Image: La chica mágica de Vermut

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Cine

La chica mágica de Vermut

12 septiembre, 2013 02:00

Bárbara Lennie y Carlos Vermú durante el rodaje de Magical Girl.

El Cultural visita el rodaje de 'Magical Girl', segundo largometraje de Carlos Vermut, autor de la revolucionaria 'Diamond Flash', quien junto a la actriz Bárbara Lennie desvela las claves de la película.

Lo anunciamos hace más de un año, con el estreno on-line del "sorprendente, casi milagroso debut de Carlos Vermut". Diamond Flash se ha convertido ya prácticamente una pieza de culto -votada por los críticos de El Cultural entre las cinco mejores películas del cine español de 2012-, y no ha cesado de ganar adeptos en los últimos meses. Realizada con apenas 25.000 euros, la película proponía una inquietante hibridación de genéros, entre el fantástico y el cine social, bajo la estructura de un relato-collage que daba una importancia crucial al trabajo de los actores y a la generación de misterios con la figura de un superhéroe que permanecía fuera de campo. En la entrevista que por entonces publicamos con Vermut, el joven madrileño ya anunciaba cuál iba a ser su próximo proyecto, Magical Girl, que estaba dispuesto a rodar de nuevo con un presupuesto ínfimo si fuera necesario. No lo ha sido. Diamond Flash llamó la atención de la productora Aquí y Allí Films, así como de la distribuidora Avalon y de Canal +, quienes han respaldado la financiación (privada) de Magical Girl con un presupuesto de medio millón de euros.

Tras cinco semanas de rodaje canicular en diversas localizaciones de Madrid y Segovia -en su obsesiva búsqueda por el realismo, Vermut prefiere rodar en espacios que no se vean alterados por la producción ni la dirección artística-, y con un reparto encabezado por Luis Bermejo (El señor de Juan Cavestany), Bárbara Lennie y José Sacristán, Magical Girl ya se encuentra en proceso de montaje, con su estreno previsto para la primavera de 2014. Según las notas de producción, "Magical Girl es un drama con cortes de cine negro ambientado en el Madrid actual con matices de la cultura japonesa". En una librería de viejo del barrio de La Latina de Madrid, durante la última semana de rodaje, en visita de El Cultural al rodaje, Vermut hacía hincapié en que el filme "será una película más precisa en muchos sentidos que Diamond Flash". Los vínculos tarantinianos de su debut eran manifiestos, y el cineasta establece una ilustrativa analogía: "Si aquella fue Pulp Fiction, esta será Jackie Brown, es decir, más clásica, más lineal. Tiene algún misterio, pero la considero una película más férrea que la anterior. Sigue habiendo una hibridación de géneros, aunque tampoco me gusta refugiarme en lo críptico".

Bárbara Lennie e Israel Elejalde en un momento del rodaje.


El título del filme hace alusión a un género del manga japonés, en torno a niñas que se transforman en hadas. El centro del relato de Magical Girl lo ocupa Luis, un padre corriente que, para cumplir el sueño de su hija enferma de leucemia, Alicia, debe conseguir el vestido exclusivo de la serie manga Magical Girl Yukiko, pero cuesta una fortuna y Luis está en paro. La desesperación le sumerge en una red de oscuros chantajes sobre los que se construye la trama. En la escena en la librería Juanito donde tuvo el lugar el rodaje durante la visita de El Cultural, Luis va a vender libros para conseguir dinero. Según Vermut, "la película habla de la fascinación por la lucha entre el instinto y la razón, un estado latente en cada persona, que nos convierte en seres en eterno conflicto. El contraste entre el mundo del manga, colorido, dulce e inofensivo, se mostrará en una interesante oposición con los bares de barrio y las casas de extrarradio, porque en el mundo, a diario, el misterio está en descubrir cómo convive todo ello."

