'El sendero azul': la aventura de una pícara de 77 años que escapa del campo de concentración para jubilados

'El sendero azul': la aventura de una pícara de 77 años que escapa del campo de concentración para jubilados

Cine

'El sendero azul', la aventura de una pícara de 77 años que escapa del campo de concentración para jubilados

El brasileño Gabriel Mascaro entrega un canto a la vida y una celebración de la vejez en la película que ganó el Gran Premio del Jurado en Berlín.

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No es la primera vez que asalta nuestras pantallas un filme que, desde la distopía, plantea soluciones extremas e inhumanas para lidiar con el envejecimiento de la población en los países occidentales desde planteamientos extremadamente capitalistas.

Lo vimos en la reciente Plan 75 (2022), película del japonés Chie Hayakawa que planteaba un programa eutanásico voluntario diseñado por el gobierno para poner fin a la vida de los mayores de 75 años, cuando ya no son productivos y se convierten en una carga para la sociedad.

Curiosamente, el planteamiento de El sendero azul, película brasileña que llega este viernes a las salas, es muy similar. Aquí el plan de las instituciones consiste en trasladar a los jubilados a una colonia remota para que pasen allí sus últimos años de vida, evitando que los jóvenes tengan que cargar con la responsabilidad de cuidarlos y puedan dedicarse sin distracciones al trabajo.

Más allá de utilizar esta variante de la ciencia ficción para elaborar un punzante retrato de sus respectivas sociedades, en poco más se parecen ambos filmes. Porque si Hayakawa apostaba con decisión por el melodrama; el cineasta brasileño Gabriel Mascaro (Recife, 1983) se entrega al (post)humor y la aventura.

Ambientada en una pequeña y miserable zona rural del interior, en los márgenes del Amazonas, la película sigue estrictamente el punto de vista de Tereza, una mujer de 77 años a la que obligan a jubilarse y a la que le dan una semana para incorporarse a la colonia, con el beneplácito de su hija.

Pero Tereza no está nada convencida pues, tras una vida dedicada plenamente al trabajo para salir adelante como madre soltera, se encuentra tanto física como mentalmente en perfectas condiciones. Además, las condiciones de vida en la colonia no son nada claras y Tereza lo entiende como una privación absoluta de su libertad.

Así que, antes de que la internen, intentará cumplir un sueño, que parece más una ocurrencia sobre la marcha: montarse por primera vez en un avión. Y esto lo llevará por un inesperado viaje por el Amazonas con forma de aventura episódica, en la que primero compartirá andanzas con un torturado mercante, después con un borracho ludópata y, por último, como una timadora de carácter libertario y vividor.

Denise Weinberg y Rodrigo Santoro, en el filme

Denise Weinberg y Rodrigo Santoro, en el filme

La película, en la que trasluce una honda crítica hacia el abandono al que sometemos a los mayores en la actualidad, tiene parte de su atractivo en la ligereza del relato y en el carácter magnético y la dignidad que le insufla una combativa Denise Weinberg a Tereza.

Además, Mascaro, que es capaz de entregar una escena tan cautivadora como la pelea de peces en primer plano, sabe pergeñar imágenes visualmente atractivas, en las que a la belleza natural se añade una suerte de retrofuturismo (esa biblia digital) y un toque de realismo mágico, gracias a la baba azul alucinógena de un extraño caracol.

En definitiva, un canto a la vida y una celebración de la vejez que bien merece el Gran Premio del Jurado que recibió en la pasada Berlinale.

El sendero azul

Dirección: Gabriel Mascaro.

Guion: Gabriel Mascaro y Tibério Azul.

Intérpretes: Denise Weinberg, Rodrigo Santoro, Miriam Socarrás, Adanilo, Rosa Malagueta.

Año: 2025.

Estreno: 12 de diciembre.