Cine

Vivien Leigh, la belle que conquistó el teatro

5 noviembre, 2013 01:00

Protagonizó 'Lo que el viento se llevó' y 'Un tranvía llamado deseo', por los que obtuvo sendos Oscar, pero tuvo que lidiar con un severo trastorno maníaco depresivo durante gran parte de su carrera. | Celebramos el centenario de la perfecta "belleza sureña" que enamoró a Laurence Olivier.


Tenía ese no sé qué aristocrático de los actores que llevan a Shakespeare en la sangre, pero sus personajes más recordados no son Ofelia ni Titania, sino la superviviente Escarlata O´Hara y la frágil Blanche DuBois. Vivien Leigh nació en la India el 5 de noviembre de 1913, bajo el nombre de Vivian Mary Hartley. Desde muy joven mostró un gran interés por el teatro, y sus padres, que le habían proporcionado una educación exquisita, la animaron a que se matriculara en la prestigiosa Academia Real de las Artes Dramáticas. Tras algunos papeles pequeños, impresionó a la crítica con La máscara de la virtud, de Henriette Duqesnoy. Su agente, John Gliddon, le sugirió que empezara a presentarse con un nombre más artístico: Vivien Leigh, apellido que tomó de su primer marido, Leigh Holman.

Gliddon la recomendó al director Alexander Korda. Con él trabajó en el rodaje de Inglaterra en llamas, en el que Leigh comenzó un romance con su (también casado) compañero de reparto, Laurence Olivier, una eminencia en el West End por sus representaciones de Shakespeare. La química entre ambos fue tan evidente que, cuando Leigh se presentó ante Korda anunciándole que estaban enamorados y se iban a casar, éste repuso: "No seas tonta. Lo sabe todo el mundo. Yo lo sé desde hace semanas y semanas". Mientras tanto, Leigh siguió puliendo su talento en el teatro, y coincidió de nuevo con Olivier en Hamlet, interpretando a Ofelia. Para entonces ya vivían juntos, resignados ante la negativa de divorcio que recibieron de sus respectivos cónyuges. En una de las representaciones de Hamlet Olivier presenció por primera vez uno de los 'ataques' de Leigh. Sin motivo aparente, la actriz comenzó a gritarle, furiosa, antes de salir a escena. Su extraño comportamiento no se reflejó en su actuación, pero era un síntoma temprano del trastorno bipolar que se manifestaría años más tarde.


Vivien Leigh y Laurence Olivier en una representación de Hamlet, en 1937

Poco después, la pareja viajó a Hollywood. Él, para darse a conocer en los Estados Unidos, en la adaptación de Cumbres borrascosas de William Wyler. Ella, para el papel de su vida: Escarlata O´Hara en Lo que el viento se llevó. Leigh bordó a la caprichosa belleza sureña atrapada en plena Guerra de Secesión, y supo conciliar la picardía que exigía la juventud de su personaje con una fortaleza sobrehumana, capaz de sacar adelante a su familia y su rancho, Tara, el verdadero amor de su vida. El rodaje fue duro: el productor David O. Selznick intervino constantemente, dificultando la labor del director, George Cukor, que finalmente fue reemplazado por Victor Fleming, algo que sin embargo no impidió que siguiera asesorando a Leigh y a su compañera Olivia de Havilland hasta el final de la filmación. El resultado fue la primera película en color en ganar el Oscar, y una de las más galardonadas de la historia, con ocho estatuillas, entre ellas la de Mejor Actriz para Vivien Leigh. La farándula hollywoodiense ya la consideraba una estrella, pero ella siempre rechazó ese calificativo. "Ser sólo una estrella de cine es llevar una vida falsa, basada en valores falsos y en la publicidad", sostuvo.

En 1940, tanto Leigh como Olivier obtuvieron el divorcio, y ese mismo año se casaron. A la boda siguió un periodo de calma. Leigh protagonizó El puente de Waterloo, Lady Hamilton (junto a su esposo), César y Cleopatra y Ana Karenina. A la par no descuidó su carrera teatral, y tras su papel en el West End de Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, repitió en la suavizada adaptación cinematográfica de Elia Kazan. Blanche le consiguió su segundo Oscar, pero también la empujó a la locura, según su propio testimonio. A pesar del reconocimiento de la crítica, se sentía muy insegura sobre su propio talento. Esto la llevó a sufrir varias crisis nerviosas que culminaron con su sustitución en La senda de los elefantes y con el fin de su matrimonio. En 1960, Olivier y ella se divorciaron. La presencia de Leigh tanto en el cine como en los escenarios no disminuyó, e incluso ganó un premio Tony por el musical Tovarich. Liberada de la constante comparación entre su trabajo y el de Olivier, Leigh, sin embargo, comentó en alguna ocasión que hubiera preferido una vida corta con su 'Larry' que una larga sin él. A las depresiones se sumó un rebrote de la tuberculosis que la aquejaba desde hacía un par de décadas. La noche del 7 de julio de 1967, la gran dama del teatro falleció en su casa de Londres a los 53 años.


Vivien Leigh junto a Marlon Brando, en un descanso del rodaje de Un tranvía llamado deseo