Annaud recurrió a actores franceses poco conocidos  para interpretar a los bomberos del filme

Annaud recurrió a actores franceses poco conocidos para interpretar a los bomberos del filme

Cine

Piromanía y misticismo en Notre Dame

Jean-Jacques Annaud aborda en 'Arde Notre Dame' el cúmulo de fatalidades que provocaron el incendio de la catedral en 2019, salvada 'in extremis' del derrumbe por los bomberos de París. La película, un prodigio técnico, mantiene en vilo al espectador con un ritmo trepidante, emocionantes secuencias de acción y una impecable labor de reconstrucción

22 abril, 2022 03:13

A Jean-Jacques Annaud (Juvisy-sur-Orge, 1943) le gustan los retos técnicos, ya que su filmografía está plagada de ellos. Ya en su tercer filme, En busca del fuego (1981), se metió en un buen entuerto: contar la historia de un grupo de hombres de las cavernas desde una puesta en escena pseudo realista, convenciendo al escritor Anthony Burgess (La naranja mecánica) para que creara un lenguaje prehistórico ficticio. Después llegaría su trilogía ecologista de aventuras, conformada por El oso (1988), Dos hermanos (2004) y El último lobo (2015), en la que el protagonismo recae sobre distintos mamíferos –y ya saben lo que decía Hitchcock sobre rodar con animales, con niños y con Charles Laughton–. No menos ambiciosos fueron filmes como El nombre de la rosa (1986), ambientada de manera impecable en una abadía del siglo XVI, o Enemigo a las puertas (2001), donde recrea con todo lujo de detalles la batalla de Stalingrado.

“Las grandes obras de arte solo pueden existir a la sombra de grandes sueños”, escribía Annaud en su biografía A vie pour le cinéma, publicada en 2018 y aún sin editar en España. En su nuevo filme, que se estrena el 22 de abril, el director afronta, más que un gran sueño, una enorme pesadilla: el incendio de la catedral de Notre Dame de París que impactó al mundo en la tarde del 15 de abril de 2019. De nuevo, un desafío de gran envergadura.

El filme funciona de manera admirable en lo visual, a pesar del complicado puzle que arma Annaud

Ante la imposibilidad de rodar en el templo, Annaud y su equipo se vieron obligados a armar un complejo rompecabezas de imágenes. Algunas escenas previas al incendio se filmaron en construcciones de la misma época, como las catedrales de Bourges y Sens, y también se recopilaron todo tipo de vídeos grabados durante el día trágico por transeúntes, por medios de comunicación y por personal de servicios públicos. Sin embargo, el grueso de la producción tuvo lugar en la Cité du Cinéma, en Saint-Denis, y en los estudios Bry-sur-Mayne, donde se levantaron enormes decorados de más de 30 metros de altura al servicio del gran protagonista de la función: el fuego.

“Reconstruimos todos aquellos lugares emblemáticos que se vieron más afectados y que necesitábamos mostrar antes y durante el incendio: gran parte de la nave, las escaleras de caracol, las galerías exteriores y las vigas del crucero norte, así como el interior del enorme campanario de la escena final”, ha explicado Annaud. “Después, canalizamos las llamas a través de cientos de boquillas ajustables”.

A nivel visual, el filme funciona de manera admirable. El logro es mayúsculo y recuerda a la recreación que hizo James Cameron del hundimiento del Titanic, con la diferencia de que aquí los efectos digitales se han reducido al mínimo, por lo que probablemente la película aguante aún mejor el paso del tiempo. A pesar del complicado puzle que Annaud se trae entre manos, cada pieza encaja en su sitio. Además, la combinación de la arquitectura gótica con el terrible fuego que desató el incendio deja imágenes de una belleza aterradora, como esas gárgolas escupiendo metal fundido.

Información y suspense

La apuesta narrativa de Annaud, en cambio, palidece frente a este envoltorio tan primoroso, ya que el cóctel de acción, thriller, drama, comedia, crítica política y misticismo resulta algo indigesto. Arranca bien el filme con una reconstrucción de los hechos muy apegada a los datos comprobados en la investigación. El director, combinando de manera eficaz información y suspense, ilustra el cúmulo de fatalidades que casi provocan el derrumbe de la catedral: desde las posibles negligencias de los trabajadores en la reforma del tejado hasta los errores del personal del edificio una vez que saltó la alarma de incendios, pasando por el colapso de la ciudad que evitó la rápida actuación de los bomberos. Pero, una vez que las llamas se desatan, Annaud pierde el control, mezclando varios tonos y privilegiando lo puramente anecdótico.

Una imagen de la película

Una imagen de la película

Por un lado, está el relato heroico de la actuación de los bomberos, una glorificación un tanto excesiva, rubricado con una hiperbólica banda sonora en su dramatismo. Por el otro, esa odisea cómica del conservador de la catedral de Notre Dame, al que nada le sale bien en su intento de salvar las reliquias del templo. Pero quizá sea la vertiente espiritual, con ese toque kitsch tan Annaud e imágenes tan manidas como una gota de agua descendiendo por la mejilla de una virgen de piedra, lo más prescindible de un filme que, pese a sus defectos, mantiene el interés. Y lo hace gracias a su ritmo trepidante, a las emocionantes secuencias de acción y a esa impecable reconstrucción visual de una tarde que conmocionó al mundo.