Escenarios

Píldoras de juventud en el estanque dorado

28 febrero, 2014 01:00

Lola Herrera y Héctor Alterio En el estanque dorado. Foto: Daniel Dicenta.

Cuatro obras "vivas" confirman el buen momento que atraviesa Magüi Mira. El próximo miércoles lleva al Teatro Bellas Artes de Madrid En el estanque dorado, la obra de Ernest Thompson producida por Jesús Cimarro y protagonizada por Lola Herrera y Héctor Alterio.

Hasta llegar al montaje que el próximo 5 de marzo se estrena en el Teatro Bellas Artes de Madrid, En el estanque dorado, Magüi Mira (Valencia, 1945) ha recorrido una larga trayectoria como directora. Por mencionar sólo sus proyectos más recientes, ha llevado a San Petersburgo Ay Carmela, de Sanchis Sinisterra (que la ha hecho coincidir en su cartelera con la shakesperiana Cuento de invierno). También ha convertido a Ana Torrent en Madame Bovary a través de la versión libre de Emilio Hernández. Y hasta hace muy pocos días era Ana Belén la que se ponía en sus manos para protagonizar en Matadero Kathie y el hipopótamo, de Vargas Llosa.

En esta ocasión, vuelve a basarse en una adaptación de Emilio Hernández para llevar al escenario la obra de Ernest Thompson, estrenada en el off neoyorquino a finales de los setenta y llevada a Broadway casi de forma simultánea. Tal fue el éxito y la repercusión del texto que Hollywood se lanzó a por la historia de estos dos personajes en 1981 con la oscarizada película de Mark Rydell protagonizada por Henry Fonda y Katherine Hepburn. "Mis referencias han venido del texto teatral de Thompson -señala Magüi Mira a El Cultural-, un clásico del siglo XX. Cine y teatro son lenguajes distintos. Ni se influyen entre sí ni pueden competir. El autor escribió primero el texto teatral y de ahí arrancó mi viaje. Además, mis otras referencias llegaron de la versión de Emilio Hernández y de dos actores llenos de vida, experiencia y talento como son Lola Herrera y Héctor Alterio. Con ellos, la emoción está servida. La lágrima y la risa. Estamos ante la belleza incontestable de dos grandes por primera vez juntos en las tablas de los teatros de España".

Para la directora valenciana el éxito de este texto está en la forma de mostrar sentimientos comunes a todas las personas: "Todos sentimos el paso del tiempo, todos luchamos por ganarle el pulso y todos queremos disfrutarlo como si no se fuera a acabar. Esta historia nos cuenta cómo un hombre de 80 años y una mujer de 70 pueden acompasar su corazón y su cabeza sin tirar la toalla mientras les quede un segundo de vida".

La edad, el miedo, el amor, la soledad, la risa, la lucha por la vida, la naturaleza, la familia... los aspectos más importantes del ser humano pasan de una manera u otra por el texto de Thomson, que deja sobre el escenario una rica reflexión sobre lo difícil que resulta conseguir relaciones positivas a cualquier edad y en cualquier momento. "Una historia como la de Etel y Norman no tiene fronteras ni denominación de origen. En este sentido, Emilio Hernández ha conseguido que parezca una obra recién escrita para nosotros", sentencia Mira, que aún gira por los escenarios españoles como actriz La anarquista, el éxito de David Mamet que protagoniza junto a Ana Wagener.

El "viaje" hacia la obra de Thompson ha sido posible gracias al empeño y el encargo de Jesús Cimarro, con el que la actriz y directora ha trabajado para subir a los escenarios una obra con la aspiración de llegar al mayor número de público posible. A Mira no le gusta separar teatro comercial y teatro de calidad. Considera que esta distinción no tiene sentido, más en los momentos "absurdamente trágicos" que atraviesa nuestra escena: "Lo comercial no está reñido con la calidad. Son dos conceptos que suman. Si lo comercial es llenar teatros pues yo aspiro a serlo. En todo caso, los criterios con los que elegimos esta obra fueron muy básicos: hacer que al espectador le merezca la pena abandonar su rutina para ver el trabajo de Héctor y Lola y que luego haga lo demás el boca a boca".

El proceso, que arranca con pasión y entrega, se expande hacia todos los que participan en el montaje. "Se retroalimentan los actores al ver que gusta al público y el productor al ver que recupera lo invertido. Todo con un texto de base que zarandea al espectador, que tiene pensamiento y belleza y que despliega talento. Eso es lo que he buscado En el estanque dorado y en la mayor parte de mis apuestas escénicas. Quiero que me enamore y que pueda defenderlo gracias a que llega también a enamorar al público y a mi equipo". Dejamos a Magüi Mira con su pasión, a punto de cumplir 70 años y con próximos proyectos en la dirección que aún no desvela. "Todavía hay que cerrar flecos", concluye.