Fotograma de 'Anaconda' con Jack Black.
'Anaconda', Jack Black se lo pasa en grande en un 'reboot' sobre la nostalgia de Hollywood de sí mismo
Regresa la serpiente asesina en una nueva versión en clave de comedia que es un tierno homenaje al 'blockbuster' clásico.
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La figura del artista sin talento, o sin éxito, o ambas cosas a la vez, siempre despierta nuestra simpatía. Ahí está ese eterno Ed Wood, “el peor director del mundo”, al que rindió homenaje Tim Burton en la película homónima de 1994.
O la no menos sensacional Rebobine, por favor (2008), dirigida por Michel Gondry, sobre unos tipos que se dedican a rehacer los blockbusters de Hollywood de los 80 de manera casera: una película cargada de nostalgia por los tiempos del viejo vídeo VHS.
Protagonizada por Jack Black, sin duda ese filme de Gondry es el principal referente de este reboot de Anaconda, que se parece muy poco —o nada— a la Anaconda original de 1997, en la que Jennifer López y Jon Voight eran masacrados por una serpiente con muy malas intenciones en el Amazonas. Era aquella una película de terror de pura serie B que solo en España fue vista por más de un millón de espectadores.
En Anaconda (2025), dirigida por Tom Gormican, la historia es muy distinta. Jack Black interpreta a Doug, un tipo que de adolescente soñó con ser cineasta y de adulto se tiene que conformar con grabar aburridos vídeos de boda.
Un fracaso artístico, pero no personal, ya que se gana la vida y tiene una familia con afecto. Pero el gusanillo creativo, claro, sigue ahí.
Por resumir: Black acaba reuniéndose con su mejor amigo de la infancia, un actor en paro, Ronald (Paul Griffin), un amigo borrachín (Steve Zahn) y una vieja amiga del grupo (Thandiwe Newton) para viajar al Amazonas y rodar un reboot de Anaconda con un presupuesto más que mínimo.
Allí aparecerá el bicho, por supuesto, y habrá gritos y sustos, pero la película es sobre todo una comedia “tierna” sobre el viejo tema de que es más importante el “amor al arte” que el arte en sí.
Ya no hay ideas
En un momento de la película, los atribulados protagonistas se cruzan con el equipo de rodaje de un supuesto “verdadero” reboot de Anaconda y les sueltan: “Ya no hay ideas”.
Este año, por increíble que parezca, Hollywood ha dado nueva vida a Agárralo como puedas, Karate Kid, Lilo y Stitch, Jurassic World, Cómo entrenar a tu dragón, El rey león o Superman.
Desde luego, nadie esperaba que regresara Anaconda, que fue un éxito en su momento pero también una de esas películas que suele ser considerada, en el mejor de los casos, como “tan mala que es buena”, por su supuesto encanto trash.
Es decir, nos gusta por su falta de pretensiones, por su reivindicación del placer puro y duro de la serie B y por saber de antemano que es tonta y no exigirá ningún esfuerzo intelectual. Dicho de otra manera, nos asegura que somos más listos que la película.
Eso es precisamente lo que homenajea la nueva Anaconda, que no es un reboot, pero sí una carta nostálgica de Hollywood a sí mismo, cuando incluso sus películas menos logradas funcionaban en taquilla y dedicarse al cine era divertido y, además, estaba muy bien pagado.
Construida de una manera más episódica que dramática, avanza a trompicones enlazando secuencias —algunas graciosas (Rudd y sus esfuerzos por hacer de tipo duro con un palillo en la boca) y otras no tanto—, con unos diálogos por momentos excesivamente naif, aunque se entiende la voluntad de reivindicar la “pureza” de los amateurs que hacen cine porque les gusta, perdiendo dinero.
No le cambiará la vida a nadie y tiene el defecto habitual del blockbuster de Hollywood de manejar una narrativa que nunca da ni un mínimo espacio para que los personajes respiren un poco, pero Anaconda acaba siendo divertida y tiene cierta calidez, cierta humanidad.
Anaconda
Dirección: Tom Gormican
Guion: Tom Gormican, Kevin Etten
Intérpretes: Jack Black, Paul Rudd, Steve Zahn, Thandiwe Newton
Año: 2025.
Estreno: 25 de diciembre.