, bastante enfermo. En su casa, donde me crie, me reencontré con referencias, iconos, símbolos que tenía casi olvidados, recordé anécdotas y miedos infantiles, conecté con el folclore de mi infancia. Quería bailar un sentimiento que es propio de ese folclore: la muerte como celebración, fiesta y catarsis individual y colectiva. Estaba trabajando con las también malagueñas Luz Prado (en la música) y Virginia Rota (en los audiovisuales) en un proyecto nuevo, y les propuse indagar en ese sentimiento que también estaba de alguna manera en sus respectivos lenguajes. Luz había trabajado mucho sobre los verdiales, folclore malagueño prerromano, probablemente de origen fenicio, muy interesante porque ha permanecido intacto a las sucesivas invasiones, y sus proyectos de domesticación. Virginia, por su parte, acababa de inaugurar una exposición sobre el luto en Andalucía.

La memoria colectiva es crucial porque nos acoge y nos salva del individualismo. Es un espacio que resiste a la uniformización que pretende el neoliberalismo, también a su intento de desterrar y negar la enfermedad, la vejez y la muerte, que se ha vuelto insostenible con la pandemia. Investigué sobre una bailaora del siglo XIX, Trinidad Huertas, La Cuenca, que se hizo famosa en todo el mundo con un número en el que representaba a una torera en plena faena. Me acordé de algunas cosas como los versos del Romance sonámbulo, que mi padre me hizo aprender de memoria (las cosas la están mirando/ y ella no puede mirar-las), también la figura de la Virgen del Carmen, que sale en procesión por el mar cada 16 de julio, en una fiesta que parece arcaica y pagana. También cuando un amigo de mi padre nos llevaba de noche a esperar a que se apareciera la virgen entre los olivos. Me interesa la idea del milagro como lo aborda Pasolini, como una metafísica de la carne. Estas referencias inspiran la coreografía, la música y el espacio escénico. La estrenaremos la próxima temporada en España pero aún no puedo decir dónde y cuándo. Estoy deseando encontrarme con el público.

El corazón y los pulmones de la danza española

RUBÉN OLMO

Rubén Olmo. Foto: Ana Palma

Para el Ballet Nacional de España todo esto ha supuesto muchos cambios en el proyecto con el que asumí su dirección. Por ejemplo, hemos tenido que retrasar hasta final de año giras nacionales e internacionales con el nuevo espectáculo, Invocación, estrenado en Jerez. Tampoco hemos podido compartirlo con el público madrileño, como teníamos previsto en julio. Al principio, la incertidumbre y la preocupación por la situación sanitaria no me dejaban concentrarme en ninguna creación, en buscar nuevas ideas nuevas o perfilar las que ya tenía. Pero, como ha sido un confinamiento tan largo, también he tenido días en los que me sentía muy inspirado. Diseñé, de hecho, varias coreografías para que los bailarines del BNE ensayaran en casa y pudiéramos compartirlas con nuestros seguidores en redes sociales.

Yo creo que de esta crisis saldremos muy reforzados y mucho más fuertes de lo que somos, apreciando más lo que teníamos. El primer paso fue entrar de nuevo en la sede del BNE e intentar que todo el mundo se encontrase arropado e hiciera un gran trabajo. Volver, en fin, a la rutina, aunque esta sea una rutina diferente. Este mes hemos invitado a Manuel Reyes, Belén López y Marcos Morau, director de La Veronal, para que impartan unos talleres coreográficos a nuestros bailarines, que retransmitimos en streaming. Quiero que el BNE sea el corazón y los pulmones de todo coreógrafo que quiera experimentar y para la formación de nuevos y grandes bailarines.

Además de volver a ensayar los montajes que representaremos a partir de octubre, estamos preparando los dos grandes estrenos previstos en 2021: el homenaje a Antonio Ruiz Soler con motivo del centenario de su nacimiento que mostraremos en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el 15 de abril, y La bella Otero, el 7 de julio en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Flamenco en Times Square

SARA CALERO

Sara Calero

Al principio viví este periodo con mucha angustia. Las noticias eran muy desalentadoras, con tantos afectados. Pensaba en mi familia, en mi hijo... En cuanto al trabajo, desaparecí de las redes sociales y me centré en mantener una rutina de entrenamiento que me ayudó a recuperarme por completo de mi lesión. Trabajaba, de vez en cuando, en la idea germen de un proyecto futuro. Y en cuanto me llamaron para continuar con el estreno de Fandango Avenue, en los Teatros del Canal, volvió el entusiasmo para crear con el empuje que necesitaba. Además, que la familia Real escogiera mi espectáculo para acudir por primera vez a un teatro tras el confinamiento, ha sido como una señal para continuar donde lo había dejado. Así que finalicé coreográficamente Fandango Avenue, pieza inspirada en el Nueva York de los 50: la edad de oro de los musicales, el apogeo del cine clásico, la avenida Broadway, Times Square, la Quinta Avenida... Toda una factoría de iconos de nuestro tiempo. Ya Antonio Ruiz Soler tomó prestados elementos de aquellos lenguajes para incorporarlos a nuestro baile español.

Afortunadamente, no hemos perdido trabajo, todo ha sido pospuesto. La dificultad reside en subsistir mientras estamos inactivos. Después de haber estrenado el pasado junio en los Teatros del Canal, comenzamos gira con un espectáculo de calle el 8 de agosto en Fuenlabrada y el 12 de septiembre en Toledo. Lo afronto con muchas ganas y energía. Es la única forma de hacer lo posible para mantener viva la compañía.