La estructura en ‘set-pieces' de Diamond Flash, articulada en una serie de diálogos entre dos personas, también será la columna narrativa de Magical Girl. "Supongo que hay una intimidad en las conversaciones entre dos personas que en el cine se está perdiendo -señala Vermut-. Tanto la trama como los diálogos entre personajes están aquí al servicio de una idea superior, algo que distingue la película de Diamond Flash. En gran medida, Diamond Flash era un ejercicio de estilo". Una de las características más sobresalientes de su debut descansaba en la calidad interpretrativa de los actores, casi todos ellos desconocidos, lo que hacía pensar en largas sesiones de ensayos y en un respeto absoluto a las líneas de diálogo: "Tiendo a ensayar con todos los actores, pero aquí lo he tenido más difícil por las fechas. Me he dado cuenta de que más que ensayar las escenas, lo que hago es hablar mucho con ellos. No les doy demasiada información sobre los personajes, sino que más bien trabajamos el tono y los gestos. Trabajo desde lo general a lo particular, pero sin estar encima del actor, dejando que haga lo que quiera. Sí le pido fidelidad al texto, aunque tampoco me importa que cambien los diálogos si es necesario", explica el cineasta.

"Me impresionó mucho Diamond Flash por el nivel de las interpretaciones, y tener la posibilidad de trabajar con alguien que cuida el trabajo de actores de ese modo era todo un estímulo para mí", sostiene Bárbara Lennie (Obaba, Todas las canciones hablan de mí, La piel que habito, etc.), quien tras ver la película se interesó automáticamente por conocer a Vermut y trabajar en su próximo proyecto. "Yo pensé que íbamos a tener mucho ensayo previo porque la película es muy compleja, y mi personaje está muy alejado de mí, es muy enigmático, pero Carlos en verdad no ha sido nada obsesivo, tenía mucha confianza en que las cosas fueran saliendo. Ni siquiera hemos hablado mucho del guión ni hemos hecho un trabajo de mesa exhaustivo. Le interesaba mucho que el actor decidiera sobre el pasado del personaje, sobre la dirección que debía ir tomando. Tuvimos dos o tres días de ensayo en la semana previa al rodaje y ya está. Me sorprendió mucho, pero luego el rodaje ha sido muy tranquilo, muy fácil de llevar, sin sobresaltos". Con un equipo reducido, de apenas veinte personas, Vermut destaca también la fluidez con la que se ha desarrollado el rodaje: "Ha sido tan fluido que es sospechoso, que algo ha tenido que ir mal", bromea.

José Sacristán y Carlos Vermut.


Otra aspecto que distingue a su segundo largometraje es que en esta ocasión Vermut ha contado con actores de tirón mediático. "Lo hubiera hecho en la primera película, pero no tenía los contactos para ello. Siempre he sido muy seguidor de Bárbara, desde que la vi en Más pena que gloria, y este era un buen momento para hacerlo. Ya no es solo mi película. Yo no la produzco. ¿Quién no quiere trabajar con Pepe Sacristán o con Bárbara Lennie? Más allá de ser populares, es la calidad interpretativa. Cuando se vea la película, se entenderá por qué he contado con ellos". La actriz madrileña, Juana de Avis en la serie Isabel, asegura que pocas veces ha recibido "un papel tan goloso, en el que puedas ofrecer una gama de registros a la que nunca me había enfrentado. Es una mujer que se medica, con problemas psicológicos, y se ve envuelta en una situación que la sobrepasa y desencadena su huida hacia adelante. La gracia de la película es que nunca sabes hacia dónde avanza, y eso era importante conservarlo en la actitud enigmática del personaje. Tardé mucho en comprenderla, porque todo era muy extraño al principio".

El personaje protagonista lo escribió Vermut con el actor en mente: "Estaba cerrando el casting a la vez que escribía el guion, y por tanto la película se ha ido completando con los actores. Lo mismo ocurrió con Bárbara Lennie. Cuando conoces la cara para la que estás escribiendo, el personaje puede tomar otros derroteros que no habías imaginado". En el paisaje del cine español, enfrentado a tantas dificultades, no deja de ser un estímulo para los creadores que apenas un año después de su ópera prima, Vermut haya finalizado ya el rodaje de su segunda película. "No me gusta estar quieto y he tenido la gran suerte de encontrar el apoyo necesario para completar el proyecto con recursos que sobrepasan mis expectativas", dice. Teniendo en cuenta su estreno previsto para la primavera de 2014, no sería extraño que Magical Girl se presentara en el Festival de Cannes, donde la productora del filme ya recibió en 2012 el Premio de la Crítica con su primer largometraje, Aquí y allá, de Antonio Méndez Esparza. Habrá que estar muy atentos.