Image: Mario Martone: Italia nació en la mente de los poetas

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Cine

Mario Martone: "Italia nació en la mente de los poetas"

El director napolitano recibe el premio de honor del Festival de Cine Italiano, que arranca este viernes con Noi credevamo, su versión del Risorgimento

26 noviembre, 2010 01:00

Mario Martone.

A lo largo de la semana el certamen ofrece gratuitamente en los cines Verdi de Madrid una variada panorámica del cine italiano contemporáneo

Toda nación es un laberinto de intereses, ideales y aspiraciones más o menos nobles, más o menos mezquinas. Un laberinto con infinitos callejones, algunos con salida y otros no. Pero da la sensación de que en Italia esa infinitud de galerías e itinerarios posibles está elevada al cuadrado. Muchos de los graves problemas que hoy padece proceden de los años en que nació como un reino unificado hace 150 años, gracias al impulso del Risorgimento. El director Mario Martone, en una especie de terapia psicoanalítica en busca de los traumas nacionales, ha vuelto a ese origen convulso con su película Noi credevamo (Nosotros creíamos), que dura casi tres horas y le ha costado seis años de trabajo. El esfuerzo empieza a recoger sus frutos: la gente está acudiendo en masa a verla en Italia y ha despertado un intenso debate entre los historiadores. Este viernes se pasa a las 19.30 en los cines Verdi de Madrid (también el próximo martes a las 11.00 horas) en el marco del Festival de Cine Italiano de Madrid, que ofrece un año más una rica panorámica de la cinematografía italiana contemporánea.

Pregunta.-Dice que la película es una especie de psicoanálisis de nación italiana, que se siente enferma y busca el origen de sus problemas en su nacimiento y su infancia.
Respuesta.- Sí, es lo que he hecho: parto del malestar actual y busco en el pasado los traumas que arrastramos hasta hoy. Cuando nace Italia ya está la tensa relación entre el norte y el sur, que todavía no ha sido gestionada como corresponde, y los poderes ocultos que gobiernan en la sombra. Un ejemplo claro de esto último es Francesco Crispi, que pasó de ser conspirador a monárquico y luego primer ministro, y que siempre fue sospechoso de estar detrás del atentado de París contra Napoleón III, aunque jamás se ha probado.

P.- Retrata el Risorgimento a partir de cuatro episodios concretos poco conocidos. ¿Por qué?
R.- El primer atentado terrorista en Europa lo cometieron unos italianos que lanzaron una bomba contra Napoleón III y provocaron ocho muertos y 150 heridos. Y muy poco después de nacer el Reino de Italia el ejército atacó a los voluntarios garibaldinos. Son muchos los episodios, algunos de nuestra historia reciente, que nos han sido ocultados a los italianos. La película nos advierte que esto viene sucediendo desde el origen de la nación. El público descubre cosas nuevas del pasado histórico que no le han sido explicadas en la escuela.

P.- ¿Qué lección valiosa puede ofrecer esta película a la clase política italiana?
R.- Italia vive un momento muy difícil, con una grave crisis económica, moral y política. Hay una gran resignación. A muchos políticos les interesa hacer creer que es una situación difusa, contra la que poco se puede hacer. Es una manera de mantenerse en sus cargos sin tener que esforzarse demasiado en mejorar las cosas. Pero una cierta parte de la sociedad italiana empieza a decir que ya basta, que es momento de acabar con el régimen político-televisivo bajo el que vivimos y que esconde un ideal reaccionario. La gente ha acudido en masa a ver Noi credevamo porque la ven como una película política, más que histórica, que les habla de los problemas de Italia en el presente.

P.- ¿Y a Toni Servillo le costó meterse en la piel de Giuseppe Mazzini, el ideólogo del Risorgimento?
R.- Mazinni es una figura shakespeariana. Siempre vestido de negro, con la idea republicana en la cabeza durante toda su vida, mientras que el resto de los italianos acabaron aceptando la monarquía. Pasó de ser un líder con un poderoso ejército clandestino a sus órdenes a ser un viejo despreciado y que, a pesar de su importancia, apenas se le conoce fuera de Italia. Para encarnarlo hacía falta un actor con mucho carisma y Toni Servillo es hoy en día en Italia el actor que tiene este peso.

P.- La gente de la cultura está en pie de guerra en Italia. ¿Cómo describiría la situación?
R.- La cultura está siendo atacada. Y hablo de la cultura en un sentido amplio, porque se está atacando a la escuela, a la universidad, a la investigación científica y académica, el patrimonio arqueológico, el cine, el teatro, la música... Y eso es algo muy grave: hay una relación directa entre el derrumbe de la casa de los gladiadores en Pompeya y la crisis de la escuela elemental.

P.- Noi credevamo (Nosotros creíamos) es un título significativo. ¿Diría que los italianos todavía creen en su nación como una República unida?
R.- Es el título de una novela que me causó un gran impacto. Se refiere a los patriotas del siglo XIX, pero podría referirse a los partisanos de la II Guerra Mundial o a los movimientos sociales de los 60 y 70... La Italia democrática ha sufrido muchas derrotas pero siempre ha terminando alzando la cabeza. En los últimos años Italia ha ido perdiendo muchas de sus conquistas democráticas y es la hora de empezar a recuperarlas.

P.- Decía el otro día Saviano en la RAI que Italia, a diferencia de las otras naciones europeas, nació de un sueño. ¿Lo ve así también?
R.- Sí, Italia nace en la mente de los poetas, sobre todo de Dante. Él, en cierto modo, es el creado de Italia. Pero es verdad: Italia es un sueño de los poetas. Por eso también es frágil, y los ciudadanos tienden muchas veces a demandar la protección de un poder autoritario. Lo importante para mí es ser capaces de estar a la altura de ese sueño tan bello.

'Puntos calientes' del programa de proyecciones

En los tiempos que corren hacer cine en Italia no es tarea sencilla. El tajo del gobierno de Berlusconi a la cultura ha sido brutal y los productores privados no están para asumir demasiados riesgos. Hacer una película se convierte en un acto de fe, que se acerca a lo milagroso. Aun así la creatividad no se puede contener. Siempre aflora, por una vías u otras. La III edición del Festival de Cine Italiano de Madrid intenta ofrecer visión variada y lo más completa posible de su filmografía más reciente, con pases gratuitos (en los cines Verdi) de una amplia diversidad de películas facturadas en el país transalpino . Destaca sobre todo la presentación en España de Noi credevamo, la imponente versión del Risorgimento elaborada por el director napolitano Mario Martone, que estos días arrasa en los cines italianos.

En la sección de largometrajes le acompañan 20 sigarette, de Aureliano Amadei, que narra el atentado sufrido por el ejército italiano en Nasiriya, en Iraq, saldado con 19 muertos. Él fue el único civil superviviente de la masacre y cuenta la trágica experiencia en esta película. También se encuentra La prima cosa bella, seleccionada por la Academia del Cine Italiano para luchar por el Oscar. En el apartado de documentales, destaca la presencia de 1960, en el que Gabriele Salvatores regresa al territorio feliz de la infancia, roto por la necesidad de su hermano viajar al norte del país para labrarse un futuro.