Image: El futuro ya está aquí

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Cine

El futuro ya está aquí

Se estrena en cineteca El futuro de Luis López Carrasco, una película que retrata cómo los años 80 son un espejo de la actual decadencia de España

17 enero, 2014 01:00

Fotograma de la película El futuro

Pertenezco a la generación mejor preparada de España y al paso que vamos, a la peor alimentada. En un momento de urgencia, "colapso" lo llama Luis López Carrasco, El futuro nos plantea una metáfora a la vez gozosa y demoledora sobre las raíces de la destrucción del "sueño español". El filme nos brinda unas imágenes que además de poseer un profundo calado para quienes, todos, padecemos una crisis insoportable logran algo poco transitado, incorporar las virtudes del cine más radical y moderno de los últimos años para contar algo que importa, que nos afecta, que va mucho más allá del puro juego lingüístico. Su próximo viaje al prestigioso Festival de Rotterdam, tras su éxito en Locarno, rubrican su repercusión internacional.

Luis López Carrasco, del colectivo Los Hijos, es todo un artista que también publica novelas como el libro de ciencia ficción distópica Europa. En él parecen convivir esa figura del intelectual "enragé" de antaño con el artista multidisciplinar y moderno, sin duda una rara avis. El futuro no cuenta una historia, captura una atmósfera plenamente elocuente: "El 82 es un momento muy concreto en el que se evaporan las sombras de la transición y se da paso a una fase de mayor euforia y relajación. Intentamos plasmar esa alegría pero también ese ensimismamiento que surge en miradas que se pierden en puntos de fuga. Se trata de ver lo que te puede retransmitir un rostro, registrar a personas en espacios concretos con emociones con las que te puedes identificar".

Lo que Carrasco pretende no es solo describir ese momento en que España dejaba atrás de forma definitiva el franquismo y se lanzaba con los brazos abiertos a la modernidad, también qué falló entonces para que todo falle ahora. El último plano, en el que la resaca de la fiesta llega 30 años más tarde, nos ofrece el reflejo distorsionado de la euforia: "Con la victoria de los socialistas hubo una sensación colectiva de que ya estaba todo hecho, habíamos ganado. Intento entender cómo entendemos la política, la carta blanca que se le dio con la mayoría absoluta fue una catástrofe. Se cometieron barbaridades. La solución para modernizar España fue desmantelar la industria, muy probablemente porque Francia y Alemania así lo impusieron para no tener competencia. Al final, se quedó en abrir las fronteras para que entren turistas europeos. Hay luces pero hay muchas sombras y este es un momento en el que nos estamos replanteando la historia reciente de España".

El paso del futuro colectivo al futuro individual que implicó la "modernización" también se pone en solfa. "En los años 70 se creía en un porvenir común como sociedad. Eso se rompe en los 80 cuando cada uno piensa en su propio camino, eso es empezar la casa por el tejado. Hay una escena en la que leen el horóscopo en la que he querido expresar esa idea. Los 80 fueron una carrera sin frenos en la que pasó todo: la entrada en Europa y la selección para los juegos olímpicos. Hay una manera de entrar en la modernidad muy performativa, se inocula una forma de ocio nocturno que parte más de libertades adquiridas que conquistadas. Nuestra manera de ser modernos fue una juerga continua. En realidad en España nunca hemos tenido un estado del bienestar desarrollado como en el resto del continente".

Los 80 también como espejo de la actual decadencia. Una época que sin duda parece mucho más feliz que la actual. "No he querido quedarme con el discurso paleo-marxista de que todo fue una mierda. Se trataba de mantener una distancia, de no caer en ese dejarse llevar por las imágenes y la música, ese "qué bien, qué bonito todo", por eso los cortes de luz y de sonido. Pero tampoco quería una mirada de entomólogo, estilo Haneke que los ves como hormiguitas. Hubo cosas positivas en esa época y por ejemplo con ese personaje que defiende a ETA (un cliché en la época en sectores de izquierdas) he querido explicar que la sociedad española sí ha avanzado en cosas. En realidad, también hay una parte de envidia por vivir ahora y no en ese momento que era mucho más feliz".

Finalmente, El futuro también funciona, y esto es muy importante, como caja de resonancia de la música de una época en la que España tenía una de las escenas musicales más activas del mundo. Suenan grupos míticos como Aviador Dro o Ciudad Jardín o más underground como Flácidos Lunes o Los Monaguillosh. Una espectacular banda sonora que también nos recuerda, de forma sutil pero contundente (vale la pena escuchar esas canciones) que los 80 fueron también un estallido de creatividad. Una lástima que algunos estuvieran encantados consigo mismos que se olvidaran de construir este país bajo cimientos más sólidos. La resaca está aquí, y es terrorrífica.