James Vanderbilt, director de 'Núremberg'. Al fondo, una imagen de la película. Fotos: DeAPlaneta

James Vanderbilt, director de 'Núremberg'. Al fondo, una imagen de la película. Fotos: DeAPlaneta

Cine

James Vanderbilt recrea en 'Núremberg' los juicios a los nazis: "Me fascina la naturaleza del mal"

El guionista de 'Zodiac' firma un 'thriller' judicial protagonizado por Russell Crowe y Rami Malek que incluye las imágenes reales de los campos de exterminio que se vieron durante el proceso.

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En coincidencia con el 80 aniversario del inicio de los Juicios de Núremberg, llega este 28 de noviembre a los cines un thriller judicial que se adentra en un episodio apenas explorado: la batalla psicológica entre el comandante en jefe de la Luftwaffe, Hermann Göring, y el psiquiatra del ejército estadounidense encargado de evaluar su estado mental, el doctor Douglas Kelley, quien finalmente concluyó que los líderes nazis no eran unos dementes y por tanto debían rendir cuentas por sus crímenes.

“Todas las fuentes coinciden en que Göring era el hombre más encantador del mundo. El mejor invitado posible en una cena”, apunta el guionista y director James Vanderbilt, conocido por la escritura de títulos como Zodiac (David Fincher, 2007) y The Amazing Spider-Man (Marc Webb, 2012).

La personalidad de uno de los principales líderes del régimen de Adolf Hitler, manipulador carismático, es clave para entender cómo se sostenía el liderazgo dentro del régimen. “El doctor Kelley era muy inteligente, pretendía descubrirlo para poder escribir un libro y hacerse famoso. Los dos intentaron estafarse mutuamente, sacar algo del otro, y esa tensión me ha dado mucho juego”, explica el director.

La primera opción para interpretar a Göring fue la definitiva, Russell Crowe. “Tiene esa cualidad que he visto en muy pocas personas. Trabajé con Robert Redford y le pasaba lo mismo: entran en una habitación y notas que el aire cambia incluso antes de verlos. Eso era importante para Göring: necesitaba magnetismo”.

Una aportación del oscarizado actor fue proponer entrar en el set con el resto de actores que también interpretaban a los acusados. “Algunos eran solo extras sin diálogo, pero él decía: Soy su líder, entramos juntos y salimos juntos. Fue brillante. Ojalá se me hubiera ocurrido a mí”, le aplaude el cineasta.

Un dilema ético

El duelo mental entre ambos hombres le era desconocido a un guionista tan versado en la Segunda Guerra Mundial como Vanderbilt. De ahí que aceptara llevar a la gran pantalla la investigación del periodista estadounidense Jack El-Hai, El nazi y el psiquiatra. “Me sorprendió descubrir esta historia. Ni siquiera sabía que hubiera psiquiatras en el ejército estadounidense durante el conflicto”, explica.

El encargado de determinar si los 24 altos mandos nazis eran mentalmente aptos buscaba determinar si compartían rasgos psicológicos específicos. Un intento casi ingenuo de delimitar la vileza. Vanderbilt entiende esa pulsión: “Siempre he estado fascinado por la naturaleza del mal. Creo que forma parte de intentar entender la condición humana”.

El cineasta y guionista recuerda que ya exploró esta obsesión en Zodiac, y que una referencia constante para su nueva película ha sido El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991): “Dos personas en una celda intentando descubrir al otro y qué hay detrás de la máscara”.

Russell Crowe es Hermann Göring en 'Núremberg'

Russell Crowe es Hermann Göring en 'Núremberg'

La fricción entre ambas figuras históricas llegó a un punto irreconciliable cuando los acusados vieron las imágenes reales de los campos de exterminio.

Vanderbilt tenía claro que las imágenes filmadas debían mostrarse como fueron vistas originalmente: sin música, edición ni artificio. “Era la primera vez que el cine se usaba como evidencia judicial de esa magnitud”, recuerda.

A la pregunta de si esa decisión le supuso un dilema ético, ya que las personas que aparecen en los archivos fílmicos no dieron su consentimiento, el realizador reconoce que sí. Tras consultar con académicos y con la Shoah Foundation de Estados Unidos, decidió utilizarlas. “Su postura es que cuanto más se muestre ese material, mejor, para que nadie olvide. Consideran que difundirlo es un acto positivo. Y yo estoy de acuerdo en que la mejor forma de recordar es no mirar hacia otro lado”.

Por decisión del realizador, el elenco visualizó las imágenes ante el objetivo, a fin de reproducir de manera honesta las emociones que impactaron a las personas reales a las que daban vida: “Les pedí que no las vieran antes. Dije unas palabras, guardamos un momento de silencio, encendimos las cámaras y proyectamos las imágenes frente a 300 actores y extras. Son actores brillantes, pero creo que ese día no tuvieron que trabajar mucho para sentir la emoción”.

Entrevistado a la fuga

Aunque Vanderbilt lleva 13 años trabajando en este proyecto, su estreno llega en un contexto mundial que resuena inquietantemente con el periodo histórico que recrea. “Me parecía importante hace una década y lo sigue siendo ahora. Lamentablemente lo continuará siendo después”, afirma.

La película recuerda que, tras la guerra, las potencias aliadas eligieron justicia en lugar de venganza. “Uno de los motivos por los que quería contar esta historia es que trata de un grupo de países que se unen para hacer algo extraordinario”.

Rami Maleck en 'Núremberg'

Rami Maleck en 'Núremberg'

Preguntado hasta en tres ocasiones por las similitudes entre las imágenes históricas y las tragedias actuales, que van desde Gaza hasta otros conflictos contemporáneos como los de Ucrania y Sudán, Vanderbilt evade dar una respuesta de condena: “Cuando la película sale al mundo ya no es tuya. Es del público. Lo que la gente saque de ella no puedo ni debo controlarlo”.

Se limita a reconocer la vigencia del tema central, que es la atracción enfermiza por el poder. “Siempre habrá personas deseosas de autoridad que harán grandes -por su dimensión, que no por ser positivas- cosas para conseguirlo. Es algo común e intemporal”.

En última instancia, Vanderbilt aspira a que la película recuerde por qué los juicios cambiaron el mundo. Establecieron principios fundamentales, como la responsabilidad penal individual y la definición moderna de crímenes de guerra y contra la humanidad. Su importancia, subraya, es incuestionable, pero el paso del tiempo amenaza con minimizarla. “Cuando hablo de esta época con mis hijos, para ellos es como la Guerra de Secesión. Algo remoto”, lamenta.

Con Núremberg busca combatir ese olvido. “Como cineasta, quieres hacer algo que sea atemporal, que funcione hoy y dentro de una década”.